Nuevas amistades

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-Llegan tarde.

-Lo sentimos, Akashi. Pero Rintarō no quería vestirse.

Kōki admiraba al omega  y al bebé. Era un preciso niño de cabello negro y ojos verdes, y el omega era bastante lindo.

-Tú debes ser Furihata. Shin-chan ya me dió la noticia. Felicitaciones por tu embarazo.

-Gracias- dijo algo nervioso.

-Soy Kazunari Midorima. Esposo de este gruñón- señaló a su esposo.

-Bakao. Comportate.

-No me llames así.

-Pues deja de decirme gruñón.

Kōki sonrió al ver la interacción de ambos, y más ver al bebé ignorando a ambos. Todo parecía que eso era común, incluso para el bebé.

-Ya dejen de discutir. Siempre es lo mismo con ustedes- advirtió Seijūrō a ambos.

-Pero se aman tanto.

Los cuatro miraron a la derecha, iba llegado Ryōta y un omega, el cual se miraba molesto.

-Siento la llegar tarde, pero este  idiota no se apuraba.

-¿Sesión de belleza?- preguntó Seijūrō.

-Si.

-Diva- murmuró un alfa pelimorado.

-¿qué dijiste Murasakibara?

-Y aparte sordo- murmuró antes de comer unas papas.

-Atsushi, deja de molestar a Kise. Ya sabes lo insoportable que se vuelve sin su sesión de belleza. Y dicen que nosotros los omegas somos divas.

-Himuro.

-mmm- el pelinegro no les tomó importancia -. Espero que no les moleste, invite a mi hermano y a mi cuñado.

-¿Ya se casó?- pregunto Kazunari.

-No. Pero es obvio que se casarán.

Kōki miró al omega pelinegro, se le hacía familiar.  Pero no recordaba haberlo visto antes.

-No- los ojos azules se posaron sobre el castaño -. Así que él es tu omega, Akashi.

-Si, Daiki- dijo orgulloso, haciendo sonrojar al castaño.

-hmmm.

-Bastante lindo- dijo  el Omega que acompañaba al doctor rubio -. Soy Kasamatsu Yukio, prometido de este tonto.

-Furihata Kōki.

Kazunari jaló al castaño y se sentaron al otro lado de la mesa, mientras que los alfas en el lado contrario pero sin dejar de ver a sus parejas.

-¿Quieres cargarlo?

Kōki asintió y tomo al bebé en sus brazos.

-Van a cumplir un año.

-Es hermoso.

-¿Verdad? Rin-chan se parece mucho a papá.

Estuvieron platicando un buen rato.

-¿A qué te dedicas Kō-chan?- pregunto Kazunari ya en confianza.

-Soy pintor.

-¿De obras?

-Si. Aunque aveces trabajo con  arcilla o cerámica.  Prefiero pintar.

-Es asombró.

-¿Y eres famoso?

Rascó su mejilla -No creo. Hasta ahora no he vendido muchos pinturas para que digan soy famoso.

Seijūrō miró al castaño cuando dijo eso. En esa semana había vendió tres cuadros y estaba pintando uno nuevo.

-Si gustan ver mi trabajo, el sábado y domingo va haber una subasta. .

-Estaremos apoyando.

-Gracias- sonrió encantado.

De pronto el teléfono de Seijūrō  sonó. Se levantó y respondió -¿Que pasa papá?

-Los furihata han venido al hospital. Seguridad tuvo que sacarlos.

-Entiendo. Gracias.  Puedes llamar a Aomine-san te decirle que se adelanten para hoy mismo... Gracias.

Kōki miró al pelirrojo, sentía la preocupación por el lazo. Se levantó y se acercó a él -¿Va algo mal?

Seijūrō negó y le revolvió el cabello -Todo bien. Regresemos.

Kōki asintió y se giró para dirigirse a su lugar.

Seijūrō miró a los otros alfas -. Llegaron al hospital.

-Entendemos.

-Va a estar bien. Tendrá a los mejores cuidando de él- dijo Daiki.

-Eso espero. Eso espero, Daiki.

El moreno se removió en su lugar, sintió la advertencia.

-Deja se preocuparte. Furihata lo siente.

-Lo sé.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora