thirty five

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αЯσTυA Al иΣ SἐNσC Oи
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Diane se separó recuperando el aire.─Yo lo siento... Tú amas a Nadja y bueno...

─Corrección, amaba a Nadja. Yo te amo a tí.─Y la volvió a besar, pero esta vez apasionadamente.

Introdujo su lengua por entre los labios de Diane, atrapándole la lengua y jugando con ella. Por el lado de la castaña ella correspondía sin dudar, se sentía en las nubes, en la gloria.

Se separaron por falta de aire y sonrieron al mirarse mutuamente, para seguir sellando su amor con un beso.

Pasaron el rato entre risas, besos, caricias y abrazos. Luego recogieron y se fueron al hogar de Diane.

La noche era fría y le daba escalofríos en cada paso que daba, puesto que el muñeco no podía sentir las temperaturas, en cambio aquella gigante temblaba un poco, pero nada que no se arregle con los cálidos brazos de su amado, rodeando su cuerpo y atrayéndola a él, oliendo su olor a té de manzanilla, deleitándose con el mismo.

Al llegar a la morada, se dieron un beso de despedida y Gowther partió a Liones. Diane se dispuso a hacer su té de manzanilla, el cual se ayudaba para la ansiedad que poco a poco le carcomí por dentro.

•••

La noche y oscuridad bañaban cada rincón del bosque de las hadas, la brisa fría lo recorría, llevándose varias hojas en el proceso.
El la copa de aquel gran árbol, similar a un cerezo, estaba el hada con traje, con sus alas despampanantes.

La luna iluminaba las abundantes lágrimas que salían de sus ojos, mas este no emitía ni un solo sonido simplemente, su semblante serio y nostálgico; En sus manos un tulipán morado, el cual se hidrataba con las lágrimas que caían de los orbes miel del rey al cual le faltaba su reina.

Miraba aquella rosa como lo más maravilloso del mundo, la veía a ella, aquella gigante que mantenía en su corazón, la cual extrañaba, pero si no leyó mal el corazón de Merlín: "Ella está bien, Diane está bien". Eso había escuchado una vez al salir de la taberna a conseguir suministros y pasar por el laboratorio de la maga, eso lo quizo gritar por el cielo lleno de alegría, mas si ella estaba bien significaba que no le extrañaba y no tenía pensado volver.

Si ella estaba bien, él fingiría estarlo aunque sólo fuera una estúpida máscara.

Navegando entre sus pensamientos besó uno de los terciopelados pétalos, imaginando aquella chica, que en su totalidad era perfecta, abrió los ojos ya que para apreciar mejor aquel tacto delicado con la superficie del tulipán, lo contempló un momento y más cantidad de lágrimas salieron de sus ojos, en un momento soltó todo el aire de sus pulmones y para no causar escándalo en el bosque cubrió su boca, mas dejó salir aquello fuertes sollozos mientras seguía llorando.

Apretó la flor contra su pecho, apretándola como si se fuera a ir, esta vez si dejó salir sus sollozos, pero controlándolos lo más que pudo aunque igual salían ruidosos.

Una pequeña hada apareció por entre las hojas, miró a su rey tan indefenso llorando por aquella gigante. Se sintió una pésima ayudante, pero sabía muy bien que si preguntaba le echaría más leña al fuego... Prefería dejar que él y esa gigante arreglarán sus problemas sin terceros que se entrometan.

Mɛ Tɛռɢօ Qʊɛ Iʀ      ↳κιαπε  |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora