Capítulo 5. FIESTA SANGRIENTA

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Capítulo 5

Nihal Sheider

—¡Alice, Alice! — pronuncie tratando de llamar su atención.

Fue infructuoso.

Ella solo miraba encima de mí, curiosa y un tanto desconfiada. Alzo su mano y la envolvió en su barbilla con una mirada analítica.

—¡Muerto! — su voz gélida dio eco entre los árboles.

Entorne los ojos sin entender, la pequeña solo me miro una fracción de segundos con dureza.

—¡Arriba Nahil! — parece como si saliera de su estado de estupefacto.

Y entonces la obedezco.

Di algunos pasos atrás, sorprendido, la escena era tan aterradora, perturbadora y asquerosa.

Un cuerpo, una anatomía colgada en la rama de un árbol, puedo sentir las gotas de sangre caer a mi rostro al alzar mi cabeza. Vuelvo mi vista a la pequeña niña, pero ya no luce sorprendida, más bien fascinada y ese hecho me llega a alterar, como si encontrar un cuerpo colgado fuera algo normal.

Doy algunos pasos y la tomo entre mis brazos, como si aquel cuerpo aun estuviera vivo y nos atacara, lo cual suena estúpido.

Mierda, mil veces mierda.

El cuerpo tenía grandes cortadas en ambas muñecas, la sangre aún estaba fresca, era un chico o bueno antes era uno muy vivo. Vuelvo mi atención a mi pequeña hermana y con la manga de mi suéter limpio su rostro, pero eso solo lo empeora, siento como si entrara en pánico, llegar a la mansión no es una opción, sería decir la verdad y no es lo más adecuado. Quedarnos en el bosque con un cadáver colgado como si fuera una piñata tampoco es algo lógico.

El cielo empieza a oscurecer junto con mi mente sin ideas lógicas.

Observo su rostro, ella sigue mirando hacia arriba.

—Alice, necesito que me mires— ordeno, ella busca mis ojos asistiendo—, perfecto, vamos a...

Pero una voz interrumpe.

—¡Vaya, vaya! ¿Qué tenemos aquí? — y para este punto conozco esa voz dulce, pero con ese tono burlón.

—Es obvio que un cuerpo colgado como piñata de fiesta.

Azul alza la ceja.

—Tu humor me gusta— blanqueo los ojos—, sin embargo, cuando fue la fiesta sangrienta a la cual no fui invitada.

Niego.

—Si lo supiera créeme no hubiera asistido.

—¿Seguro?

Azul mira a mi hermana.

—Parece como si hubiera tenido su primera....

—No lo digas.

Ella solo ríe, la situación comienza a ser desquiciada para este punto, somos las únicas personas que harían este tipo de comentarios en situaciones como estas, pero no puedo evitarlo, si estuviera solo, estaría bromeando, pero hay una niña pequeña a mi lado que si me preocupa.

—Alice necesito que te quites tu abrigo— ordeno, ella niega.

—Hace frió— replica. Y tiene razón.

—Si mamá nos ve así...

—Pueden ir a cambiarse y limpiarse a mi casa— ofrece Azul. Volteo y le sonrió falsamente.

Flores azules 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora