Capítulo 4. SANGRE ESCARLATA

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Capítulo 4

23 de julio, 2018.

Nihal Sheider.

Llego hasta el centro del pueblo, bajo de mi motocicleta y veo los edificios de varias facultades; el lugar es lo suficientemente grande para un pueblo pequeño como este, no hay gran variedad de carreras, pero al menos están las "básicas" (por decir de una manera)

Ayer por la noche me llego la respuesta de mi facultad, decía algo así:

Joven Sheider es una lástima que ya no esté en nuestro plantel educativo, admiramos mucho su empeño en la carrera y si el otro año desea volver, será bienvenido.

Junto con un "lo siento" por la muerte de mi hermano, eso me relajo lo suficiente para estar más seguro de la decisión que tome Entro al plantel y veo pocos jóvenes rodear el área.

La puerta de dirección y atención se presenta al fondo, sigo mi camino en forma recta y me detengo en la ventanilla.

— Buenos días— saludo. La persona a través del cristal asiente sin mirarme, le paso por la rejilla mi documentación que imprime antes de venirme y lo revisa, veo como se sorprende al leer algo que no estoy seguro.

Espero y sea por mis buenas notas....

— Eres hijo de Kurt Sheider— inquiere viéndome fijamente.

Al parecer mis notas se las paso por el carajo....

—Tal vez— blanqueo los ojos.

—Te daré el formulario, lo llenas y en tres días vuelves por tu credencial y matrícula— es todo lo que dice para después entregarme dicha hoja.

La tomo entre mis dedos y agarro la pluma que esta alado, empiezo a llenar el formulario y una vez terminado lo entrego.

—Es bueno tener a un Sheider médico y no....

—Adiós.

Me retiro sin importar si fui grosero, divago un poco en el lugar, hay una enorme cafetería, las facultades tiene el nombre en grande sobre la carrera.

—Espero y sea buena elección.

Llego a la casa de mis padres y veo a mi padre salir de la casa, junto con su maletín, me pasa por alto y se va. Abro la puerta principal y miro a Alice venir corriendo hacia mí. Me agacho para estar a su altura y ella me abraza temblorosa.

—¿Paso algo? — comento acariciando su cabello, ella no dice nada solo se aferra a mí con mayor fuerza.

Frunzo el ceño y camino hasta la sala, veo a mi madre y hermana comer tranquilamente.

—¿Qué le ocurre? — exijo más duro de lo normal. Mi madre me observa.

—¿Te aceptaron en la facultad?

Silencio.

—Pregunte algo madre.

—Yo también hijo. Alice solo llora porque quiere salir afuera.

Y no sé porque no le creo, Alice puede ser caprichosa en ocasiones, pero no lloraría por algo tan simple, es lo suficientemente inteligente para saber porque no puede salir. No digo nada, me reservo mi comentario.

—Al rato nos escapamos y me dices la verdad— susurro en su oído, ella asiente limpiando sus lágrimas.

—Solo es caprichosa Nihal, no tienes que hacer drama por una niña...

—Te recuerdo que tú también lo eres Helena— ella me mira ofendida, le sonrió de lado— y a tu pregunta madre; si me aceptaron por ser un Sheider.

—Lo ves, no debiste irte....

—No comenzare de nuevo una discusión sobre eso.

Mi madre asiente molesta.

Me siento y Alice se sienta a mi lado, minutos después nos traen un plato y empiezo a comer en silencio, en ocasiones bromeo con Alice y mi madre solo me mira molesta todo el tiempo.

Esta casa puede ser prefecta desde afuera, pero detrás de las cortinas se oculta la cruel realidad, que no todos conocen.

Salgo al jardín mientras observo la nieve caer, los arboles tienen escasas hojas que se podrían contar con una sola mano, froto mis manos para entrar en calor y a pesar del frio prefiero estar aquí que adentro donde solo mi madre hace preguntas, o me reclama.

La puerta a mi espalda es abierta y escucho unos pasos.

—Podemos salir fuera de aquí— abulia Alice.

La miro de reojo y observo su abrigo rosado, asiento y agarro su mano para salir de aquí. Empezamos a caminar entre la calle principal del pueblo, la gente es poca, que el lugar llega hacer tenebroso si te lo pones a pensar.

—Me dirás ¿qué paso? — me acuclillo a su altura, ella ladea su cabeza y entorna los ojos en mi dirección, observa atrás de mí y su semblante cambia a uno serio.

—Solo quería salir, es todo Nahil— me ofrece una sonrisa genuina que si fuera en otro escenario le creería, sin embargo, tomando en cuenta la situación hace que dude un poco.

—Cuando estés lista puedes decírmelo— me erguí despeinando su mata rojiza.

Ella solo me respondió con un asentimiento para empezar a divagar en el bosque, el nerviosísimo picaba en mis manos porque si alguno de los integrantes del pueblo nos veía y le informaban a mamá era capaz de prohibirme acercarme a Alice. Nunca he entendido su obsesión sobre no ir más allá.

La primera vez que fui y se enteró no salí por un mes de casa, era un horror estar como un hongo sin hacer nada, después de eso dejé de ir por un tiempo, luego volví a desobedecerla porque por alguna razón ese lugar me atraía, pero en las noches.

Despabilo mi mente y observo a Alice ya dentro del bosque, volteo a los lados y tan solo hay las hojas de los arboles moviéndose, camino hasta mi hermana, pero ella corre.

— ¡Alice!, ¡Alice, si la señora se entera va a matarnos! — grito, pero la pierdo de vista.

Y ha señora me refiero a Samantha Sheider.

Los nervios empiezan hacerme mala jugada y diviso entre todo el panorama, no hay rastro de ninguna niña y eso llega a preocuparme, mi respiración comienza hacer irregular y camino un poco más tratando de estar tranquilo.

— ¡Alice, no es momento de jugar! — vocifero apartando las ramas con mis brazos, puedo sentir algunos rasguños, pero en este momento los paso por alto.

Es entonces cuando la veo agachada como si observara algo, toco su hombro y lo que veo no ayuda en tranquilizarme.

Rojo, rojo escarlata abunda parte de su rostro y brazos, su semblante severo no me ayuda, bajo mi rostro para observar el gran charco escarlata bajo sus pies.

— ¿Qué mierda? — exclamo.

Ella solo se limpió sus pómulos sin decir nada, pero en este momento no necesita pronunciar palabra alguna.

Nota de la autora:

¡uwuw! Ya hacía falta un poco de sangre... digo misterio aquí ¿no?, estas escenas son tan bonitas de escribir, lo siento, las disfruto.

Espero les gusté la historia, recuerden aquella advertencia que hice, la curiosidad puede ser muy buena como peligrosa.

Sin más nos leemos pronto.

Flores azules 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora