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En medio de la madrugada, Jongin y Kyungsoo estaban recostados en la cama que compartían en su habitación secreta. Había un poco de tensión en el ambiento, pero ellos se sentían tremendamente atraídos, despiertos y dispuestos a estar juntos. Después de su conversación, era difícil no estarlo.

Desde que Jongin regresó, el segundo príncipe había notado que su compañero mostraba especial interés en cambiar ciertos hábitos que habían tenido durante su relación de pareja. Por alguna razón, el joven se veía mucho más seguro y curioso con respecto a la intimidad. Tenía deseos que jamás había demostrado antes y, para hacer todo más complejo, quería hasta liderar su encuentro.

Kyungsoo, con su gran orgullo, jamás admitiría que tenía miedo. Pero lo tenía. Sabía que podía llegar a ser muy placentero, Jongin se lo había hecho saber múltiples veces. Y podía comprobarlo por sí mismo al notar la expresión en su rostro y los gemidos que hacía, pero no estaba seguro si él podría experimentarlo de la misma forma. 

No se sentía listo listo, nunca lo había hecho de esa manera y no estaba muy seguro de querer experimentarlo. Pero no pudo negarse, no después de cómo su amante se había entregado a él sin rechistar. Siempre fue tan generoso en todo sentido, no podía darse el lujo de ser tan egoísta y cerrarse a algo que posiblemente traería felicidad a sus vidas.

Así que simplemente aceptó. Sabía que si no lo hacía en ese momento, probablemente no se atrevería después. Su convenció a sí mismo de que era algo que podía soportar, especialmente porque quería darle gusto a Jongin y consentir al muchacho que tanto amaba. Si no lo disfrutaba, estaba seguro de que Jongin lo entendería y las cosas podrían seguir como siempre. 

Estaba tan convencido de que lo le iba a gustar, que supuso que esa sería la primera y la última vez. Lo que no esperaba, es que Jongin se transformara en cuánto empezaron a besarse. Sus manos tuvieron la libertad de viajar por todo su cuerpo, como si fuera él quien estaba acostumbrado a tener las iniciativas. Su amante parecía poseído por la lujuria. Mordió con fuerza su piel, en lugares tan estratégicos que sería imposible que un extraño encontrara las marcas. También lamió la piel, que se erizaba cada vez que la cálida lengua ajena hacía un sutil recorrido por los puntos más sensibles. 

Por primera vez, en toda su relación, Kyungsoo se sentía atrapado, inexperto, indefenso. Normalmente era el segundo príncipe de la nación quien poseía a su amante y lo hacía gritar de placer. En este momento se sentía como un jovencito virgen que se estaba acostando con un hombre grande y experto. El brillo en los oscuros ojos de Jongin le hacía temblar entre el miedo y el placer. Era tan extraño, incómodo y un poco atemorizante, pero tan excitante al mismo tiempo, que se dejó llevar.

Jongin no dudó al tocarlo y era evidente que sabía lo que hacía. Kyungsoo estaba abrumado por todas las nuevas emociones, empezaba a disfrutar realmente de esta nueva faceta de su amante. Pero la felicidad y la seguridad se vieron interrumpidas cuando el más alto de los dos forzó dos dedos dentro de su boca. El terror lo invadió de inmediato, una cosa era el juego previo, otra era chocar contra la alarmante realidad de que la situación iba en serio.

Como no estaba muy confiado, apenas si jugueteó con su lengua, pero Jongin parecía no tener mucha paciencia, así que abandonó la boca de Kyungsoo para acercar su mano a la suya propia. Era una imagen casi vulgar. El segundo príncipe no podía creer que aquel muchacho que solía verse tan inocente pudiera lamer sus dedos hasta dejarlos completamente lubricados. Ni hablar de la mirada que le lanzó cuando empezó a bajar con húmedos besos por su cintura. Kyungsoo empezó a temblar. Sintió pánico y dio un brinco de sorpresa cuando sintió la invasión. Estaba arrepentido, no debió aceptar algo así sin considerarlo previamente. Aún así, no podía parar. Jongin lo había dejado tan  necesitado y se veía tan malditamente sensual en su plan de activo, que así hubiera querido, era imposible detenerse en ese instante. Cerró los ojos con fuerza e intentó relajarse, sabía que sería más doloroso si estaba tenso. Era difícil no estarlo. 

Nos vemos en el futuro (Kaisoo)Where stories live. Discover now