24

310 61 21
                                    

Kyungsoo encontró una pequeña nota sobre la cama en la habitación secreta que compartía con Jongin. Cuando abrió el sobre, sin sellar, pudo reconocer la característica nueva caligrafía de su amado. Lo conocía y sabía que el joven hacía muchos esfuerzos por imitar su antigua escritura, pero la nueva era muy fácil de identificar, más incluso que la anterior. Era un poco torpe y desigual, como su hubiera aprendido de nuevo varios caracteres importantes. Pero, por alguna razón, le resultaba encantadora.Sus pensamientos dulces cambiaron por completo cuando leyó en mensaje que contenía y la preocupación se instaló de nuevo en su mente. Es como si los problemas se hubiera amontonado en ese punto de su vida.

Al principio de su lectura, se emocionó al punto en que los ojos se le humedecieron. Jongin se había aprendido de memoria su lenguaje secreto, eso tocaba alguna fibra sensible de su juventud que todavía conservaba. No lo podía creer. Él mismo no lo había olvidado y fue capaz de entender todo. Seguramente lo aprendió, Jongin había preguntado con eso cuando encontró el código entre sus documentos. Kyungsoo comentó lo divertido y agradable que era compartir algo que sólo ellos entendían, quién sabe cuál fue la última vez que lo habían utilizado. Y ahora, estaba ahí, en su escondite, leyendo una carta de su amante secreto.

Pero no sólo la escritura estaba en clave, Kyungsoo se dio cuenta de que también tenía que identificar lo que quería decir realmente, ya que el texto parecía tratarse de una fábula. El mensaje debía ser muy importante para que Jongin se haya dado el trabajo de ser tan cuidadoso de que la información llegue exclusivamente a su amante.

En la armonía de un hermoso jardín,

dos hermosos árboles crecían uno al lado del otro.

El uno era un cerezo y el otro un durazno.

Habían sido sembrados al mismo tiempo,

y habían crecido, entrelazándose, por muchos años.

Sin poder evitarlo, los árboles se enamoraron.

Tal vez fue la cercanía que tenían, tal vez el destino.

Nadie lo sabía. Sólo los dos compartían el

hermoso secreto de su amor.

Parecía que estaban destinados

a estar juntos para siempre.

Ese era el mayor deseo que compartían.

No les importaba mantener el secreto,

mientras pudieran estar siempre juntos.

Un día, una caprichosa princesa,

hija del dueño del jardín donde ellos vivían,

decidió que el bello cerezo le pertenecía.

Su padre se lo había regalado.

Ella parecía inconforme con el regalo,

pero cuando se dio cuenta que el cerezo

no estaba solo, lo quiso sólo para ella.

Entonces, decidió que odiaba al durazno que crecía feliz,

ya que ella no podía estar el día entero junto a su cerezo.

Un terrible día, la princesa descubrió que el árbol

de durazno y el árbol de cerezo se habían enamorado.

Nunca supieron cómo se enteró, tal vez no fueron

Nos vemos en el futuro (Kaisoo)Where stories live. Discover now