Capítulo 36

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   Sin necesidad de palabras, observé de inmediato a Foxy para confirmar con nuestras miradas el terrible sonido que ambos pudimos escuchar por fuera de la pizzería, el cual pronto fue continuado por golpes de pesados objetos de metal en el suelo,...

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   Sin necesidad de palabras, observé de inmediato a Foxy para confirmar con nuestras miradas el terrible sonido que ambos pudimos escuchar por fuera de la pizzería, el cual pronto fue continuado por golpes de pesados objetos de metal en el suelo, volviéndose más y más fuertes.

   —¿¡Chica!? —gritó Foxy levantándose de su asiento y caminando hacia la puerta principal—. ¿¡Chica, dónde estás!?

   Esta situación comenzaba a tornarse oscura y amedrentadora, no puedo dejar de pensar en ese día de la fábrica, siento que lo estoy viviendo de nuevo. Un dolor de cabeza comenzó a abundar en mí, no pude controlarlo. Coloqué mis manos en mi cabeza tratando de cesar el profundo dolor, pero era inútil, nada funcionaba, el dolor se volvía más intenso que, poco a poco, fui cayendo al piso desde donde me encontraba parado.

   —¿Bonnie? —dijo Foxy antes de salir de la pizzería— ¿¡Bonnie!?

   Escuché los pasos de Foxy dirigirse hacia mí, después de que mencionó mi nombre.

   —Bonnie, ¿qué tienes, amigo? —decía Foxy colocando su garfio en mi espalda—, ¿qué te pasa?

   —Es... Es esa criatura —dije sofocado—. ¡No puedo!

   —¿Cuál criatura? ¿Qué pasa? —preguntó Foxy desesperado—, ¿qué es eso que se acerca?

   —Foxy... —dije con voz ronca—, ti... Tienes que...

   En cuanto yo estuve a punto de advertir a Foxy de esta amenaza, por la puerta de la entrada principal pudimos ver a Chica siendo arrojada de vuelta al restaurante, parece ser que alguien le hizo eso desde afuera, pero no se mueve.

   —Es Chica —dije difícilmente.

   —¡Chica! —gritó Foxy—. ¡No puede ser! ¡Chica!

   Seguía luchando por cesar el dolor de cabeza, así como por estar de pie para cualquier cosa que viniera hacia nosotros que pudiera amenazarnos o dañar: las luces de la pizzería se apagaron, los únicos sonidos que rondaban por el establecimiento eran los sollozos de Foxy y de la criatura que se acercaba aun más hacia nosotros, y finalmente lo hizo. Era él, el mismo animatrónico que mató a Ivy en la fábrica donde nací, el mismo que estuvo a punto de matarme cuando la fábrica se destruyó por completo, estaba ahí parado mirando a Foxy y a Chica. Foxy no se movía, tampoco estaba sollozando más, sólo estaban ambos mirándose el uno al otro. Había logrado controlar un poco más mi dolor de cabeza que, lentamente, comencé a ponerme de pie con la ayuda de mis brazos y todo en lo que pudiera apoyarme, pero en ese momento escuché que él había levantado la mirada para apuntar esa luz blanca de sus pupilas hacia mí, viendo cómo luchaba para ponerme de pie, mi presencia y mis esfuerzos parecieron ser suficientes para provocar la furia de este, así como hacer que volviera a expulsar otro de esos ruidos que deja salir. Foxy se tapó los oídos al escucharlo, sin embargo, él sólo trataba de poner a salvo a Chica, tomándola por los brazos para retirarla de ahí. El animatrónico, después de mirar fijamente hacia mí, se decidió y corrió rápidamente hacia donde yo estaba, con pasos firmes y la luz de sus ojos rebotando y deslumbrando mi visión.

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