Capítulo 19

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   Ya han pasado como 30 minutos, y todavía nadie ha tocado a la puerta, me temo que han pensado que estoy actuando de forma infantil y que ya debería ser hora de que saliera de aquí

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   Ya han pasado como 30 minutos, y todavía nadie ha tocado a la puerta, me temo que han pensado que estoy actuando de forma infantil y que ya debería ser hora de que saliera de aquí. Mis lágrimas ya se secaron, pero el sentimiento sigue aquí, me tiene con un nudo en la garganta que me impide hablar con claridad, es simplemente la vergüenza que pasaré al ver a Freddy, ¿qué haré si aparte de lo que hice ahí en el stage ya se enteró de lo que hice en su cuarto? ¿Cómo voy a remediar esta situación? Todo esto me pasa por ser curioso y meter mi nariz en donde no me llamaron, definitivamente van a correrme de aquí por esto.

   —¿Bonnie? ¿Estás ahí adentro? —preguntó Chica tocando la puerta.

   —¿Chica? —respondí silenciosamente.

   —Sí, Bonnie, soy yo, ¿qué pasó? ¿Todo está bien?

   No respondí por un momento.

   —Vamos, Bonnie, déjame pasar, vamos a platicar lo que pasó —dijo ella—, Freddy no está aquí, sólo estoy yo, te prometo que no le diré nada.

   Teniendo en mi mente rondando mil ideas por minuto, accedí a hablar con Chica y le abrí la puerta, y efectivamente, sólo estaba ella en posición de descanso.

   —Bonnie ¿Qué tienes? —preguntó Chica con una voz muy suave.

   Ella entró un poco más a la cocina y acarició mi hombro, la gentileza de Chica fue suficiente para provocar que yo volviera a llorar, pero esta vez en su hombro. La abracé fuerte.

   —Tranquilo, tranquilo —dijo ella devolviendo el abrazo.

   Duré un momento llorando hasta que mi llanto cesó, después ella me preguntó.

   —Bonnie, ¿crees poder decirme lo que pasó?

   Después de un buen rato llorando, no vi motivo por el cual no contarle.

   —Estaba ensayando con Freddy unas canciones que él me dio.

   —Sí, pude escuchar que estaban tocando y cantando.

   —Si. Yo me sentía muy feliz tocando con él, era casi perfecto ese momento.

   —¿Ajá?

   —Y... —dejé de hablar y comencé a sollozar en silencio.

   Chica estaba sentada en el otro lado de la mesa de la cocina, de pronto tomó mi mano y no dijo nada. Chica me hizo sentir mucha confianza, sentía que ahora podía decirle todo lo que sintiera o pasara en mi vida, como si ella fuera un cofre bien cerrado de secretos y pensamientos.

   —Chica —dije suavemente.

   —¿Si?

   —¿Me prometes que no le dirás nada a Freddy ni a nadie? —pregunté mirándola a los ojos.

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