Capítulo 31

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Bolsas enormes de diferentes marcas famosas estaban colgadas en los grandes y firmes hombros de Chris, mi padre me había llamado horas antes para asegurarse que comprara todo lo que quisiera con su tarjeta. Que hiciese lo que me apeteciera con ella, fuera a los mejores lugares, comiera en donde incluso respirar te costaba.

Me faltaba un centenar de cosas por hacer, los empleados que me veían entrar a sus locales rápidamente se emocionaban y otros molestaban, oí decir a unos cuantos en Gucci "Ya llegó la hija de papi Hamilton. ¿Ahora qué mierda querrá ésta perra?" Chris rió en cuanto escucho lo que dijeron. Me habló para contarme lo sucedido.

—No soy nada prepotente con los empleados—Pasé al lado de las señoritas que me habían insultado—Pero no toleraré éste tipo de actitudes por parte de ustedes, realmente no sé qué les da el derecho a hablar de mí de esa manera.

—Sí no le parece puede hablar con el supervisor—Negué y la tome del brazo para que nos sentáramos en el sofá.

—Quiero hablarlo personalmente con usted, ya que fueron palabras que salieron directamente de su bella boquita—Suspiré lento—Sí en alguna de las tantas ocasiones de las que vine aquí, le insulté o hice algo que claramente no es bueno, le pido disculpas.

Miré a Chris y tenía la boca abierta, reaccionó segundos después, aclaró su garganta y caminó por el lugar. Me levante y decidí salir del local, atrás de mí venía Evans.

—Sí dices algo de esto, te mato—Susurré en un hilo de voz.

—Tranquila, no diré nada—Contestó sincero—¿Por qué dijiste eso en la mañana?

—¿El qué?—Me hice la desentendida.

—Nada, Lauren—Murmuró y seguimos caminando—Es sólo que... No puedes hacer esos tipos de juegos con mi mente.

Me detuve enfrente de él—:¿Qué tipo de juegos? Tú ni siquiera deberías estar aquí, Ámbar seguramente te está buscando.

—¡Ámbar y yo terminamos!—Gritó—Le mostré un anillo de compromiso y salió asustada de la habitación. Lo único que sé es que está en la casa de sus tíos en Arizona.

Abrí mi boca para decir algo pero la cerré de inmediato, seguí caminando.

—Por eso mi padre te pidió que vinieras. Él sabe de lo qué pasó aquella noche—Conté—Tuve que decírselo.

Oí que respiro pesadamente—:Está bien, Lauren. Hiciste lo que creíste que deberías hacer y no te culparé.

Sonreí, nuestra siguiente parada sería en Gucci y después a Walmart ya que quería llevar unas sudaderas que eran bastante cómodas.

(...)

—¿Así que es un hecho?—Murmuró por la bocina del teléfono—¿Te vas así? ¿Sin decir nada más?

—Henry, recuerda que tengo una maldición. Mañana a primera hora me iré, lamento que lo nuestro haya acabado de esta manera—Contesté evitando que mi voz se quebrara.

—Sólo quiero que hagamos algo antes de irte—Sonreí, típico de él—En punto de las 12:00 de la noche, pasaré por ti e iremos a la torre más alta de Los Ángeles. ¿Por qué no usas aquel vestido  negro con rosas rojas?

—Lo consideraré como una cena de despedida de un viejo amante—Murmuré.

Oí como rió, colgué y después llamé a Chris.

—¿Vienes? Necesito ayuda de mi compañero de compras.

—Llego en cinco, Lau.

Minutos después se encontraba tocando mi puerta desesperadamente, abrí la puerta y estaba de traje. Pasó directamente a la sala, noté que traía una maleta consigo mismo.

DULCE TENTACIÓN ///EDITANDO\\\Donde viven las historias. Descúbrelo ahora