Capítulo 15

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-POV Patricia-

Agarro el ramo de flores de las manos de mamá y suspiro por décima vez en el día.

La boda comienza en 15 minutos, el vestido es enorme y me cuesta entrar a la limusina que Don Eduardo mandó a pedir.

La verdad es que los nervios me están comiendo de a poco, las manos me transpiran y ni hablar del dolor de panza que tengo.

Mamá cierra la puerta y veo a través de la ventanilla como sube al auto que está en frente de la limusina junto con papá y mis hermanos.

El ir sola en el trayecto no ayudaba en nada. Hace que dude una y otra vez de esto. ¿Es lo que quiero? No lo sé. Quizá si, por mi papá, por mi familia.  Por mí... no sé.

Me abrazo para no sentirme más sola de lo que estoy y miro el camino. La iglesia se ve a lo lejos. De repente un nudo de sollozos se me atora en la garganta y trato de no quebrarme. No quiero arruinar el maquillaje.

El chofer para en el semáforo y la espera se hace más larga. Mamá y papá ya llegaron a la iglesia, puedo ver que el auto se estaciona y bajan.

Agarro de nuevo el ramo que había dejado a mi lado y me preparo para esto.

Cuando llegue no tengo que ponerme nerviosa. No.

El auto avanza y en unos segundos llegamos.

Papá se acerca a mi puerta y la abre.

—¿Lista, mi amor?—sonrío por como me llama papá y agarro su mano para salir—. No estés nerviosa. Tampoco pienses que estás haciendo mal, siempre pasa.

—¿A vos te pasó?—él sonríe y entrelaza su brazo con el mío.

—Sí, hasta que me di cuenta que la amaba mucho más de lo que imaginaba.

Las puertas de la iglesia están abiertas. El sonido del piano me da la bienvenida, me recibe dando brincos y danzando junto a mis oídos, no había oído música tan bella como esta.

Papá me llevaba del brazo, agarrandome con fuerza, dándome esa valentía que me faltaba. Al parecer no me quería dejar ir, porque caminaba tan despacio hacia el altar, que hasta yo tuve que dejar de lado mi nerviosismo y levantar la mirada por primera vez.

Estaban todos, todos a los que amo... Por alguna razón no había nadie de la familia de Oscar.

Mis piernas flaquearon al imaginarlo y me detuve en seco en medio del camino de pétalos de rosas.

Y quedé aquí. Parada mirando el suelo, tratando de caer de nuevo, la música no dejaba de sonar, pero los murmullos empezaron a aturdir mi pobre cerebro que ya suficiente hacia con procesar el cuerpo del hombre que tengo en frente.

Oscar está parado en el altar. Sus ojos brillan, y por el movimiento de sus manos sé que está igual o más nervioso que yo.

—No tenes que hacerlo si no queres...—mamá aparece de la nada en frente de mi y me toma de los brazos llamando mi atención.

No puedo hacer que mi voz salga, no puedo.

—Patricia, vamos—ahora es papá—vamos, hija—siento como tira de mi y me saca de la iglesia de la misma forma en la que entramos, dándome fuerzas.

Papá no quiere que entremos a la limusina, así que corremos hasta dónde el puede (media cuadra) y se detiene para tomar aire.

Él levanta la mano para hacer parar al taxi que viene a una cuadra y se apoya en un árbol. Está agitado, es mi culpa...

—¡Patricia, espera!—me giro para ver a Oscar correr hacia nosotros. Papá se pone firme en frente mío y hace que me den ganas de poner los ojos en blanco.

Oscar no tarda más de un segundo para quedar en frente de José y él si hace el gesto de exasperación. Sonrío.

—No te vayas—dice él tratando de sacar a José de en medio con una mirada asesina—. Patricia, vamos a la iglesia,  no podes hacer esto.

¿No puedo?

—Ella no quiere casarse, no la obligues—papá da un paso al frente y Oscar retrocede uno, estoy casi segura que no es porque le tenga miedo.

—¡Usted la sacó de ahí sin su autorización, ella no dijo nada!

Y entonces veo flaquear a papá. Oscar tenía razón, yo en ningún momento hablé, no pedí salir de ahí de esa forma.
Aunque sé que papá lo hizo porque me conoce. Entonces José se da vuelta y me mira.

—¿Hice mal en sacarte? ¿Vos queres volver ahí y casarte con este... bruto?

Asiento sin pensarlo y la sonrisa cínica de Oscar se planta en su rostro.

—No hagamos esperar a la gente entonces—mi futuro esposo me toma del brazo y me lleva hacia la iglesia. Entramos como si nada, aceptamos como si nada y salimos como si nada.

Papá estaba triste, lo notaba.

Yo tampoco esperaba casarme de esta forma tan brusca.

~•~

-POV Oscar-

Al entrar a la iglesia nuevamente con mi novia tomada del brazo la gente empezó a tomar los lugares, los susurros no tardaron en hacerse escuchar. Que se vayan todos a la mierda.

Subimos al altar, un padre bastante viejo apareció en frente de nosotros y Patricia sonrió por primera vez desde que entró a la iglesia. Se dijeron cosas cursis de viejos y después todo empezó.

Patricia no me miró en toda la ceremonia, tampoco apretó mi mano como dijo papá que Marta había hecho con él. Y esos sentimientos de nerviosismos que tenía al principio,  Patricia se encargó de transformarlos en nada con su indiferencia.

Fue como otra misa más aparte de que tuve que ponerle un anillo y decirle cosas llenas de mentiras, ella también lo hizo, me dijo que me amaba, y descubrí una cosa más de ella, es muy buena actriz, porque un poco más y no se larga a llorar.

Al besarla después de aceptar ser esposos ella suspiró en mis labios y me dijo algo parecido a un "te odio".

No la culpo, yo también lo hago a pesar de que cada día la veo un poco más linda...

Más allá de los sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora