-POV Patricia-
—¿No te olvidas nada?—pregunta Olga tan maternal como siempre.
—No, yo creo que no—suelto un suspiro y abrazo a mamá. Voy a extrañar mi casa—. Si yo no te llamo, llamame vos eh, no quiero pasar más de un día sin haber escuchado como están.
—Bueno. No te preocupes, hija.
Y después de abrazar a Leo y a San, me siento lista para entrar en el auto de Oscar y empezar una nueva vida lejos de mis padres.
Mamá me acompaña hasta la puerta, la mantiene abierta mientras camino hacia el auto y me tira un beso cuando ya estoy adentro.
—Nos vemos, suegrita—Oscar le tira un beso y arranca. Todavía no entiendo como es que se ganó el amor de mi mamá— ¿Ya nos vamos a casa? ¿O pensas ir a algún lugar antes?
—Vamos a casa.
Me tomo la libertad de mirarlo. Sus ojos están fijos en el camino y el sol hace que se pongan más claros de lo que ya son. Podría enamorarme de él mil veces con sólo mirarlo, con admirar sus labios y esos cachetitos que quiero para mis hijos.
¿Por qué él si somos tan diferentes?
Una vez más llego a la misma conclusión. El amor te hace estúpido, te deja estúpido y te pone estúpido.
—¿Qué pensas?—la comisura de sus labios se levanta en mi dirección y el pecho se me infla...
—En lo estúpida que me pones.
~•~
—¿Alguna vez te mudaste antes?—Oscar me agarra por la cintura y besa mi cuello mientras arreglo el último cajón lleno de ropa de su armario.
Es raro compartir mi espacio con un hombre... no es que no lo haya hecho con Leo o con papá. Pero ellos no quieren acostarse conmigo ni tampoco me besan o meten las manos por debajo de mi ropa... definitivamente no es lo mismo.
—Sí. Nos mudamos cuando papá se enfermó. Vendimos la casa y... casi todo lo demás—pongo mis manos por encima de las suyas y trato de que dejen de apresarme—. Compramos una casa donde estuviéramos cómodos y la factura nos venga más barata... Insistimos en que sea cerca del hospital porque antes los ataques de papá eran más seguidos y no podíamos confiar en las ambulancias. Vos entendes...
—Sí, entiendo—sus dedos inmovilizan los míos y me dan a entender que no va a soltarme—. Sos mía ahora. Mía...
—Que estemos casados no te da ningún derecho. Sabes bien por qué lo hacemos y...
A veces no entiendo como es tan rápido, no entiendo en que momento me dio vuelta y empezó a besarme.
Mi cuerpo reacciona. Un escalofrío me recorre y no puedo evitar tocarlo, abrazarlo, tenerlo más cerca.
Otra vez borra todo lo que tengo en mente, me hace una historia y la deshace a su antojo. Presiona mi labio inferior y mi cintura a la vez.
Puedo escuchar música... una sinfonía completa sonando en mi mente. Cada vez que el juega con mis labios una nueva nota se hace presente y...
—Creo... creo que necesito un papel.
—¿Qué?—su frente se arruga y me mira confuso.
Que me tenes loca hasta el punto de crear música en el momento en el que me besas.
— Quiero un puto papel y un lápiz.
—Deja de joder—el vuelve a acercarse pero me alejo rápido y corro a buscar algo para escribir.
Las notas vienen solas, no me detengo a pensar siquiera si tienen coherencia. Escribo todo, todo lo que él me hizo.
—Pareces loca—el sexy muso aparece por detrás y asoma su cabeza a la servilleta de papel—. Eso parece ser bueno, eh. Voy a traer la guitarra.
Siento sus pasos alejarse y volver en el momento en que las notas paran de llenar mi cerebro.
—A ver—el me saca la servilleta y se sienta a mi lado en el sillón. Acomoda la guitarra y empieza...
Sus dedos acarician las cuerdas y la hace maravillosa, más de lo que sonaba en mi.
Llena la habitación con música y mi alma también.
Creo que me estoy volviendo cada día más estúpida...
~•~
—A papá le va a gustar la canción—Oscar abre la cama y se acuesta—. Dale acostate.
Corro las sábanas y también me acuesto.
—Seguro que si—él sonríe y se pega a mi otra vez en el día.
—Me encanta tu voz, Patricia. Pareces un ángel—la cara me empieza a arder y sonrío—. Es bueno tener un ángel de esposa.
—Creo que si—él me besa y vuelve a su lugar. Me da la espalda. Nunca antes me había parecido tan sexy como hoy.— Va a ser como nuestro hijo...
—¿Qué cosa?—él gira su cabeza para mirarme y sonrío otra vez.
—El tema, amor.
Inmediatamente me arrepiento de haberle dicho 'amor'. Él se da vuelta otra vez y no habla.
Me tapo entera y también le doy la espalda.
—Supongo—susurra—Hasta mañana...
—Hasta mañana—cierro los ojos y trato de que el frío no me congele.
Te quiero, Oscar...
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Más allá de los sueños
RomanceA veces, cuando uno menos se lo espera, cuando todo en tu vida está medianamente bien, algo llega para destrozarte, algo que te hace despertar de tu mundo de sueños y te hace empezar a luchar. A luchar con todas tus fuerzas, a volar contra el viento...