Viaje a Kyoto

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Masaomi subió a la camioneta y se sentó en asiento copiloto. Tal vez debió llevar la camioneta más grande, pues aún faltaba su esposa y sus respectivos equipajes. 

Miró por el retrovisor a la pareja. El castaño aún estaba sonrojado, y al notar que lo estaba mirando se puso más rojo.

Sonrío divertido -No sé preocupen. Es normal, y más en la etapa del embarazo.

-¿Eh?- el castaño miró confundido al pelirrojo.

Masaomi se giró -Sabías que cuando un Omega está preñado, llama a su alfa, lo lleva al celo por si mismo.

-¿QUÉ?

-¿No tomaste clases de sexualidad y reproducción?

-No realmente- respondió -. Cualquier tema de reproducción era explicado por mamá.

Seijūrō soltó un suspiro al igual que su padre -Cuando lleguemos a Kyoto haré que mamá te explique. Será más fácil de Omega a Omega, y no te quedes con dudas.

-Está bien- respondió algo molesto. No solo porque no le habían dicho mucho, sino por no buscar la información por si mismo.

-No te preocupes. No es nada de otro mundo- le dijo Seijūrō acariciando el cabello castaño.

Asintió y se pegó al pelirrojo. Su fuerte aroma lo hace sentir seguro.

Masaomi sonrió al verlos. Después de que si único hijo le fuera detectado su problema de personalidad con su alfa, jamás creyó que su hijo fuera a estar con un omega o beta. Pero Kōki era la excepción. Y estaba de acuerdo con su esposa en que eran destinados.

Fue sorpresa la que se llevaron al ver estacionado el helicóptero en el jardín lateral.

Al descender del auto Shiori les sonrió -Me encargado de que nos recogieran directamente en la casa.

-Pero la torre de control.

-Todo arreglado- sonrió la pelirroja. Una sonrisa que decía no preguntes.

-Está bien- dijeron los tres.

-¿Una última parada al sanitario, Kōki-san?

-Si. Me urge.

-Ve. Mientras nosotros vamos dejando el equipaje.

El castaño asintió y entro a la casa con bastante prisa. 

Seijūrō subió ambas maletas al helicóptero y las aseguraron.

-¿Todo bien, hijo? - preguntó, tenía una sin verlos.

-Si. Kōki estuvo pintando en su departamento,  estuvimos unos días.

-Y.... ¿ya?

-¿YA?- arqueó la ceja izquierda ante la cara de su madre.

-¿Sexo alocado? Ya sabes. Tú y el fueron directo al celo.

-No te diré si tengo o no sexo con mi pareja, madre.

-¡TENGO DERECHO A SABER! SOY TU MADRE.

-¡No hablaré de nuestra intimidad! - exclamó algo enojado.

-Oh vamos. Yo solo quiero saber si ya lo follaste. Es tan lindo. 

-¡MADRE/SHIORI!

-¿Qué pasa?

La voz del castaño se escuchó desde la puerta.

-Nada. Subamos.

-está bien- se dejó guiar por el pelirrojo, así como asegurar -¿Esto no se caerá, verdad?

-No.

Una vez que todos abordaron el helicóptero despejó. Kōki miraba encantado el paisaje.

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-Lo siento.

-No te preocupes- dijo Seijūrō ayudando al castaño a bajar.

Bajó la mirada, estaba avergonzado. Una fuerte sacudida le provocó náuseas, intentó por todos los medios resistir por mucho minutos   pero la fuerte sacudida al aterrizar provocó vomitar.

-Seijūrō, acompañarlo al baño. Que tome una ducha para que se sienta mejor.

-Si. Vamos Kōki.

-Lo siento mucho- dijo al borde del llanto.

Shiori sonrió y le acarició la cabeza -No te preocupes. Ve y toma una ducha.

-Pero tengo que limpiar.

-No te preocupes. Nos encargamos.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora