Diane salió reluciendo su atuendo de siempre con la excepción de que usaba un collar con un dije de una flecha. Su atuendo era un suéter pegado y largo, le quedaba unos siete centímetros por arriba de la rodilla, este suéter era rojo y con mangas, y con cuello alto dejando una pequeña cantidad de tela amontonada en dicho sitio, y no podemos olvidar una abertura en forma de corazón que había en la mitad de sus pechos dejando una pequeña porción de ellos a la vista, y no nos olvidemos de unas botas negras con un poco de tacón.
─Bien, estoy lista. Ahora hay que esperar a Armando─Dijo Diane y se sentó en el sillon, mientras Edgar lo hacía también y juntos comenzaron a leer un libro "El Alcantilado De Los Susurros".
Al cabo de unos minutos, cuarenta apróximadamente, el golpeteo repetitivo sobre la puerta llamó la atención de ambos y rápidamente el azabache corrió a abrir.
─Hola Armando y... ?─Saludó el niño, pero al percaptarse de la presencia de un chico músculoso y rubio se confundió.
─Howser.─Se presentó el joven. Seguidamente unos brazos rodearon el cuello para luego sentir el calor en su pecho y el aroma a canela invadió su oxígeno.─Hola Diane─Saludó soltando lagrimas de felicidad.
─Hola Copete.─Sonrió y besó su mejilla. Gowther frunció el ceño y Edgar sonrió pícaramente.
El rubio se separó del abrazo, para tomar las mejillas de la castaña─Extrañaba que me llamarás así─Jaló las mejillas de Diane─Y lo odio.
─¡Ay! ¡Ay! ¿Así tratas a tu amiga? ¡Ay!─Lloriqueaba Diane, aunque los otros dos se retorcían al tener que contener la risa.
─Te suelto, pero ni intentes llamarme así denuevo─Se quejó y solto a Diane, seguidamente la abrazo─Te extrañé.
─Yo también─Correspondió la castaña.
─¡Bien!─Expresó Gowther con una sonrisa─¿Por qué no empezamos nuestro día?
─¡Sí!─Exclamaron a unísono los presentes levantando un brazo emocionados.
─Por cierto Diane, toma tus medicamentos─Habló Armando dandole una especie de envoltura hecha con un pañuelo rosado con puntos blancos.
─Gracias, Armando─Agradeció y dejo las medicinas en la mesa de la sala. Seguidamente salió de la viviendo acompañada por los demás, cerró la puerta y comenzó a caminar en compañía de los demás.─¿Qué les parece si jugamos?─Dijo Diane con una sonrisa ladeada.
─¿A qué?─Indagó Edgar con curiosidad.
─A las carreras hasta la montaña. El que llegué primero gana y decide que hacen los demás─Explicó mientras señalaba la montaña que era decorada por un árbol en la cima─¿Sí?
─¡Acepto!─Grito el niño emocionado. Mientras que los otros dos asintieron.
─Bien... ─Se posicionaron quedando en línea recta y en posición para correr.─¿Preparados? ¿Listos? ¡Fuera!─Dijo en un grito para que los presentes comenzaran a correr.
Todos corrían entre risas, algunas personas los veían con ternura y otras con extrañeza.
Diane iba de primera, pero por pisar mal Edgar le llevó la delantera. Howser la ayudó a levantar y salió corriendo con ella cogidos de la mano, Gowther estaba atrás del todo riendo.
Al llegar Diane y Howser estaban muertos, a sí que se sentaron en el césped con la respiración acelerada y el corazón a mil, seguido llegó Gowther como si nada, a pesar de haber corrido un kilómetro como mínimo, Edgar al llegar de primero pudo descansar un poco.