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Era la primera vez que Jongin se sentía atrapado en su propia habitación, donde se supone que siempre iba a estar seguro. Soo Min había sido más inteligente que él. Lo había acorralado, lo había  encontrado a solas, en un lugar en el que no podía hacer un escándalo y pedir ayuda. Kyungsoo, Baek, Minho, todos estaban lejos y no pensarían jamás que estaba en peligro dentro del palacio, con su propia corte a los alrededores. Por que sí, disimuladamente, Jongin tenía una pequeña corte que lo acompañaba, como si fuera de la familia real. En parte, Kyungsoo consideraba que así era.

–Princesa– logró decir después de tragar en seco y bajar la mirada ante su intimidante y molesta presencia.

–He traído un té que te hará bien. Tengo entendido que no puedes dormir correctamente, al menos es lo que he escuchado.

–¿El segundo príncipe lo ha mencionado?– quiso saber sorprendido, no entendía por qué Kyungsoo compartiría una información que pudiera resultarle desfavorable.

–En absoluto. Mi esposo no habla de frivolidades conmigo. En realidad, ha llegado a mis oídos por los comentarios en el palacio. Todas las cocineras y doctoras lo saben. Han estado hablando de lo molesto que resulta. Lo han probado todo y nada funciona. Tal vez, en el fondo, me siento mal por ti. Es una pena que no puedas dormir correctamente. Es un problema para mí, porque seguro despiertas al príncipe durante la noche y eso puede cansarlo.

–¿Al príncipe...?

–Escucha con atención. No voy a repetir estas palabras jamás. Afuera, a la vista de todos, el segundo príncipe comparte la cama conmigo, no contigo, como debería ser. Entonces si tus malos hábitos lo afectan, eso podría darme una mala imagen a mí. Es por eso que he venido a tratar de ayudarte. Tu salud mismo, me tiene sin cuidado.

–No, princesa. Esto es imposible.

–Todo lo contrario– respondió Soo Mi. –¿Con quién crees que estás hablando? ¿Realmente pensaste que no me iba a dar cuenta, después de tantos años de matrimonio? No estás hablando con una tonta. Siempre tuve mis sospechas y he llegado a la conclusión de que no quiero luchar contigo. Es horrible tener que lidiar contra un favorito. Doloroso y molesto para mi orgullo. Es que me enoja, ¿a quién intentas engañar? Sé todo el tiempo que Kyungsoo y tú pasan juntos, y no me quiero imaginar todo lo que hacen también.

–Princesa... yo.

–Las excusas sobran, por favor, no intentes engañarme más de lo que ya has hecho. Me bastó ver la reacción del segundo príncipe cuando pensó que estabas muerto. Lloraba hasta las pocas veces que se quedaba dormido, estaba destrozado, desconsolado. No dormía y bajó exageradamente de peso porque no quería probar bocado. Todo el mundo notó que su luto no era el de alguien que había perdido a su mejor amigo, parecía más... como si se hubiera quedado viudo. Nadie se atrevió a decir nada, respetaron y compartieron su dolor, porque se trataba del hijo del rey. Pero yo no soy estúpida, Kim Jongin.

El silencio reinó por varios minutos. Era la primera vez que la princesa no estaba acompañada por nadie. Probablemente la esperaban afuera, pero en la habitación sólo estaban la esposa del segundo príncipe y su amado. Habían sido descubiertos por culpa de la tragedia.

–No entiendo– dijo finalmente Jongin, rompiendo la incomodidad de la habitación. –Si la princesa ha sabido esto con tanta certeza, durante tanto tiempo, ¿por qué no ha hecho nada antes? ¿Por qué no le ha reclamado a su esposo? ¿Por qué me lo dice a mí? ¿Qué puede ganar de mí? Yo no tengo nada que ofrecer. No puedo hacer nada por usted y tampoco puedo disculparme.

–No quiero tus disculpas, pero te equivocas. Claro que puedes ayudarme. Necesito un favor– informó la mujer  sintiendo que, por primera vez, estaba en ventaja con respecto al amante de su esposo. Siempre fue relegada cuando se los comparaba en cualquier ámbito, pero ahora, ella se veía a sí misma como más poderosa.

Nos vemos en el futuro (Kaisoo)Where stories live. Discover now