-POV Patricia-
¿Cómo explicarlo? ¿Tiene descripción acaso lo que acabo de vivir? Todavía siento lo acelerado que está mi corazón, y un cosquilleo en los labios. Dios. Cada vez que lo recuerdo quiero correr a buscarlo y que me bese otra vez, pero que ahora no se vaya de mi lado de esa forma.
¿Por qué me pasa esto? ¿Él estará igual de confundido que yo? No, seguramente no, si es un maldito creído, que porque muchas chicas lo persiguen cree que voy a ser igual que esas minas. Aparte, ¿qué le ven de lindo? ¡¿qué le veo de lindo yo?! No sé, pero tiene un efecto en mí que me tiene loca.
—Sos una pelotuda— me susurra Sandra agarrándome del brazo—. ¡¿En qué pensabas cuando lo besaste?! ¡Te pudo haber visto papá!
— Ay, soltame, bruta. Duele—me quejo mientras San me arastra hacia la habitación.
—¿Quién era ese?—me suelta de golpe y cierra la puerta—, ¿es tu novio? —pone cara pícara y se sienta conmigo en la cama.
—No era nadie—suspiro.
—¿Nadie?—sonríe.
—No era nadie—bajo la mirada, él no era más que el hijo creído de Eduardo y para él todo es un juego.
—¡PATRICIA!—el grito de mamá nos sobresalta. Ay no, me va a matar. Miro a San y ella sonríe.
—Te voy a salvar de esta, pero me debes una, eh—palmea mi espalda y sale de la habitación sonriendo ¿vieron que buena hermana tengo?
Sonrío y cierro los ojos, la imagen de Oscar tomando mi rostro entre sus manos no tarda en llegar, mi sonrisa se amplía y me rozo los labios con mis dedos recordando como era lo que se sentía ser aprisionada por su boca. Podría volverme adicta a sus besos...
—¡PATRI!—ahora es la voz de Sandra la que me sobresalta y entiendo que algo no está bien.
Corro siguiendo las voces de mi hermana y mi madre. Llego al pasillo que da a la cocina y empiezo a ver sangre en el suelo, acelero el paso y veo a mamá desesperada buscando algo y a Sandra sosteniendo la cabeza de papá. Su nariz está sangrando.
Las guerras son así, a veces te atacan por la espalda y uno tiene que tirar todo y comenzar a luchar. En mi caso, a veces cuando menos lo esperamos, la pequeña línea entre la vida y la muerte aparece de nuevo, arrasando con todo y sólo nos queda correr, correr por su vida...
~●~
—¿Cómo es que pudo pasarle eso?—dice Olga entre llantos— Estaba tan bien esta mañana.
Creo que mamá es siempre la que llora más de lo debido. Se preocupa mucho por él, no digo que nosotras no, pero hasta cuando papá le dice que no llore ella lo hace.
Una vez dijo que no se imaginaba la vida sin él y me dieron ganas amar de la misma forma en la que ellos lo hacen, espero encontrar alguna vez ese amor ¿y a qué va esto? Obviamente al beso que le di hoy a Oscar. Bueno. En realidad él me lo dio, pero fue tan, pero tan maravilloso que...
—¡Deja de poner cara de estúpida!—Sandra me zamarrea un poco y sonrío negando—. No es momento de sonreír. ¿Escuchaste lo que el médico dijo? — niego y me siento mal por pensar en Oscar siendo que mi padre está en un hospital sufriendo.
—¿Patricia que te pasa que estas tan distraída?—pregunta mi mamá abrazando a mi hermanito.
—No pasa nada—sonrío a medias y Sandra niega agarrándose la cabeza con una mano.
—¡¿Al menos escuchaste que papá necesita la operación ya?!—exclama Sandra cansada— ¡No es momento para pensar en noviecitos! ¡Hay que salvar a papá!
~●~
—Que sorpresa tenerla por acá, señorita Sosa—la voz de Eduardo es tan o más intimidante que la última vez que lo vi y tener ese porte de superioridad no ayuda a que mis nervios se calmen. Dios—. Sabía que no iba a poder rechazar mi propuesta—sonrío y el señala hacia dentro de su casa—, pase.
Entro y el aroma de Oscar me invade haciendo que cada uno de mis sentidos se pongan alerta y que mi instinto de leona quiera ir en su busca. Está aquí, en alguna parte. No, no, no. No tengo que pensar esas cosas, tengo que concentrarme en hacer algún tipo de negocio con Mediavilla y que me preste el dinero para la operación de papá.
—Entonces...¿va a aceptar?
—Sí, voy a hacerlo, pe...
—¿Entonces qué esperamos? —me inerrumpe agarrándome del brazo y llevándome a, supongo, su oficina. ¿Qué tienen las personas con arrastrarme a otros lugares?—. Bien, voy a darle unos papeles para que firme.
—Pe.. —trato de hablar, pero no lo logro.
—...Y después oficialmente voy a ser su representante—termina de hablar y deja unos papeles sobre el escritorio—. Tome asiento.
—Voy a hacerlo con una condición—él me mira levantando una ceja y hace un gesto para que siga hablando—. Necesito que me preste plata—bajo la mirada y él suspira.
—¿Cuánto?—su sonrisa se borra.
— Millones...
—¿Cuantos millones y para qué? ¿Está metida en algo?
—¡No! ¿Cómo cree?—mis manos sudan y me las seco en el pantalón—. Es... mi papá, él está muy enfermo y...
—Papá, me voy—ahora es la voz de Oscar que me interrumpe. Vuelvo a sentirme incómoda.
—¿Y adónde te vas vos a esta hora?—Eduardo se levanta de su silla y si las miradas mataran, Oscar ya no sería más que cenizas.
—A un boliche, ¿no es obvio? ¿Qué hace Patricia acá? — siento como las mejillas me arden y me hago chiquita en el sillón— ¿Me vino a buscar?
—No—suelta secamente Eduardo.
—¿Vamos a bailar, Patri?— me sobresalto al sentir su mano en mi hombro, un escalofrío me recorre de inmediato y suelto el aire que estuve reteniendo.
—¡Que no! Aparte, tenés que ir a estudiar, no te metas con ella...
—Ella ya se metió conmigo—me sonríe.
—¡Vos me besaste!—me paro indignada, ¿qué se cree? ¿qué voy a dejar que me haga quedar mal frente a su padre? No.
—¡Oscar andate! ¡Interrumpis mi trabajo! — él me sonríe y se va, dejando a Eduardo diferente, ¿preocupado?
—¿Está bien?—pregunto acomodándome en la silla.
—Me preocupa su futuro, a este paso no va a conseguir una buena mujer, no va a tener una familia, no va a ser nadie en la vida—se me queda mirando—, necesita una mujer como vos—susurra y al instante sonríe—. Te propongo algo.
—¿Qué?
—Quiero que te cases con mi hijo —entrelaza sus manos con una sonrisa gigantesca.
¿¡Qué!?
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Más allá de los sueños
RomanceA veces, cuando uno menos se lo espera, cuando todo en tu vida está medianamente bien, algo llega para destrozarte, algo que te hace despertar de tu mundo de sueños y te hace empezar a luchar. A luchar con todas tus fuerzas, a volar contra el viento...