Capítulo 21

6 0 0
                                    

Sentada contra la fría pared de cerámica tratando de comprender a su amado, pensando en como seguir sin causarle daño al querido hijo que llevaba ahora en su vientre y, a la vez, ayudar a la otra parte de su familia. A esa que todavía estaba sufriendo hambre y quizá frío. Estaba Patricia, llorando amargamente por su mal de amor, no le importó mucho que Oscar estuviera del otro lado escuchando como su alma se iba de a poco en cada sollozo. Sólo quiso liberar su dolor, ese que la estaba matando por dentro, incluso opacando la felicidad que sentía por su pequeña luz.

De a poco su mano fue soltando la prueba de embarazo y fue apagando sus quejidos. Apoyó la cabeza en la pared y se durmió después de horas de llanto.

~●~

-POV Oscar-

09:45 a.m.

Entré al baño tratando de no caer, la cabeza me dolía, pero no me quejé. No iba a quejarme después de una noche como la anterior.

Había tomado hasta el cansancio y había dormido con una mujer increíblemente hermosa. No me arrepiento. No amo a Patricia, y no voy a amarla.

Entré directamente a la ducha y busqué que el agua se llevara un poco el dolor de cabeza...

Menos de 10 minutos después, salí de la ducha y... Patricia estaba dormida a un costado de la pileta.

Me anudé más fuerte la toalla para que no se caiga y caminé hacia ella. Me agaché a su lado y la tomé entre mis brazos.

La habitación todavía daba vueltas, así que me apuré a dejarla sobre nuestra cama.

La tapé con las sábanas y ese algo que me atrae de ella me obligó a abrazarla. Quizá es su olor, o su pelo... o la hermosa boca que a veces me vuelve loco.

Acaricié su estómago y me asusté al sentir algo puntiagudo. Levanté su remera y ahí, escondido entre sus ropas, había un test de embarazo.

Las puntadas de la cabeza empezaron a atacar con más fuerza. Me levanté de la cama para buscar alguna caja que me dijera si es que esas rayitas significaba que si...

Al encontrarla me di cuenta que si. Iba a ser papá.

Creo que fue la borrachera, pero desperté a Patricia a besos y le dije que gracias. Su cara fue todo un poema al descubrir que hablaba de nuestro bebé,  pero después empezó a soltar risas y lágrimas. Creo que hasta lloré en su hombro de la felicidad y ella me abrazó.

Me dijo que me amaba y me dormí pensando en mi hijo. Estaba feliz pensando en que quizás iba a tener una razón para vivir después de todo...

~●~

Patricia despertó e inmediatamente fue a la cocina a preparar algo para desayunar. Pensaba hacer algo muy rico. Algo con el que puedan celebrar la llegada del angelito que llevaba en el vientre.

Ella pensó que podrían almorzar juntos, acaramelados y embobados con su pancita que ni siquiera había empezado a crecer, después se dirían cosas cursis dignas de futuros padres y actuales esposos. Se darían un beso y ella llamaría a su mamá sentada en la falda de Oscar con él enrollando sus brazos alrededor de su cintura. Se reirían juntos cuando su mamá empiece a llorar y después harían lo mismo con Eduardo, solo que esta vez sería Patricia la que haga reír a Oscar, mientras esté hablando, con besos en el cuello.

Entonces preparó la mesa perfecta, cambió el mantel, puso un florero en medio y llenó la mesa de cosas ricas pensando solo en él. Puso todo lo que creía que podía gustarle, porque no, todavía no lo conocía del todo, y fue a despertarlo.

Entró a la habitación sin hacer ruido y se acostó delicadamente al costado de Oscar.

Lo abrazó y por alguna razón quiso cantarle. Entonces lo hizo. Empezó a tararear una canción que ni ella sabía que existía. Acercó sus labios al oído derecho de Oscar y comenzó a soltar palabras dulces adornadas con melodías.

El comenzó a moverse y para cuando ella quiso besarlo, él ya estaba lo suficientemente despierto como para alejarse. Esquivó su beso y se libró de su agarre. Cubrió su oreja como si las palabras que salían del corazón de Patricia fueran fuego para él y le quemaran. La miró con desprecio y algo confundido, esa chispa que anoche tenía ya no estaba.

—¿Qué hora es?—Él buscó su celular—. ¿No crees que es muy temprano? —dijo con tono frío e indiferente

—No lo sé... es que como estabas feliz anoche con la noticia pensé en hacer algo lindo hoy.

Él la miró raro—¿Qué noticia?

—La del...—y ahí ella se dio cuenta que la chispa había venido con el alcohol y se fue con él al igual que los lindos recuerdos.

Más allá de los sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora