TEXTO 99

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Dame un respiro.

Al menos compartamos el dolor.

No quisiste compartir juntos la vida.

Date cuenta que por ti, yo me olvidé de la mía.

Por verte sonreír, y no por mi causa.

Por verte llorar, cuando tu mano tomaba.

Por pedirte calor, y solo me congelebas.

Por las veces que titubeaste cuando te pregunté si me amabas.

Son detalles pequeños que me causaron gran daño.

Tu sinceridad pasaba a ser un engaño.

Entendí que no te necesito pero te extraño.

Tú nunca me comprendiste en su momento que te amaba más no te idolatro.

Tu abrasador desinterés forjó mi carácter.

No soy el mismo de ayer, tampoco quiero ser el de antes.

Espero que no llegue el día en que te arrepientas de como me trataste.

Primero muerto antes que eso pase, tienes un abismal orgullo.

Puedes morirte con tu fallo y llevártelo al otro mundo.

Nadie se arrepiente al momento de su error.

Pero si el error pasó a ser un éxito no busques tu redención.

Empañaste fuerte mi vista, me costó ver con claridad.

La ilusión de tu persona cuestionó el curso de la realidad.

Ataste tan fuerte mi raciocinio, que no daba cabida al poder pensar.

Entre nuestra cálida compañía, abundaba la gélida soledad.

En vez de enlazar correctamente no obtuvimos conexión.

La interferencia fue difícil de soportar.

Pensaba el darnos amor y más allá era un manjar.

Para un paladar novicio el primer bocado pasa a ser adicción.

En mí, no sé dónde radica el problema.

Tampoco es que sea nulo la posibilidad de que no los posea.

La idea de tenerte en mi vida es que hagas que me olvide de ellos.

No de agrandarlos más, ni de hacer mi corazón más pequeño.

Debías de hacer que la herida detuviera su sangrar.

Usar tus besos como aguja y tus caricias son el hilo para que me puedes suturar.

Confiaba plenamente en que podrías con la responsabilidad.

Tuve altas espectativas que tu supiste pisotear.

Es un fastidio el tener que lidiar con este vacío.

En estas ocasiones pido que la vida fin me dé.

Me dice que camine recto y sin mirar por el extenso pasillo.

Pues quiero hacer placentero mi paso al otro mundo en el jardín del Edén.

Si, muy bueno el coqueteo de la vida.

Lleno de caricias furtivas y fuertes arremetidas.

Arrinconadas en especiales casos.

Pero si me pierdes de vista, me pierdes de tus manos.

Luego yo utilizo las mías.

Tocaré el sentir de mis viejas heridas.

Mis versos son más vívidos, pues mi voluntad envuelve cada línea.

Para la vida soy el color, para la vida soy el prisma.

Mis lamentos son el cántico en el sendero hacia mi meta.

Quiero y voy a transcender, me abstendré a todas las consecuencias.

La vida es una sola, pero la mía es longeva.

Pues mi carcasa se pudre y mi alma permanecerá en mis letras..

Keiv

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