Padres

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Seijūrō soltó un suspiro, estaba agotado. Le había programado las cirugías todo el día, el más complicado fue ese último, un tumor en un lugar de difícil acceso.

-Buen trabajo, Akashi-sensei.

-Ustedes también hicieron un buen trabajo - dijo a la enfermera, una Omega. Había sido divertido verla con náuseas durante su embarazo... Pero ahora ya no le parecía nada divertido.

-¿Va a casa?

-Si. Quiero llevarle a Kōki algunas cosas. ¿Usted?

-Ya veo. Voy a casa a dormir un rato y luego saldremos a pasear. Mi bebé quiere ver una película.

-que se diviertan.

Seijūrō se despidió de todos y se dirigió a tomar una ducha, cuando salio del baño se sorprendió al ver a la asistente de su padre esperando en el pasillo -¿Pasa algo?

-Akashi-san entro en labor de parto.

Palideció al escuchar la noticia -¿QUÉ? FALTAN SEMANAS.

-No se. Entró a urgencias hace 5 horas.

-¡5 horas!

-Akashi-san pidió que no se le dijera, ya que no quería distraerlo de sus cirugías. En este momento se encuentra en toco. Será mejor que dirija al área.

-Gracias-salio corriendo rumbo a la sala de partos.

Cuando llegó lo primero que vio fue a Reo, a Ryōta y entre ellos hacía Kōki. Estaba muy alterado. Libero su aroma para tranquilizarlo.

-Seijūrō- el llamado omega de Kōki le hizo acercarse rápidamente.

-¿Estás bien?

Reo bufo y el rubio negó.

-¡ESTOY PARIENDO! ¿COMO VOY A ESTAR BIEN?

Arqueo la ceja ante el grito -Lo siento.

Sujeto la mano de su omega, solo pudo fruncir el ceño ante el dolor. Reo suspiró aliviado.

Ryōta sonrió -Vaya a urgencias, Reocchi. Acá súper papá se hará cargo.

-Los veo en un rato- Palmeo la espalda del pelirrojo.

Kōki miró al pelirrojo, se miraba preocupado -¿Cómo le fueron en las cirugías?

Seijūrō nego -Bien. Aunque estoy algo molesto por...

-Los pacientes son primero. Y ya llevo 6 horas aquí así que no quiero quejas - volvió a gritar al sentir la contracción.

-¿Cuánto falta Ryōta?

-Una hora aproximadamente. Le falta un poco de dilatación.

-Esto es vergonzoso- murmuró Kōki. Yacía abierto de piernas, apenas una bata cubría la parte superior de su cuerpo.

-No hay nada de vergonzoso- dijo Ryōta -. Esto es normal.

-Aun así- murmuró el castaño. En cuanto arribaron al hospital lo había desvestido y llevado a una cama, apenas una hora que lo había transferido a la sala de partos.

Seijūrō dió palabras de aliento a su Omega ganándose cada vez gritos incoherentes del castaño.

Kōki gritó y pujó cuando sintió una fuerte contracción. 

Por lo que Ryōta reviso al Omega. Se levantó rápidamente y salió de la sala. En menos de dos minutos yacían varias enfermeras.

-Puja. Tú bebé ya viene.

Kōki pujó una y otra vez.  Seijūrō le animaba a seguir pujando hasta que se escuchó un llanto.

Kōki cayó rendido en la cama.

Seijūrō admiró al bebé, su bebé, su hijo y de Kōki -Es precioso Kōki.

El castaño miro alrededor buscándolo. Vio como lo limpiaban -Qui...agghhhh.

-Ya veo la cabeza, vuelve a pujar.

Kōki volvió a pujar, con las pocas fuerzas que le quedaban logro pujar hasta escuchar de nuevo el llanto de un bebé.

Ryōta sonrió al ver al bebé, le entrego el bebé a al enfermera para que lo limpiara. Notó que otra enfermera depósito al mayor  en los brazos del castaño.

-Felicidades, padres.

Kōki y Seijūrō miraron al bebé más precioso que haya visto antes, segundos después se les fue entregado  al menor, igual de preciosos que su hermano.  Seijūrō sonrió al ver los escasos cabellos rojizos en su hijo menor. 

-Son preciosos, Seijūrō-san- dijo Kōki débilmente, se sentía adormecido.

Seijūrō sonrió y beso la frente del castaño -Lo son. Descansa. No los dejaré fuera de mi vista.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora