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Tomando en cuenta que los pecados se encontraban bastante afligidos contra lo que había pasado hace unas semanas con la serpiente, la rutina se mantenía: despertar, desayunar, almorzar, cenar y dormir.
Aunque en la de Merlín, se encontraba estar la mayoría del tiempo investigando como poder estar de nuevo juntos, Escanor siempre estar con ella.

Mientras ellos estaban afligidos en el reino de Lionés, una castaña se encontraba feliz y disfrutando junto a lo que consideraba su familia, Gowther y Edgar, se la pasaban jugando y leyendo, juntos, como una familia feliz.

Volviendo con los pecados, el oso de la pereza estaba  en el techo de la taberna,  mirando por encima de los frondosos árboles que rodeaban la taberna, el viento lo despeinaba más de lo que ya estaba, miraba el atardecer mientras musitaba.

─Oye Diane. Ojala algún día vuelvas para que pueda tirar al piso a pedirte perdón, quiero que vuelvas, que yo sepa que sigues aquí, a mi lado, que al menos pueda ver tu sonrisa aunque ella no sea dirigida a mí. Quiero que seas feliz aunque no estés a mi lado─Finalizó el rey mientras lagrimas caían de sus ojos ámbar, pobre rey, no sabía que sus palabras iban ser escuchadas por la luna.

─King, dice Meliodas que vayas a trabajar─Informó y gritó el muñeco mirando desde abajo a el chico, este se encontraba cruzados de brazos.

─Oh, hola Gowther, dile al Capitán que estoy dormido.─Contestó con desinterés, Gowther asintió y se adentro a la taberna a decir tal mentira por parte del pecado de la pereza.

Se quedó allí, en el silencio de la noche, en la luminosidad de la luna; El viento bailaba mientras se llevaba aquellas palabras impregnadas en él, los grillos tocaban como una orquesta, haciendo sentir al pecado más solo de lo que ya he de estar.

Podía escuchar los bullicios abajo dando a entender que posiblemente estén peleando o  celebrando, las dos opciones le molestaban y siquiera sabía porque. 

¿tres horas?¿cuatro?¿cinco?No, se quedó allí más de seis horas, contemplando la luz de la luna la cual era el receptor de todas las palabras y lamentos emergidos de aquel hada, siendo su confidente en esta noche de tristeza y soledad. Entre tantos lamentos y melodías de la noche, sus ojos estaban hinchados de tanto llorar, pero para él no eran un simple líquido salado, tampoco agua que salía de sí, eran miles de "Te Amo's", en un mar de sentimientos y recuerdos.

Oh, dime. Dichosa noche y luna ¿El rey de las hadas estaba arrepentido? 

Estaba ahí, llorando y retorciéndose de en su aura de dolor ¿Por qué lloraba de tal manera? Inmortalizando sus sentimientos en gotas de líquido que caían de sus ojos, palabras articuladas por sus cuerdas vocales. Temblaba ¿Rey tienes miedo? Eres un soberano patético en este estado ¿Crees proteger a alguien? ¿A quién? ¿A Diane? La corrompiste, Imbécil.

Oh, Luna perfecta y gloriosa, explícame. ¿El rey es merecedor de ser llamado así? ¿O solo es un título vacío? Siendo alguien con tanto poder, siendo capaz de leer corazones ¿No pudo leer el de su amada? ¿Tan egoísta eres, querido Harlequín?

Las palabras son llevadas por el viento, las lagrimas se evaporan en tu dulce piel suave, tu fragancia calla el olor de tu corazón podrido. Pero el dolor sigue, el arrepentimiento igual. Fuiste tan perezoso para leer el corazón de Diane, es un pecado díficil de expirar, por eso, ese es tu pecado.

Mɛ Tɛռɢօ Qʊɛ Iʀ      ↳κιαπε  |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora