Kimberly's POV
Llegamos a su casa y sus padres casi ni notaron nuestra llegada, estaban embobados viendo algo en la televisión, pero antes de que yo pudiese subir las escaleras su madre se acercó a mi, no puedo negar que me dio un poco de miedo, pero sabía que sólo quería saber quien era. Verónica ya me dijo como se llaman sus padres y su hermano, así que digamos que les sorprendí.
- Amelia: Y tú...¿quién eres?
- Yo...me llamo Kimberly - hice una pausa - encantada señora Amelia - ella se rió.
- Amelia: No hace falta que me digas señora, con que me digas Amelia me conformo. Encantada Kimberly, Verónica nos ha hablado mucho de ti - sentí como mis mejillas empezaron a arder, aquello me daba mucha vergüenza.
- Bueno, creo que será mejor que me vaya ya - les sonreí y me fui escaleras arriba.
Cuando entré en la habitación de Verónica ella estaba dormida en un lado de la cama y abrazada a un peluche, aquella imagen era la más adorable que había visto de ella, estaba tan tierna que parecía inocente e indefensa, pero en cuanto comencé a acercarme a ella se removió en la cama, se dio la vuelta y se me quedó mirando con una sonrisa.
- Verónica: Hola - me dijo con su voz ronca, la cual me encantaba - te he dejado una camiseta por si quieres - y me señaló con la mano su escritorio.
- Gracias - la devolví la sonrisa aunque no creo que la viera ya que no había luz en toda la habitación, y la única luz que entraba era la de la luna y sólo la iluminaba a ella, esa sí que era la imagen más perfecta. Me desvestí y me puse la camiseta que ella me dejó, me metí en la cama y la abracé para dormir abrazada a ella - te amo.
- Verónica: Yo también te amo.
Me encantaba dormir ella, era un a de mis cosas favoritas, sentía tanta paz y tanta tranquilidad...Viví en su casa durante dos meses ya que sus padres decidieron comprar un apartamento para nosotras cuando empezamos la universidad, lo cual agradecí.
Dos años después
Verónica's POV
- Mira lo he estado pensando mucho y lo tengo claro, quiero casarme con ella, y además ella lleva dándome indirectas sobre ello mucho tiempo, y lo he pensado y yo también quiero - no podía parar de sonreír - la amo mucho y mi sueño es casarme con ella y formar una familia.
- Gala: Pues si tu lo tienes claro entonces genial, nosotros estamos muy felices y contentos por ti, ya sabes que te queremos y te apoyamos en todo - los dos me miraban con una cara de felicidad casi igual que la mía, me encantaba que me apoyaran tanto.
- Álvaro: Claro que sí, además yo llevaba ya mucho tiempo esperando esto, no puedo estar más contento por ambas - y me abrazaron, todos empezamos a llorar por la emoción, yo la primera, porque después de todo aquí estaba, decidida a pedirle matrimonio al amor de mi vida.
Después de estar con ellos como una hora, la cual se me hizo infinita, me fui a nuestro apartamento, cuando entré vi a Kimberly con unas amigas viendo una película y como estaba tan cansada decidí unirme y me senté en el sofá con ellas.
- ¿Qué estáis viendo? - todas me dijeron al unísono que me callara, vaya se nota que les gusta la película.
- Kimberly: Es una de esas románticas que nos gustan, ya sabes - me susurró - por cierto, ¿dónde estabas?.
- Con Gala y Álvaro dando una vuelta - iba a hablar, pero yo también me estaba empezando a enganchar a la película y la hice callar tapándole la boca.
Durante la película no escuchó ni un solo ruido, pero claro llegó el momento en donde el chico le pide matrimonio a la chica y todas las amigas de Kimberly empezaron tirarme indirectas muy directas la verdad.
- Lucía: Oye Vero ¿y tú cuando piensas pedirle matrimonio a Kim? - ya tenían que empezar, como odio estos momentos.
- Pues cuando algún día, no os preocupéis, además no corre prisa ¿o sí? - miré a Kimberly quien me miraba emocionada - a ver Kim, yo ya te he dicho que mi sueño es casarme contigo y formar una familia, y lo vamos a hacer, te lo prometo, pero no se aún somos jóvenes y de todas formas cuando ese momento llegue, llegará y ya.
- Paula: Bueno, bueno, pero no te demores mucho en ello ehh, que ella, y todas, tenemos esa ilusión - no pude evitar reírme.
- Lo prometo chicas, lo prometo.
Al día siguiente fui a casa de mis padres para hablar con ellos sobre esta decisión y para que me ayudaran con todo aquello ya que tenía pensando declararme dentro de muy poco, y no me juzguéis por lo que la dije, no podía dejar que sospecharan nada, esto tenía que ser todo una sorpresa y si las amigas se olían algo no iba a serlo. Mis padres me apoyaron y me dijeron que me ayudarían en todo lo que necesitase.
Para empezar les dije que iría esa misma tarde a la joyería para comprar el anillo, y que tenía pensado declararme dos días más tarde para poder preparar una gran sorpresa, aunque aún no sabía lo que la iba a preparar. Después de ir a la casa de mis padres volví al apartamento, quería dormir un poco, pero Kimberly no me dejó, tenía un plan mejor, ya me entendéis, y así estuvimos toda la mañana, pero por la tarde tenía que irme, intenté convencerla de que tenía que hacer algo importante.
- Vamos Kim déjame levantarme - me tenía agarrada por la cintura - tengo que irme un momento, tengo que hacer algo importante.
- Kimberly: No quiero - me hizo un puchero, ella sabía que nunca podía resistirme a ellos y que siempre que los hacía acababa haciendo lo que ella quería - hoy no tenemos nada que hacer, venga quédate, por favor.
- Kim... - la advertí - mi amor tengo que ir a hacer una cosa, luego vuelvo.
- Kimberly: Pero Vero... - me encanta cuando pone esa voz de niña pequeña - está bien, ve, pero cuando vuelvas quiero mi recompensa - alzó una ceja y me sonrió.
- Por supuesto mi amor - la besé y sin más me levanté de la cama y me vestí lo más rápido que pude y salí de casa.
Fui a la joyería y estuve allí un buen rato, me costó mucho elegir el anillo perfecto para Kim, pero al final lo encontré, era de oro blanco y tenía unas rositas decorándolo, y por dentro puse una dedicatoria "te amaré por siempre. V.",guardé la caja, la cual había seleccionado sabiendo el color favorito de Kimberly ya que era una sorpresa y cuando salí de la joyería me dirigí a mi casa, iba a cruzar la calle y de repente sentí un impacto y todo se volvió negro, sólo pude escuchar una voz pidiendo ayuda y de pronto nada, ya no podía oír nada. Sentí todo mi cuerpo relajarse, y luego no sentí nada.
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La Verdad
FanfictionEn la vida siempre hay circunstancias que hacen que dejes de ser tú misma para convertirte en alguien a quién si te miraras en el espejo no reconocerías. Pero tarde o temprano la verdad es descubierta.