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Las doce fuerzas se reúnen. Han comprendido que cada vida nueva les provee de información útil para encontrar el  tan ansiado equilibrio. La amenaza de la fuerza roja les obliga a moverse, incluso sin desearlo, por infinitos universos paralelos. Eso no representa una desventaja para ellos. Las doce fuerzas absorben conocimiento y sabiduría para encontrar las respuestas a todas las preguntas que se hacen. 

***

–Jongin. No sé cómo decir esto de ninguna otra manera, así que simplemente lo diré. Creo que tú y yo deberíamos terminar nuestra relación.

***

Pudo sentir como sus extremidades se movían exageradamente mientras él intentaba incorporarse para poder meter el aire que entró provocando mucho dolor hasta llegar a sus pulmones. Kai inhaló y exhaló, golpeando su pecho con la palma abierta de su mano mientras miraba alrededor. Era su habitación y estaba solo. 

La almohada y parte de las mantas se sentían húmedas. Era evidente que había sudado mucho, muchísimo. Movió su cuello en círculos, de un lado para el otro y escuchó sonar sus articulaciones, seguramente por lo tenso que estaba. 

Se puso de pie y en el mismo momento que dio un primer paso, sus pies golpearon todos los libros que se acumulaban en el suelo y por toda su habitación. Tenía papeles, manuscritos, notas, su computadora portátil. Estaba rodeado. Se logró sentar en una esquina de la cama y se deshizo de su camiseta vieja, que usaba como ropa de dormir. Su piel sintió alivio mientras un par de gotas de sudor bajaron lentamente por su marcado cuerpo. 

Nuevamente, se levantó y caminó un poco. movió sus brazos para arriba, para atrás, a los lados. Se estiró y escuchó los crujidos que le hacían notar lo resentido que estaba su cuerpo. Necesitaba una ducha fría. Fue al baño y se metió a la ducha, el agua lo sorprendió un poco, pero se quedó parado, sin moverse, mientras dejaba que la regadera empapara su cabello y su cuerpo. 

Después de secarse y ponerse algo cómodo, salió de su habitación para descubrir que no era el único despierto. Suho tenía una taza de café en la mano izquierda y en la derecha un periódico. Xiumin llevaba puesto unos audífonos mientras limpiaba los filtros de la cafetera. Un dulce buenos días se escuchó de parte de sus mayores, que parecían empezar el día pacíficamente. Él respondió con un gesto y una sonrisa. 

Se dirigió a la cocina y, cuando entró, su corazón se encogió en un instante. Kyungsoo estaba ahí, batiendo algo mientras tarareaba con su dulce voz una melodiosa canción que seguramente estaba en su mente. Dependiendo de la época y de su estado de ánimo, él tenía una pieza que cantar. Aquella sonaba melancólica. 

–Buenos días–  le saludó Jongin en tono neutro. No quería parecer triste, no quería parecer feliz, no quería parecer nada. Pretender era una pérdida de tiempo. 

–Buenos días, Jongin– respondió el otro muchacho en tono suave. Su expresión pacífica se había esfumado, pero su reacción no fue exagerada. Sólo parecía un poco incómodo. 

–Tomaré algo frío y me iré a mi habitación. No me quedaré– explicó de inmediato Jongin. Kyungsoo dejó todo a un lado, se mordió los labios como señal de duda y se acercó al otro muchacho. 

–No hagamos esto más doloroso y horrible de lo que ya es. Vamos a seguir viéndonos todos los días, vamos a convivir. Intentemos suavizarlo así sea duro, así sea un fastidio por un tiempo porque vamos a superarlo. Lo hemos hecho antes, ¿no es verdad?

Kyungsoo acarició el rostro de Jongin y con su pulgar secó la valiente lágrima que se le escapó. El menor de los dos apretó los puños y dejó salir el aire acumulado en sus pulmones por la boca, en un intento por no sollozar.

Nos vemos en el futuro (Kaisoo)Where stories live. Discover now