Bonnie es un robot animatrónico, el cual nace en una fábrica gastada, donde será desarrollado y culminado en amistad hasta madurar y llegar a su mejor trabajo, el cual es en Freddy Fazbear's Pizza. No sólo se conocerá a sí mismo, sino también a la p...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Mantente al tanto de ellos. Podría ser que se den cuenta.
—Todos están preocupados por la condición de Chica y de Freddy, no investigarán nada.
—De cualquier forma trata de que nadie venga aquí.
—Lo haré. Tienes hasta las tres de la mañana para después irnos de aquí.
—'ta bueno
—Vendré de vez en cuando para comprobar que todo esté normal.
—Oye, no olvides que tienes que venir para finalizar la jornada de trabajo para siempre.
—Claro, cuenta con eso.
Escuché una especie de sonido como una espada cortando el aire.
Ya no puedo sentir mis piernas o mis brazos: los tenía atados por una cuerda áspera, al igual que mi cabeza seguía cubierta por esta tela negra. Por lo mientras escuché a Springtrap y a Golden Freddy hablando entre ellos enfrente de mí, de hecho, como si estuvieran de pie enfrente de mí, conmigo sentado en el suelo atado y asustado. Ahora sólo escuchaba a alguien caminar sobre un piso de madera, de un lado a otro. Temo que estará pensando en la manera perfecta para acabar conmigo.
—De acuerdo, Bonnie, ahora te quitaré esto de tu cabeza. Después será opción tuya el querer volver a colocártela si realmente sientes que lo necesitas —hablaba ante mi cara tapada.
Poco a poco sentí cómo jalaba esa cosa de mi cabeza, permitiéndome ver que quien se encontraba hablándome no era nadie más que Springtrap.
—¿Qué te ocurre? ¿Luces muy asustado? —preguntó mientras me deslumbraba com esas pupilas blanquísimas.
—¿Por qué me raptaron? —me atreví a preguntar.
—Es una larga historia. Una larga historia en la que las personas cercanas a ti estuvieron involucradas. ¿Acaso no sabes de qué estoy hablando?
—¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar? —Miré alrededor.
—No estamos muy lejos de tu preciada casa, pero no saldrás de aquí.
—¿Y por qué no? ¿¡Por qué no!? —grité.
Entonces Springtrap pateó mi rostro para parar mi escarmiento.
—¡Cállate! No necesito a un conejo tonto que sólo estará gritando. Así que si continuas así pondré esta pequeña cosa en tu hocico para que ya no puedas gritar más, ¿te quedó claro? —dijo con un trozo de tela largo justo enfrente de mí.
Contuve otro grito que sentía que tenía que sacar. Lo miré con miedo y temblando, esperando que no me volviera a patear. Pasaron cinco segundos que sentí como minutos.
—Entonces te explicaré rápidamente cómo estará la situación estos próximos días.