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Seijūrō salió agotado de su última cirugía.

-¿Qué tal?- preguntó Ryōta. Acaba de una cesárea de emergencia.

-Bien. ¿Y TÚ?

-Una nena de 3.800kg. El Omega no pudo tenerla naturalmente. Tuvimos que intervenir.

-¿Muchas cesáreas?

-Si. No sé qué pasa. Últimamente los omegas tenien que intervenirse.

- Eso note- dijo algo preocupado, y el rubio lo notó.

-Kōki-san es fuerte. Su salud es excelente. Los bebés están bien desarrollados. No tienes nada que preocuparte.

Miró sus manos -. Me preocupan esos tres meses a los que tuvo que sobrevivir.

-Lo sé. Por ello le mandé todas esos suplementos. Necesito que recupere todas sus fuerzas antes del parto... Y Seijūrō.

El pelirrojo miró al rubio, rara vez éste lo llamaba por su nombre.

-Lo admiro. Logro lo que muchos omegas no son capaces. Él es fuerte.

-Lo sé.

-Estan jodidamente enamorado.

Las mejillas del pelirrojo se tiñeron de rojo.

-¿Ya le dijiste?

-No- se quitó la bata y abandonaron el área -. Tengo ...miedo.

-¿POR?

-¿Y si Kōki no me ama? ¿Si solo está conmigo porque lo marqué ese día? ..¡Hey!- grito al sentir el golpe en la cabeza.

-¡Eres un idiota! Kōki-san te ama. Se nota a kilómetros.

-¿Lo crees?

-Por supuesto. Si te no te amará te rechazara. Recuerda que los omegas cuando no quieren al alfa se alejan de ellos, incluso si eso significa su muerte. Y yo no veo a tu Omega alejarse de tí. Al contrario, el otorgamiento día lo ví lleno de celos por como te miraban las enfermeras.

-Oh...

-Si. oh.

-Puede que...

-Akashi-sensei- ambos miraron a la Omega -. Su esposo lo está esperando en el jardín. Llegó  desde hace unas horas pero le informamos que estaba en cirugía.

-Gracias- miro al rubio -. Nos vemos, Ryōta.

El rubio nego. Sin duda al pelirrojo tenía miedo.

--------------

Seijūrō se dirigió al jardín lateral izquierdo, había visto al castaño por la ventana.

Se detuvo a unos metros y le observo, estaba dibujando el jardín. Se quedó mirando hasta que notó que había cambiado de página.

-Kōki- el castaño giro y su corazón se aceleró ante aquella hermosa sonrisa.

-Bien trabajo.

Se aproximó y le besó, los labios castaños estaban algo resecos -¿Tomaste algo?

-Oh... Lo olvidé- sonrió avergonzado -. Tienen un hermoso jardín y no me pude resistir a dibujar. Lo siento. Olvidé comprar agua.

-Espera aquí.

Asintió y miro al pelirrojo alejarse. No puedo evitar recorrer el cuerpo con la mirada, realmente se miraba bien en su ropa de azul.

Seijūrō regreso con un jugo de naranja  y un agua fría; Kōki bebió el jugo.

-¿Cómo fue la cirugía?

-Excelente. El paciente será monitoreado por lo que resta de la semana y según evolucione será dado de alta.

-Ya veo- se notaba que su alfa amaba su trabajo.

-¿Cómo te sientes?- preguntó seijūrō acariciándole el vientre, ya tenían siete meses. Dos meses más y sus bebés nacerían.

-Algo cansado. Últimamente ya no resisto caminar tanto, mis pies duele.

Seijūrō miro en dirección de los pies de su Omega, realmente se miraban algo inflamados. -Vamos. Me cambio y vamos a casa a que descances.

-Pero los pacientes...

-Ya fue mi última cirugía. No tengo más consultas. Vamos.

Asintió y se levantó con ayuda del pelirrojo. Cuando se levantó notó que las y los omegas miraban con odio la escena porque lo que una sonrisa traviesa se asomó en sus labios.

Seijūrō miro confundido al castaño cuando esté le detuvo de la manga -¿Qué pa..

El alfa se sorprendió pero no tardó en responder el beso de su lindo Omega.

Kōki se separó y se dirigió al hospital -Vamos. Ya quiero ir a casa.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora