Capítulo 1

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El despertador de mi habitación indicaba que era hora de levantarme con un molesto sonido de fondo, mis ojos se abrieron a tope y los volví a cerrar gracias a los luminosos rayos del sol que atravesaban las blancas cortinas.

Suspiré mientras estiraba mi cuerpo, me levanté y caminé hacia el baño para tomar una ducha. Al terminar aquel acto proseguí a escoger mi traje del día, comencé poniendo una camiseta blanca en mi torso y abrochando los botones delicadamente, saqué un pantalón de satín italiano color negro, lo deslice por mis piernas y abroche cuando llego a mi cadera. Puse mi corbata negra que tanto me caracterizaba y al verme al espejo sonreí a tan asombrosa imagen y no, no lo decía por mí, si no a la persona que se encontraba todavía recostada en la cama.

Salí justo a tiempo para ser de los primeros en llegar a la preparatoria, mis lemas siempre eran algo que tuvieran que ver con la puntualidad y su beneficio. Estacione mi coche en mi lugar asignado "Director Ellington", era mi tercer año de rector y estaba orgulloso en lo mucho que había llevado a la cima esta escuela llena de chicos problemas.

Tanto tiempo espere por llegar a donde estoy, montañas de problemas que escalar para estar en donde estoy ahora, horas de esfuerzo, dedicación, rumores que ahuyentar. Cuidar de mi reputación en cada gota de sudor, perseverar mi perfil del hombre perfecto, todo eso se mantenía en una caja de cristal que nadie lograría destruir o eso podría pensar.

Un choque con un cuerpo más chico que el mío me hizo regresar de vuelta a la realidad, mire hacia abajo y ahí estaba aquella peli negra sonriendo anchamente mientras su cabello se movía de un lado a otro espesamente.
Estaba por hablar cuando ella me interrumpió introduciendo lo que era una chupeta en mi boca, estaba mojada, ni siquiera me había percatado que estaba en sus manos cuando chocamos y ahora la tenía en mis labios. Su boca tenía ese color rosado y pegajoso; mis manos se cerraron en puños que claramente ponían mis nudillos blancos, baje mi portafolio con cuidado y respiré hondo para no armar gran escándalo el primer día.

—Señorita Hamilton, muy graciosa, ¿no? A mi oficina ahora mismo.

Me preguntaba si este año sería igual que el otro, y definitivamente en este me divertiría más, claro estaba.
Ella jugueteó con su cabello y sacudió sus hombros para dirigirse a su grupo de amigos y reír a carcajadas, de quien supuse que era de mí. Los mire detenidamente y efectivamente eran los mismos de siempre.

Aquel grupo se conjuntaba de los 5 más guapos y sensuales del instituto así los decían saber todos los alumnos que babeaban por ellos, Sabrina Wheeler siendo una chica hermosa, dulce y sensual, Ashton Lee se conocía por ser el mujeriego sólo decías su nombre y todos parecían conocerlo incluso sin haberlo visto, Caitlin Johnson la chica hermosa, sencilla y caritativa, Zayn Bachtell ¿Cómo describirlo? Era aquel chico sensual y serio, y por último pero no menos importante; Lauren Hamilton, la chica mala del más codiciado grupo, con un cuerpo tallado por los mismos dioses y una cara hecha por los mismos ángeles y un carácter traído del mismo demonio, era altanera, grosera, egocéntrica y podía seguir, pero mi trabajo era disciplinar no halagar.

Recogí mis cosas del suelo y volví a caminar a donde se encontraba ella, todos estallaban a risas entre más me acercaba, decir que eran un dolor de cabeza era poco para la jaqueca que me generaban estos cinco adolescentes.

—No quiero expulsarla el primer día de clases, señorita Hamilton, vamos.

Ella con su arrogante sonrisa asintió y cuando pensé que todo podía ir como quería, se paró frente al chico moreno y lo beso eufóricamente frente a la mitad de la escuela, tomó su cabello de manera dramática y lo jalo más hacia ella profundizando el beso; mientras yo era el chiste del momento, sentí el ardor de mis mejillas y tomé a la chica por su ante brazo y bastó que viera mi rostro para separarse de su novio y venir conmigo.

Ya dentro de mi oficina, deja caer la puerta detrás mío haciendo retumbar el vidrio de ésta misma, me paré atrás del escritorio y puse mis manos en el para recargarme y hacer mi cuerpo hacia adelante.

—¡Ultima vez señorita, última vez que la quiero ver aquí! ¡Ultima vez que me reta de aquella manera frente a sus compañeros! ¡Ultima vez que...

Nuevamente no me dejo acabar cuando se levanto y agarro algo de en medio de mis dedos, era aquella paleta que me dio minutos atrás, no la recordaba. Fruncí mis cejas y la metió a su boca para darle vueltas y pasar su lengua por toda la longitud, sus ojos hicieron contacto directo con los míos y prosiguió haciendo lo mismo.

—No será la última vez que me tenga aquí, porque puedo apostar a que amara tenerme aquí dentro, Señor.

Me guiño un ojo y se dio vuelta mostrándome ese trasero esbelto que cargaba consigo, pues su falda apenas y llegaba a sus muslos. Antes de salir de la puerta volvió a verme y aventó un beso.

Me tumbe en mi silla y suspiré enfurecido, mi hombría me punzaba con dolor y deseo, necesitaba descargarme ahora mismo de aquel dulce y amargo momento que había dejado la joven Hamilton, mi cuerpo no era estúpido sabía lo que quería y eso era a ella.

Ella y su grupo estaban en mi mira diariamente desde que entré y los vi en el pasillo por primera vez. Pero ella ha estado en mis pensamientos más de una vez y no por el mismo motivo que los demás, ella lo estaba por ser esa dulce tentación con la que me quería enviciar y no acabar hasta saciarme.

DULCE TENTACIÓN ///EDITANDO\\\Donde viven las historias. Descúbrelo ahora