forty nine [Parte ⅠⅠ]

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Como explotar la mente de tus lectores. En:

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Boar Hat, 10: 49 p.m. 7 de Julio

Narración Omnisciente.

La azabache se hallaba tomando una copa de vino en una de las mesas de la taberna. Mantenía sus ojos cerrados y el ceño fruncido.

Hace unos días, más concreto, cuando encontraron a Diane, sintió un aura fría y oscura rodeando a la gigante, la oscura no era precisamente demoníaca sino conocida, y sus dudas aumentaron cuando en las últimas noches no estaba la luna.

¿Pero a quién le importa la luna? ¿Cuántas personas le prestan atención al cielo nocturno? Todos se olvidan de la protagonista plateada que alumbra la penúmbra en las noches. La que sale cuando el sol dorado se esconde en el horizonte.

Tras las lagunas de pensamientos en las que se sumerjía, una voz la sacó de sus pensamientos.

─My Lady ¿Se encuentra bien?─Escanor tomó la mano de su prometida con suavidad, sintiendo el tejido aterciopelado que cubría la piel de Merlín.

─Sí cielo. Sólo olvidé algo en el laboratorio, enseguida vuelvo─.Chasqueó sus dedos y al abrir sus ojos estaba en su laboratorio.

Con el taconeo de sus zapatos retumbando en el amplió sitio, se acercó a la bola con la cual intento buscar a Arthur. Con sus manos y tomando una bocada de aire recitó un conjuro:

L'emplacement de la lune

Esperando unos segundos; La ésfera se nubló y poco a poco la imagen se aclaró, y la brisa fría y fresca que se colaba por debajo de la puerta, y la vio.

Cabellera blanco platinado.

Ojos azules como el mar y fríos.

Contextura delgada.

Piel blanca, compitiendo con la nieve.

Labios gruesos y rojos como cerezas.

Pestañas largas y blancas que al pestañear parecían como las alas de una mariposa.

Cara fina y sin imperfecciones.

Hebras largas y rebeldes que se cruzaban por sus ojos.

Su collar con la gema de manipulación.

Aquella mujer albina sentada en un sofá, tomando té de hierbas.

La voz de un niño que Merlín reconoció al instante. Edgar.

Consiguiendo trabajo como niñera para manipular la mente de las personas ¿Eh, Isabel?

🌸

─¿A dónde vas Merlín?─Interrogó el capitán con la ceja levantada.

─Iré a visitar a una vieja amiga. King ¿Me puedes acompañar?─Informó y pregunto la azabache mirando al de hebras terracotas que hablaba pacíficamente con Ende, que al escuchar el llamado de la maga la volteó a ver y levantó una ceja.

─¿Para qué?─Inquirió.

Disimuladamente señaló su cabeza indicándole que leyerá sus pensamientos.

Al leerlos, se quedó un momento pensando y se levantó de el asiento.

─Hablamos luego, Ende.

─Está bien, su majestad.

El rey hada salió de la taberna junto a la maga, quien chasqueó sus dedos y aparecieron enfrente de la casa que ambos muy bien conocían.

─Merlín, ¿Por qué estamos aquí? ¿Para qué me necesitas? ¿Qué tiene que ver Diane en esto?

─Ya, ya. Una pregunta a la vez. Sólo te diré qué, Diane y Gowther no se aman.

¡Pum! Explosión mental en menos de un segundo.

¿Qué? ¿Qué quieres decir?─Habló atónito el rey y con una pizca de esperanza de poder volver a estar con su amada.

─Te lo explicará aquel que causo todo esto, más concreta, aquella que lo causo.

Tocó la puerta.

─¡Ya va!─Gritó la voz de un niño pequeño desde el interior de la casa, a el de cabellera terracota se empezó a poner nervioso, bien sabía que a ese niño no le agradaba para nada. La puerta se abrió─¿Tú otra vez?─Comentó con el ceño fruncido al mirar a el hada.

─Hola niño ¿Está tu niñera?

─No señorita, ahora mismo se fue a comprar ¿La necesitais?─Inquirió con duda.

─La esperaremos adentro─Determinó Merlín entrando a la casa, imporatandole un bledo lo que decía el niño─. Aprovechando este tiempo, te explicaré algo y tu odio por King desaparecerá.

─Lo dudo.

─¿Quieres apostar?─Preguntó burlona la maga.

─Sí tienes las agallas.

•••

Tras la explicación que le dieron a Edgar, su cabeza hizo un colapso mental.

─Lo siento, alguma veces soy impulsivo─Se disculpó con King quien le sonrió en respuesta.

En ese preciso momento tocaron la puerta y el niño de cabellos azabaches fue a abrir, dejando a la vista a una joven de tez blanca.

─¡Edgar! ¿Qué te he dicho de abrirle a descon-─La albina casi se desmaya, dio unos pasos atrás, pero se chocó con la puerta la cual había cerrado el niño hace unos segundos.

─Harlequín, cortale el collar─Habló Merlín. Él obedeció enseguida y con un rápido movimiento corto el collar en dos, al caer dicho objeto, la gema que había en él se rompió en millones de fragmentos.

─¡No! ¡Mi collar!─Expresó afligida la albina mientras se tiraba al piso cortándose las rodillas con los fragmentos esparcidos. Luego miró a Merlín asustada─Yo...

─Te di conocimientos de la manipulación de la gema, en como esto podría afectar a terceros ¿Y qué hiciste? Intentaste vengarte de los enamorados.

─Lo siento... ─Respondió en un murmuró la fémina, tirada en el piso frío.

─Le explicarás tu estúpido capricho a los demás, y seguido a esto volverás al cielo donde perteneces.─Dictó con el ceño fruncido, acercándose a la chica de hebras blancas─ Y quiero que cures a Diane y Gowther.

Mɛ Tɛռɢօ Qʊɛ Iʀ      ↳κιαπε  |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora