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Kōki y Shiori estaban exhaustos, no le aguantaban el paso al azabache.

-Está me gusta. Será perfecto para la sala.

Shiori miró al castaño, y sonrío al verlo ofendido.

-No. Definitivamente, no. No podré eso en mi sala.

-Pero.

-Definitivamente, no- se alejó del lugar y fue a mirar las lámparas.

Shirio sonrió al ver la cara de Reo.

-Es hermoso. Combinaría perfectamente con la sala.

-Pienso lo mismo- dijo al azabache -. Pero supongo que Kōki-san pintara sus propios cuadros para la casa.

-¿EH. Propios cuadros?

-Es un artista. Pinta cuadros y maneja la arcilla y cerámica.  Supongo que llegaste directo del aeropuerto a tú casa y luego conmigo.

-Si- miró al castaño -. Sei-chan eligió un artista.

Shirio sonrió -Si. Sabía que pintaba más no que era un reconocido artista. Se enteró anoche. Ya te imaginas como esta Seijūrō.

Sonrió -A Sei-chan no le gustan las sorpresas.

-Estaba impresionado. Yo también cuando Satsuki me lo dijo. Es una lindura de omega.

-A él si lo aceptó- murmuró bajo.

Shiori abrazo al azabache-. Te lo dije claramente, si Seijūrō te aceptaba era más que obvio que yo también, mi marido también. Pero sabes que para Seijūrō siempre serás su hermano mayor, su mejor amigo.  Y yo te concidero un hijo más, el hijo Omega que no pude tener.

-Shiori-san.

-Ahora vamos. Sigamos a Kōki antes que se pierda, el pobre aún no se acostumbra reconocer los lugares por dónde anda.

Reo rodó los ojos-¿A caso es un niño? Ni que estuviera encerrado toda su vida...
El azabache notó el enojo de la pelirroja ¿Había dado en el clavo?

-Mi hijo te dará las respuestas... Solo no comentes nada por el momento. Sigamos antes de que se pierda.

-Bien- ya entendía la urgencia de su mejor amigo.  Tenían mucho de que hablar.

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Seijūrō llegó a la casa solo para encontrar a Kōki profundamente en el sillón. Sonrió y le besó la frente a su durmiente omega.

-Al parecer estás muy enamorado.

Reconoció la voz y sonrío -Reo. Bienvenido. ¿Qué tal tu viaje?

-Excelente. Pero no es el momento, háblame de Kō-chan.

-Vamos al jardín. Pediré que nos sirvan la cena.

-Ya cené. Pide únicamente la tuya, y algo de beber para mí- dijo mientras se dirigía al jardín trasero.

Seijūrō se unió cinco minutos después, se sentó frente a su mejor amigo.

-Dime todo. La verdad estoy intrigado. Shiori-san no pudo decirme mucho.

-No es fácil, Reo, escucha con atención porque solo lo diré una vez.

El azabache rodó los ojos y dejó que su amigo relatar su historia con el castaño.

Seijūrō observaba como el rostro de Reo se transforma mientras le relataba todo.

-¡LOS MATARÉ! ¿CÓMO SE ATREVIERON?

-Comprendo que es muy difícil no poder ser padres... Ellos aceptaron cuidarlo a cambio de suministrar los neutrolizadores.

-¡Aún así no debieron! Hubieran huí con él. Mira lo que le hicieron. De no ser por esa noche contigo quien sabe si estaría vivo.

-Lo sé- murmuró furiosos. De solo pensarlo quería ir y matar a los tres.

-Lo protegeremos- dijo Reo -. Me encargaré de enseñarle a frecuentar diversos los lugares,  para que conozca más.

-Gracias, Reo. Su amigo Kuroko dice que él solo podía acompañarlo a la plaza porque fue al único lugar que le permitían ir, y era el único que conocía. Y que desde que se fue a vivir con él y su familia comenzaron a llevarlo diversos lugares.

-Pues quiero conocer a ese Kuroko. Necesito saber qué le gusta a Kō-chan.

- Arreglaré el encuentro.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora