Escritos personales

TEXTO 91

Mi sistema se depura.

 Pasa cada que hago oraciones puras.

 Siempre tengo letras, no me quedo sin ninguna.

 Tenga musa o esté en blanco para escribir nunca tengo excusa.

 Nada me frena de hacerlo.

 Si no lo hago se sobrecarga mi cerebro. 

 Tanto verso por plasmar y que cuando lo plasmo se siente intenso.

 Como un sismo inexplicable que sacude hasta la última célula de mi cuerpo.

 para seguir fluido hay muchas cosas que frecuento evocar.

 Dolor, felicidad, emociones fuertes que exhibir.

 Que me faciliten la descarga en cualquier papel a la hora de escribir.

 Donde mi sentir humano y la tinta en mi cuaderno juntos se van a diluir.

 Las líneas siguen siendo mis fieles cómplices.

 Que si me ahogo, o me salvan o conmigo caen en el vórtice.

 De ellas puedo decir que desde su llegada no se han marchado.

 Y que fueran cuales fueran mis errores, limpian lo que en mí ha sido manchado.

 Gracias a este mundo siento que me elevo.

 Que la vida no es más que la espera de una segura extinción.

 Para no aburrir la mía, encontré este pasatiempo.

 Ahora le devuelvo vida a la vida con lo que la misma me otorgó.

 Hay más enamorados de este arte, de la escritura no soy hijo único.

 No soy su primogénito y tampoco el último.

 Esto lo hace quien lo ame, desde el superdotado hasta el más estúpido.

 En esto nadie es el final del mismo o el génesis.

 Te doy una exégesis, antes de ser un káiser hay que saber lo que es ser súbdito.

 Es una lección inequívoca.

 No se es corregido un camino mal tomado cuando es inexistente una constructiva crítica.

 De aquellos que por no tener una guía fueron recompensados en el ahora con una estadía insípida.

 Y por ello dan su testimonio para que no se arrepientan otras vidas.

 No tengo adiestramiento, solo forme mi criterio.

 Si adquirí este don o vino desde mi concepción, no me me paro a pensar en eso. 

 Tampoco exprimo la que aprendo, aunque no quita que no duerma por seguir escribiendo.

 Descanso luego de saber que con mis palabras le doy alas a quienes se sentían en descenso.

 Mi limpieza no es sacar lo infame de mi interior.

 Es dar a conocer mi humanidad más allá de mi afición.

 Que no expreso solo por liberación, que independientemente me causa satisfacción.

 Con calma, honestidad y acompasando la respiración.

 Si, por cada prosa se me acelera el corazón.

 Ya que siento en mis manos una forma de salvación.

 De la tierra que pisamos.

 La casa donde habitamos.

 Y los motivos de seguir luchando.

 Puede que no llegue a cada plaza.

 Pero poco a poco siempre se puede recuperar la perdida esperanza.

 No por conseguir idolatría y alabanzas. 

 Es por que vivo o viví en carne propia por lo mismo que tú pasas.

 Keiv.