38

301 65 12
                                    

Kyungsoo se sobresaltó cuando fue despertado de su sueño por culpa de una respiración agitada y los movimientos bruscos que resultaron ser de Jongin. El chico está empapado en sudor y parecía no tener suficiente aire en los pulmones, ya que abría la boca e intentaba obtener oxígeno desesperadamente, mientras intentaba incorporarse sin lograrlo. Kyungsoo lo ayudó y con mucho cuidado lo sentó. Jongin se veía aterrado, confundido y sorprendido haciendo que el mayor de los dos se enterneciera al verlo en ese estado. 

–¡Jongin!– exclamó finalmente.

–¿Kyungsoo?– deseaba abrazarlo con todas sus fuerzas, pero estaba un poco preocupado. No podía estar seguro de si se trataba de un sueño. Tocó su propio pecho, su propio rostro, cabello. Quería confirmar si era real.

–¡Que susto me has dado! Has estado tres días inconsciente y no sabía qué más hacer. No es como si pudiéramos llamar a un médico. Sin contar todas las semanas que pasaste actuando de manera tan extraña. ¿Te sientes bien? ¿Te duele algo?

–No... no me duele nada– informó el muchacho, todavía un poco agobiado. Examinó su propia habitación como si fuera un lugar desconocido, como si no esperara estar en ese espacio determinado.

–¿Me reconoces?

–Por supuesto– aseguró el menor de los dos. –Eres mi hyung. ¿Cómo podría olvidarte?

Kyungsoo sonrió y lo abrazó, no le importaba nada en ese momento. Lo necesitaba más que nunca. ¿Qué importaba si estaban pasando por un mal momento ? ¿Quién se los iba a recriminar, si los dos estaban tan dispuestos? Podían hablar después, ponerse de acuerdo o arreglar las cosas. Eso no importaba, sólo quería asegurarse de que Jongin estaba bien.

–¿Quieres que llame a los demás?– le preguntó, con miedo de que no se sintiera cómodo al estar encerrados en la habitación.

–No, quiero estar sólo contigo.

Jongin no lo sabía, pero aquellas palabras hicieron que el mayor de los dos se llenara de una esperanza extraña que no era capaz de definir, pero que lo hacía infinitamente feliz. Sus miradas se encontraron y la conexión fue tan, pero tan fuerte, que Kyungsoo fue atrapado por imágenes extrañas y se dio cuenta que eran recuerdos de cosas que no estaban relacionadas con su vida actual, aunque se sentían increíblemente reales en ese preciso instante.

Todo era nítido, cálido, real. Él y Jongin en preciosos jardines, mucho más jóvenes, caminando y hablando de cosas que no lograba identificar, porque no las podía escuchar. También se vio a él mismo comiendo con Jongin, jugando con él, llorando con él, sonriendo con él, peleando con él. Recordó una habitación oscura donde se besaban, se abrazaban, se unían.

Recordó sus manos con tierra sobre un pequeño cerezo que iba creciendo y creciendo hasta dar frutos y sombra. Recordó a Jongin siendo atravesado por una flecha y el dolor que eso le produjo. Recordó a Jongin practicando en un instrumento antiguo, recordó a Jongin de cerca, ayudándolo a observar algo que no lograba identificar.

Era capaz de reconocer todo tipo de emociones y sentimientos: felicidad, ira, frustración, amor, alegría, celos, impaciencia, ternura, asombro, miedo. Todo estaba relacionado con Jongin, era imposible separarlo de cualquier momento de su vida. Jongin estaba omnipresente en su vida, así estuviera viendo una que no le pertenecía por completo, aunque en el fondo sabía que sí era suya.

La sensación lo atrapaba y se quedó estático, no sabía qué hacer, así se alejara un poco, asustado. No, no estaba asustado. Estaba incómodo, estaba nervioso, estaba confundido, pero no era algo que le provocara miedo. No eran imágenes horribles, al menos no todas, en su gran mayoría eran situaciones hermosas que le hubiera gustado experimentar realmente junto a él. Y entonces lo embargó la nostalgia de algo que no había vivido y no había podido compartir.

Nos vemos en el futuro (Kaisoo)Where stories live. Discover now