forty eight

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Ahora si se viene lo chido.jpg
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Harlequín estaba enojado por ver como Gowther bailaba alegremente con Diane, sentía envidia, hoy era el día donde le diera esa pulsera que había comprado hace tres días.

─Su majestad ¿Pasa algo?─Preguntó la aguda voz de Ende, poniéndose enfrente del rey está vez con un vestido rosa opaco corto, también traía la misma corona de flores de hace unas horas.

Harlequín miró nuevamente a Diane la cual sonreía al bailar con el muñeco. Apretó la pulsera en su palma.

─Rey Harlequín ¿Qué trae en su mano?

─Un regalo...

─¿Para quién sí se puede saber?

¿Qué te importa?─Para... ─Miró a Diane y luego regresó su mirada a Ende, quien lo miraba con sus orbes caramelos─Ti.

🌸

Apretó sus sienes con sus dedos puesto al dolor que se presentó en su cabeza.

¡No!
¡Cállate!
¡Déjame, por favor!
¡Cállate! ¡Silencio, Idiota!

─Cariño ¿Pasa algo?─Preguntó el muñeco, mirando a la gigante. Los ojos le brillaron a la fémina.

─Sí, sí. Estoy bien sólo un pequeño dolor de cabeza. No te preocupes.

•••

─¡Maldita! ¡No te salvarás!─Expresó mirando la joya en su mano con el ceño fruncido.

─¡Isabel! ¿Qué tanto haces?─El niño apareció en la puerta mirando a su niñera.

─Nada, nada ya voy.─Se pusó el collar, se levantó se las suaves sábanos y aplanchó delicadamente su vestido con las palmas de sus manos.

─Que niñera mas rara tengo.

•••

─¿Gusta bailar?─Pidió Harlequín a la de hebras rosadas quien gustosa asintió y tomó la mano del rey para dirigirse al centro del árbol, donde todos bailaban.

Los presentes se sorprendieron, puesto que Harlequín a diferencia de como había estado estos años con su presencia fría e intimidante, ahora sonreía, de verdad.

Los pasos torpes de la joven hada hacía reír a ambos. Se miraban fijamente con un sonrojo tenue decorando sus mejillas.

─¡Un brindis por los recién casados!─Grito de repente Meliodas llamando la atención de todos, quienes tomaron sus copas y la levantaron.

─¡Que vivan!─Completaron los demás con un grito de euforia.

La noche transcurrió con naturalidad, entre felicitaciones a los recien casados.

La joven hada y el rey se la pasaron juntos bebiendo y riendo, aunque el rey sabía muy bien que nadie podría sacar a Diane de su corazón aquella hada le estaba despertando otro nuevo. Confusión.

La gigante empezó a sentir dolores muy fuertes igual que el muñeco, aunque este no sentía dolor si no una molestia en su cabeza y mente que no le dejaban seguir la noche con normalidad.

La hada y novia del pecado de la avaricia, notaba algo extraño. Puesto que cuando se acercaba a la pareja del gigante y el muñeco al leer sus pensamientos escuchaba cosas extrañas, los quejidos y maldiciones de una voz fría y aguda.

Volviendo con nuestra pareja estrella esta noche, incluso un poco más que los recién casados, las dos hadas reían juntos al contar anécdotas de su pasado.

─Entonces, Cisca cayó del árbol y se le olvidó que podía volar!─Contó la hada para luego reír con lágrimas en sus ojos. Al rey, no supo si fue causa del alcohol, le pareció la chica más linda y tierna que haya visto lo cual sólo le había parecido al ver a la de coletas.

─Eres bastante linda al reír─Esas palabras bastaron para que la fémina se sonrojará a no más poder.

─Gracias, su majestad─Y lo besó... En la mejilla.

Mɛ Tɛռɢօ Qʊɛ Iʀ      ↳κιαπε  |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora