thirty three

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Liones, 3: 40 p.m. 20 de Junio

Las cosas en la taberna "Boat's Hat's" no mejoraban en lo absoluto, incluso empeoraban; King era mesero igual que Elizabeth, pero la clientela había aumentado, al parecer a los hombres del reino les valía que ellos pasarán un momento delicado.

Elizabeth siquiera le hablaba a King, y él siquiera comía, apenas estaba en la taberna solo quería ayudar a Meliodas, ya que como rey en unos días tendría que volver a al Bosque de las hadas.

"Sí El Rey Hada Harlequín no vuelve en trescientos días, será despojado de su título, poderes otorgados por el arból sagrado y del bosque"

Aunque a él no le importará si era o no rey, lo que le importaba era "¿Qué haría sin sus poderes?" No podría proteger a sus seres queridos siquiera lo pudiste hacer con la mujer que "amaba", idiota y eso no se lo perdonaría.

A sí que ahora mismo estaba trabajando en sus últimos días allí. Ya todo estaba arreglado a si que no sería sorpresa para los pecados.

Al terminar la jornada, ayudo a Elizabeth a limpiar aunque esta siquiera le miraba o cruzaba palabra. Por cierto, en la taberna había un cuarto de más y él dormía allí, aumentando su soledad en la penúmbra de aquella habitación.

•••

Alrededor de las cuatro de la madrugada Merlín llegó a la taberna junto aquel muñeco de cabello fucsia.

─¡Ahg!─Se quejó golpeando la mesa más cercana a ella, la joven estaba llena de frustación.─¡¿Dónde se metió?! ¿En el culo de una vaca?

─Dudo que quepa allí.─Rodó sus ojos ámbar.─Te ayudé ¿Me vas a dar la medicina?

─¿Para qué quieres tú la medicina, eh?─Indagó la azabache.─¿Acaso... ?

─Tengo que irme.─Intentó irse rumbo a las escaleras, pero una pared rosa cristalina apareció en su camino.

─¿Sabes dónde está, Gowther?

─¿Qué te importa eso?

─No se lo diré a nadie, pero...─Le interrumpió.

─Sé donde está, pero no te lo diré y ni se te ocurra seguirme; Está feliz, viviendo sola en una casa y pronto tendrá un empleo.─Volteó a verla, ya que el de orbes ámbar dijo todo eso sin mirarla, la miró a ella a los ojos.

La azabache tenía una expresión de asombro y estupefacción.

─¿Recuerdas el trato? Dame las pastillas mañana en la mañana. Buenas noches, Merlín.─Finalizó y subió las escaleras, cada escalón que subía eran como cinco kilos de tensión que le aumentaba al ambiente.

─Gowther, espera.─Se volteó mirandola, un silencio se formó.─¿Puedo ir a verla?

─No.─Y se fué. Se encerró en su habitación y se acostó en la excama de la fémina castaña.

La de orbes avellanas estaba abajo, sudando frío, se sentía una estúpida ¿Por qué no lo pensó antes? Se sentó en una mesa de la taberna y se quedó allí unas horas analizando cada rincón de Britannia donde podría estar aquella gigante en tamaño reducido.

Merlín podría llegar a ser un monstruo, pero con quien se lo merecía y estaba a lo siguiente de segura que aquella fémina no se lo merecía en lo absoluto, y tomó la mejor o peor desición de su vida.

Seguiría haciendo aquellas pastillas, sin quejarse o algo, no le diría a nadie y dejaría de buscarla.

Mɛ Tɛռɢօ Qʊɛ Iʀ      ↳κιαπε  |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora