Capítulo 36: De vuelta

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Kimberly's POV

Verónica me acostó con cuidado en la cama, yo no podía dejar de mirarla, esta actitud me había sorprendido, pero la he echado tanto de menos que no podía esperar para me hiciera el amor. Ella se quedó de pie mirándome fijamente mientras se quitaba su camiseta y después volvió a por mí. Se tumbó encima de mí y comenzó a besarme apasionadamente, había extrañado el sabor de sus labios. Desesperada agarré sus manos y las guié por todo mi cuerpo, necesitaba que recorriera cada centímetro de mi piel, y así lo hizo. Ella deslizó una de sus manos por mis caderas acariciándome, lo cual me provocaba escalofríos, después empezó a subir la mano lentamente acariciándome a cada paso hasta llegar a mis pechos los cuales estaban descubiertos, acarició la zona y luego pasó su lengua dejándome completamente sumergida en la agonía, necesitaba más.

-  Ah,si...sigue - la dije en un susurro casi inaudible ya que con lo excitada que estaba no podía ni hablar. Ella levantó la vista, me miró y sonrió. Sabía que esa sonrisa no podía significar nada bueno, nada bueno para mí claro, sabía lo que iba hacer, me haría que la suplicara, pero yo no iba a hacerlo, no iba a caer en su juego.

Se acercó a mí y me besó, cuando lo hacía no podía evitar dejarme llevar, poco a poco fue bajando sus besos hasta llegar a mi cuello, solté un gemido con el simple contacto de sus labios ahí, era mi punto débil y había estado tiempo sin ser acariciado por sus labios. Poco a poco mientras intercambiaba besos y mordiscos en mi cuello una de sus manos viajó hasta el borde de mi pantalón y en un movimiento rápido me lo quitó, sólo me quedaba una prenda y ella aprovechó para hacer lo que había pensado, comenzó tocando suavemente la zona y yo solté otro gemido, pero esta vez más alto, mientras acariciaba la zona sus labios volvieron a mis pechos, en ese punto yo ya estaba demasiado excitada, necesitaba que entrara en mí, pero no podía decírselo, eso sería darle el gusto y yo no lo haría. 

- Verónica: E...estás mu...muy mo...jada - la escuché reír - me en...canta - me dijo en un susurro al oído lo cual hizo que gimiera de la impresión y que ella sonriera porque estaba consiguiendo lo que quería.

El simple roce de su cuerpo con el mío hacía que el placer de en esa habitación se intensificara y nuestros corazones se aceleraran, le quité el resto de la ropa que le quedaba y ella me quitó esa última prenda, y sin piedad alguna metió dos dedos dentro mí sin que a mi me hubiera dado tiempo a reaccionar por lo tanto solté un gemido que llenó por completo la habitación. Comenzó con movimientos lentos para hacerme agonizar y yo sólo podía morderme los labios y cerrar los ojos para no matarla. Me miró sonriendo y aceleró los movimientos, pero luego volvió a parar y hacerlo lentamente.

- Verónica: Ve...venga, dí....melo - dijo mirándome a los con los suyos llenos de lujuria.

- N...no - fue lo único que pude decir. 

- Verónica: Va...mos Kim, sé que qui...eres, sólo ti...e...nes que de...cir...lo, ve...venga - Ya no podía más, necesitaba terminar ya con aquello, así que mientras ella aceleraba y frenaba los movimientos solté y gemido que fue más un grito de desesperación.

- ¡Dios!, ¡fóllame ya por dios!, ¡no puedo más! - ella sonrió con cara de victoria, como la odio ahora mismo.

Verónica comenzó otra vez con los movimientos rápidos haciéndome delirar, toda la habitación estaba inundada por mis gemidos, estaba a punto de llegar al orgasmo y fue ahí cuando sentí los dedos de Verónica salir de mi, y antes de siquiera poder matarla noté su lengua en mi centro. Comenzó con movimientos rápidos para seguir como antes y después comenzó a hacer círculos lo que provocaba que yo no parase de retorcerme.

- ¡Ah dios!, ¡sigue!, ¡más rápido! - en ese momento estaba otra vez a punto de llegar y ella aceleró aún más los movimientos haciendo que ambas llegáramos al orgasmo a la vez ,y justo ahí sentí a Verónica probándome. Después subió despacio hasta quedar cara a cara conmigo y me besó para luego acercase a mi oído y susurrarme con esa voz ronca que me pone aún más.

- Verónica: Sabes de...li...cioso - y mientras fue deslizando otra vez una de sus manos hasta mi centro para volver a embestirme mientras yo acariciaba su espalda cada vez más fuerte hasta que cuando llegué otra vez al orgasmo la arañé pero sin llegar a dañarla, más bien por sus gemidos pude notar que fue un dolor  placentero.

Cuando acabamos Verónica se quedó unos segundos encima de mí y después se acostó a mi lado para poder recuperar el aliento, ambas estábamos bañadas en sudor debido a todo el esfuerzo pero aún así no me importó y me abracé a su cuerpo para relajarme, la miré y cuando nuestros miradas se encontraron supe que la Verónica de siempre había regresado y esta vez no se iría. Tiempo después nos quedamos dormidas abrazadas la una a la otra, y después de muchos meses sin poder dormir por fin conseguí dormir más de dos horas seguidas, y como no todo era debido a ella, como siempre, lo cual al despertarme y verla ahí conmigo, me hizo sonreír.











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