Tiempo

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Kōki terminaba de vestir a sus bebés cuando seijūrō ingresó a la habitación -Ya casi termino.

-Kōki... Tienes visitas.

El castaño miro confundido al pelirrojo- ¿Reo-san?

-No. Ve. Yo me encargo de los niños.

-Esta bien. Falta en la pañalera las toallitas.

-Si. Ahora las guardo- iban a dar su primer paseo familiar. Idea de su madre. Decía que era mejor que los niños y Kōki tomarán algo de sol, por lo que asistirían a una cafetería propiedad de Atsushi Murasakibar -. Las visitas están en el nuevo jardín. Ya les ofrecí que tomar, ya les servi.

El nuevo jardín era el nueva área diseñada por él, la había ideado por los paseos que dieron en Kyoto. Seijūrō lo apoyo en su idea.

-Ok...- estaba dudoso con esas visitas, más porque fueron llevados al jardín. Seijūrō siempre recibía a las visitas en el sala principal.

Seijūrō soltó un suspiro al ver salir a si Omega -. Papá y papi estarán algo ocupados por una media hora, sino es que menos. Así que comportarse.

Seikō balbuceó en respuesta y Seiki sonrio mientras se chupaba el dedo gordo de si pie.

Seijūrō negó y colocó a ambos bebés en la cuna-. Ahora regresamos.

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Kōki se dirigió a la nueva puerta. La abrió y abandonó la casa.

Amaba ese jardín, estaba dividido en dos secciones, la entrada desde el interior de la casa.

Amaba ese jardín, estaba dividido en dos secciones, la entrada desde el interior de la casa

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Y la entrada ubicada a un costado de la casa.

Se dirigió a dónde se ubicaban los asientos, al llegar se quedó completamente quieto

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Se dirigió a dónde se ubicaban los asientos, al llegar se quedó completamente quieto.

-Kōki...

-Mamá... Papá...

Observo a ambos. Desde hace un año que nos los veía, se miraban completamente diferente a como recordaba.

Su madre siempre había sido una omega muy hermosa, su cabello rubio  oscuro y preciosos ojos miel. Mientras que su padre era un alfa pelinegro de ojos negros, aceves se miraba intimidante.

-¿Qué hacen aquí?- logró decir, no los esperaba. No tenía planes de verlos tan pronto.

-Te extrañamos, hijo.

-Ustedes me corrieron cuando más los necesitaba.

-Lo sentimos. Solo... No esperamos verte marcado de la nada - dijo algo nerviosa. Sentía el resentimiento de su hijo. Cierto, no era su hijo biológico pero ese lazo que se formó entre ellos desde que Kōki llegó a sus vidas era madre e hijo. No solo ella lo había desarrollado, su esposo también.

-mmm... ¿Qué se les ofrece?

-Saber como estás... Conocer a s mis nietos... Y

Ante la mención de sus hijos Kōki se puso a la defensiva -. No sé acercarán a ellos.

-Pero Kōki. Son nuestros nietos.

-No son nada suyos.

-Se que estás enojado, y no nos puedes perdonar pero dejamos ver a nuestros nietos.

-¡No sé acercarán a ellos!- exclamó furioso -. No dejaré que se acerquen a ellos y le hagan lo mismo que a mí.

-¿De que hablas?

-Los neutroliadores- dijo furioso -. Porque... Por qué darmelos.

-Creimos que era lo mejor. Para que no te atacarán.. no nos perdonaríamos que alguien te atacará y...

Frunció los labios -. Les hubiera creído....

-¿Kōki?- ambos se preocuparon al ver las lágrimas en las mejillas de su hijo.

-. Se la verdad.... Toda la verdad.

-¿D-De que hablas?

-Se que no son mis padres biológicos. Se porqué me dieron esos neutrolizadores.

-Aka...

-¡Él no me dijo nada! ¡YO LO ESCUCHÉ HABLAR! ¿NUNCA PENSARON EN DECIRME LA VERDAD? ¿NUNCA PENSARON QUE LO DESCUBRIRÍA?

-Kōki, hijo...

-¡NO ME LLAME HIJO!

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora