Capitulo 2. VELORIO

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Capítulo 2

Nihal Sheider.

Acomodo el moño en la camisa y me miro al espejo, tenía tiempo que no usaba este tipo de ropa, que incluso me incomoda, me hace sentir falso.

Lo eres.

Niego y tomo el abrigo negro, bajo las escaleras para encontrarme con mi familia reunida esperándome, Helena trae un vestido largo con botones que cubre hasta su cuello, un gran abrigo encima y me mira con frialdad, la pequeña niña esta con un abrigo negro y la cargo entre mis brazos, sé que ya es una niña mucho más grande, pero su estatura es pequeña.

—Ya soy mayor Nihal— hace un puchero con sus labios y despeino su cabello negando, me acerco hasta su oído y susurro.

—Sigues siendo una pequeña niña— ella me sonríe. La puerta se abre y salgo.

Entro en la parte de los asientos traseros junto con ambas hermanas, Alice se acomoda en mi regazo y puedo sentir como tiembla, alzo mi mirada para ver como Helena cierra sus ojos apoyando su cabeza en el cristal, limpia sus lágrimas continuamente con el dorso de su mano y sé que quiere ser fuerte.

Tomo su mano y ella me mira enseguida, le doy un ligero apretón y susurro.

— Estoy contigo pequeña zanahoria— ella sonríe al apodo que le coloqué, pero no dice nada.

Llegamos al cementerio de Geerland, todos salimos del coche y veo el ataúd en color negro, observo como la gente me mira detenidamente; en sorpresa, desprecio o fingida tristeza.

Me posiciono a lado de Helena y entrelazo la pequeña mano de Alice, observo todo a mi alrededor, escucho los sollozos de mi madre, como mi padre trata de apaciguar su dolor, pero es inútil.

Helena aprieta sus labios para no llorar, mientras la pequeña niña me mira con los ojos rojos por el llanto.

Alzo mi mirada y me encuentro con una melena rubia, ella se acerca apresuradamente a mí y se avienta a mis brazos, envuelvo su pequeño cuerpo con el mío, recordando aquel aroma que por años me sosiego.

—Nahil, estas aquí— se aleja de mí y observa mi rostro, puedo ver como las lágrimas se deslizan por sus pómulos y me permito salir las lágrimas que he retenido todo este tiempo—¡Lo siento, lo siento tanto! — solloza apoyando su frente a la mía.

—Estoy... bien— balbuceo.

La familia Hawk llega y nos dan el pésame, mi madre es mejor amiga de la Sr. Camila Hawk. Ayla— mi mejor amiga— se separa de mí y abraza a Helena.

El padre de la iglesia del pueblo nos da algunas palabras, que, si bien funcionan para hacernos sentir bien, no lo hace, no para mí, sé que mi madre está enojada pese al dolor de la partida de su hijo favorito, el suicidio nunca fue bien visto en este pueblo, es algo que marcara a su perfecta familia.

Helena se acerca con una rosa blanca en sus manos, la deposita en el ataúd y susurra palabras, puedo ver como se rompe y decido acercarme, ella cae al suelo sollozando, balbucea palabras intangibles y tomo su rostro.

— Helena— mascullo, ella niega.

— ¡Él no puede dejarme, no puede! —grita tratando de librarse de mis brazos. La envuelvo en mis brazos y acaricio su cabello, tarareo una melodía en su oído como lo hice tantas veces.

—Todo estará bien— miento, nada de esto pacifica su dolor, lo sé, pero en este momento no sé qué decir, no al ver a mi hermana rompiéndose en mis brazos.

—¿Tu no me vas a dejar?, ¿no te vas a volver a ir? —pregunta viendo mis ojos, trago saliva.

—Helena...

—Promételo— chilla apoyando su frente en mi mandíbula.

Sé que me arrepentiré de esto.

—No me iré, lo prometo— farfullo en su cabello, la levanto del suelo y sé que acabamos hacer un espectáculo, ya que todos nos miran con compasión.

Tomo su mano y la entrelazo para volver a nuestros lugares, mi madre se acerca, pero esta vez es mi padre con el que comparte su dolor. Observo como dos chicos llegan, frunzo el ceño.

—¿Quiénes son ellos? —pregunto viendo de reojo a Ayla. Ella sigue mi mirada.

—Los Jennings— masculla con frialdad—, llegaron hace un año al pueblo.

Asiento, observo como una chica alta se acerca, su cabello corto hasta la barbilla y su flequillo la hace dar un aura dulce, su vestido negro a mangas largas resalta entre todos. A su lado observo a un chico, cabello negro, largo junto con unos tatuajes sobresalen de su cuello, su piel pálida resalta con sus ojos.

Lucen como los hermanos perfectos.

Los Jennings se acercan a nosotros, la chica le dice algo a Helena y ella solo asiente con una pequeña sonrisa, Ayla solo le sonríe, pero luce la sonrisa más falsa que he visto, la chica me evalúa de pies a cabeza, sus ojos chocolates se topan con los míos.

—¿Tu eres...?

—Nihal Sheider— respondo educadamente, su hermano llega a su lado y se acomoda sus lentes, asiente hacia mi sin decir nada y se va. Extraño.

—El primogénito— masculla con una sonrisa, asiento y ella me da un abrazo que me toma por sorpresa. El olor a vainilla llega a mis fosas nasales y me siento confundido—Lo siento, por tu perdida— acaricia mi mejilla y muevo mi cabeza en una afirmativa para después alejarme sutilmente de su tacto, no me pasa desapercibido su media sonrisa para darse la vuelta y posicionarse con su hermano.

—Son extraños.

—Lo son.

Observo otra familia llegar.

—Ahora todo mundo se muda a Geerland— susurro.

—Esos son los Everdeen— observo a ambos adultos acercarse a mis padres.

Pasa un largo rato cuando solo nos quedamos los Sheider y los Hawk, mi madre acaricia la lápida de mi hermano.

—¿Cómo pudo hacer esto? — masculle frunciendo el ceño.

—Tal vez no estaba tan bien como decía— susurro para mí mismo, pero mi madre voltea a verme. Mierda.

—Guarda tus comentarios— masculla con irritación.

Suspiro cansado.

Mi madre se limpia las lágrimas y se levanta, alza su barbilla tratando de lucir dura. Niego, ya todos se despidieron, solo falto yo. Me acerco a la lápida y dejo las lágrimas ir. Un leve sollozo sale de mis labios.

—Pellirrojo molesto— mascullo—, no sé qué sigue después de la muerte, pero espero estés bien y encuentres aquello que no encontraste aquí.

Puedo sentir los ojos fulminantes de mi madre, pero lo paso por alto.

—Descansa— balbuceo levantándome de ahí, sentir como todos te observan solo hacen sentirme ansioso.

+++

17 de julio del 2018

Observo el techo, el sonido de los animales nocturnos se escuchan de fondo y si fuera otra situación seria molesto, pero ahora lo hace menos triste el ambiente. Me levanto de mi cama y miro la ventana que da directamente al bosque, luce tan tenebroso de noche, pero me considero un chico lo suficientemente curioso para poder descubrir sus peligros.

No he podido dormir a causa del entierro, de la carta, le he dado tantas vueltas que llegue a la conclusión de no decirles a mis padres. Tendré que investigar por mi cuenta, si alguien mato a mi hermano quiere decir que quieren algo de esta familia y el pensamiento de dejar solas a mis hermanas me aterroriza por eso tome una decisión.

Tal vez quedarse en Geerland no es tan malo como parece.

Nota de la autora: esta familia es rara, demasiado temperamental.

Ahora la pregunta es ¿quién mato a Carlos?

Demasiadas personas en un pueblo para saberlo, no lo creen.

En fin, nos leemos pronto.

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