Suegra

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Kōki miró entre ambos pelirrojos.
Ahora sabia de donde el pelirrojo había heredado su belleza. La mujer era sumamente atractiva. Su cabello rojo estaba suelto y combinaba perfectamente con sus ojos.

-¿Qué haces aquí madre?

-¿No es obvio? Vine a conocer a mi yerno.

-Eh- Kōki se asustó al ser jalado bruscamente por la Omega.

-Madre. Cuidado. Acaban de ser dado de alta.

-Claro. Pero eso no les preocupaba hace unos minutos.

Kōki se avergonzó por el tono sugerente.

-Mamá.  Dijiste que lo dejarías descansar.

-Lo sé- acarició las mejillas del omega-. Eres tan lindo. Ahora entiendo porque el virgen de mi hijo al fin se decidió a dejar de ser virgen y quedado.

-¡Madre!

-¿QUÉ? Es la verdad. Ya me estaba preocupando.

-Mamá- murmuró avergonzando. ¿Tenía que humillarlo?

-Pero no más. Elegiste a un lindo y violable Omega. Y a la primera lo dejaste preñado.

-¡Madre!

Kōki se removía completamente incómodo. La mujer le miraba fijamente el vientre.

-Sin duda muy pequeño para los 4 meses. Apenas y se logra ver la curva- le acarició las mejillas al castaño -. Lo has hecho muy bien. No todos los omegas y sus crías llegan a pasar del primer mes sin el alfa. Eres fuerte sin duda alguna.

Los ojos de Kōki se cristalizaron con lágrimas no derramadas.

-No estás solo. Nos tienes a nosotros- Shiori abrazo al indefenso Omega.

Seijūrō observó a su madre y así omega. El castaño lloraba en los brazos de madre, mientras ella le daba palabras de ánimo.  Gracias al lazo lograban sentir la paz que tenía el castaño en ese momento. Una mueca se dibujó en sus labios. Evitaría a toda costa que los padres del castaño se acercaran a él.

Shiori besó la mejilla del durmiente castaño, y le colocó ropa de Seijūrō encima. Ella, al igual que todos los omegas formaban el nido cuando estaban en las primeras semanas de embarazo. Pero Kōki no había podido hacerlo porque su hijo no estaba a su lado; ese nido estaría bastantes días.

Salió de la habitación y le hizo señas a su hijo para que la siguiera. Llegaron a la sala, y se sento.

-¿A qué hora llegaste, mamá?

-Estoy aquí desde que ustedes llegaron- respondió -. Solo que oculte mi aroma y estuve en mi habitación.

-Ya veo.

-Surti la alacena. 

-Gracias.

-Escuche un poco de lo que hablaban.

-Sus padres...

-Lo sé hijo. Lo escuché. No dejaremos que se acerquen a él. Si planeaban casarlo con alguien muy mayor, de seguro había dinero de por medio.

-Lo mismo pensé.

-Pero no concuerda. Investigué a toda su familia. No son ricos pero tiene un buen nivel económico. Su padre es jefe editor y su madre escritora. Así que dudo que sufran por dinero.

Arqueó la ceja -¿Ya?

-Sabes que te amamos, y respetamos tu elección. El chico es un lindo omega, se nota que es muy amable. Y el investigador lo confirmó.

-Entiendo

-Tú lado alfa lo eligió a él por algún motivo. Y siento que ese motivo ya sabes cuál es.

-Si- sonrió -. Es mi destinado.

-Exacto. Lo es. De no serlo no hubieras estado con él. Ni tan siquiera lo hubieras mirado.

-Lo sé. Lo único que recuerdo es que cuando ví sus hermosos ojos, al otro lado del lugar, algo en mi despertó. Algo que hizo que mi alfa se doblegará ante un omega... Aunque Kōki furihata no es sólo un Omega.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora