30. Tu dulce sonrisa

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Narra Freddie

—Entonces, John ¿Qué se te antoja? Yo invito—dije caminando en dirección contraria.

—Amh...lo que sea—agachó la mirada—No me gusta que gasten por mí, tengo dinero.

—Vamos no seas tan humilde el dinero está para gastarse, pide algo.

—Cuando lleguemos quizás decida pero te juro que yo puedo pagarlo...—dijo con notoria disconformidad caminando un poco más rápido—¿Cómo te sientes después de lo de anoche? —la vieja técnica de cambiar el tema. Buena técnica Deacon, pero no importa, de todas formas acabaré por convencerlo para invitarle algo de comer.

—Ya notaste mi rostro hecho mierda querido...pero supongo que bien. Al menos el alcohol etílico de Roger no me perforó el estómago.

—Nunca se sabe con Roger y nos llevamos dos galones incluso, además de la chica que "cautivó con —dijo esbozando una pequeña sonrisa muy adorable—¿Cómo crees que estarán ellos dos?

—No sé nada de esos dos tortolos, de seguro estaban tan ebrios que Brian en verdad confundió a Roger con una stripper y se la llevó a un motel de mala muerte.

Tras mi estúpido comentario pude escuchar la risita de John—¿Te imaginas? —me preguntó con esa misma sonrisa... ¡Oh santo dios es tan lindo! —Pagaría el dinero que no tengo solo por ver sus rostros.

Su risita es tan particular y encantadora que acabé por sonreír yo también, claro que me cubrí con mi mano, pero su risa no solo estaba provocando eso en mi...mis mejillas arden, oh santa mierda arden como las brasas de una chimenea ¡No otra vez!

La risa de John se detuvo y se me quedó viendo...

— ¿Freddie, te encuentras bien? Estas muy pero muy rojo—dijo mirándome con...ese rostro tan lindo y adorable...

— ¡Si, estoy bien querido! S-solo es el calor, uff sí que está ardiendo aquí—mentí con nervios echándome aire para tratar de calmar ese sonrojo pero su mirada solo lo hacía empeorar mas.

—Entiendo...—me miró con clara desconfianza achinando los ojos.

Me quedé en blanco sin saber claramente que decir, pero para mí buena suerte ya estábamos al frente de la cafetería.

—¡Mira tú! Ya llegamos ¿Seguro no quieres que te invite algo? Aquí venden de los mejores pasteles de la ciudad.

—No es necesario, traje mi billetera—dijo con una sonrisa triunfante sacándola de su bolsillo—Además, yo te debía un almuerzo...—abrió con confianza su billetera sin embargo no había ni un centavo, si esto fuera una caricatura hubiera salido una mosca volando. La mirada de John era completamente incrédula, volteó de arriba abajo quizás creyendo que se abriría un portal inter-dimensional donde caería su dinero—Pero...¡yo había puesto mi dinero aquí!

Narra John.

¡Esto debe ser un chiste! ¿En qué me gasté toda mi plata?

Oh claro en compras...

¡¿Tanto han subido los precios?! ¡Ay, acabé con toda mi capital en menos de un día!

Al levantar mi mirada pude ver la expresión triunfante y orgullosa de Freddie con ambas manos en las caderas.

—No sabía que ahora ofrecían dinero invisible, querido—sentí como mi rostro se sonrojó por su comentario.

—Igual ni tengo hambre. Otro día te invitaré el almuerzo, en serio perdón. Igual puedes almorzar tú, yo te haré compañía.

Al desnudoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora