Bonnie es un robot animatrónico, el cual nace en una fábrica gastada, donde será desarrollado y culminado en amistad hasta madurar y llegar a su mejor trabajo, el cual es en Freddy Fazbear's Pizza. No sólo se conocerá a sí mismo, sino también a la p...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Guardé silencio para ver cómo reaccionaba este nuevo animatrónico. Levantó su cabeza e inspeccionó su alrededor. Noté de inmediato su iris color azul. No supe si se había percatado de mi presencia; a lo mejor solo era capaz de ver humanos.
No paraba de recorrer los alrededores con la mirada, justo como si buscase un tornillo que hubiera perdido. ¡Detuvo su mirada en mí!
—¿Tú eres el conejo Bonnie? —preguntó mirándome fijamente.
—Creo que sí —. Evité su semblante.
—Sólo he oído hablar de ti por ser el proyecto del jefe de los humanos aquí —. Apuntó a la entrada del cuarto—. Mi nombre es Freddy Fazbear y, como ya notaste, soy un oso.
¡Increíble!, ¿cómo es que sabía tanto de sí mismo y del lugar y yo ni siquiera sabía mi nombre?
—Es un gusto, Freddy Fazbear —le sonreí.
—Puedes llamarme Freddy —añadió de pronto—, me gusta más sólo Freddy.
—Oh, está bien, Freddy. A mí me puedes llamar Bonnie —dije con una risilla.
¡Ah, pero qué tonto! Yo no tenía otro nombre. Sería ridículo que él me llamara Conejo o Bonifacio.
—¿Nosotros podemos comer? ¿Qué no los robots no comen?
—Yo también pensé eso, pero en realidad sí podemos sentir hambre —. Entonces caminó hacia la entrada.
—¡Espera! ¿Vas a salir?
—¡Sí! —respondió tan despreocupado—. Los hombres dejaron en su mesa de trabajo sobras de pizza ¡Podemos comerlas!
—Pero... ¿Qué pasa si un humano nos ve?
—No te preocupes, están en su descanso: no regresarán hasta dentro de una hora.
Nunca pensé que fuera posible que un animatrónico pudiera salir de su cuarto de trabajo a deambular por la fábrica sin la autorización de un humano. Supuse que Freddy había sido programado de una diferente forma, o solo se trataba de algo que un robot como yo debió de haber hecho desde un principio, pero no lo hizo por su timidez. No lo sé.
¿Quieres venir? Me preguntó desde la entrada. Le dije no, gracias, prefiero esperarte aquí. De acuerdo, y entonces salió.
Tenía mucho miedo. ¿Qué pasaría si un humano veía a Freddy? ¿Lo apagarían por estar caminando sin permiso y por robar pizza? Yo no le deseaba ningún mal, al fin y al cabo era el primer animatrónico con el que había hablado. Freddy regresó con una caja de pizza con cuatro rebanadas de pepperoni. ¡Listo, Bonnie, aquí está! Y al oler la pizza, sentí un cosquilleo extrañamente satisfactorio en el fondo de mi abdomen. No sabía lo que era la pizza o la comida. Pero también el olor me propinó un repentino malestar, como si tuviera una rata en el estómago que quisiera escapar, royendo su propia salida.