Capítulo 27. CHICA AZUL

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1 de noviembre, 2018.

Nahil Sheider.

Mis ojos pesan y me remuevo, algo en mi costado duele y suelto un gemido de dolor.

— Al fin despiertas — susurra alguien en mi oído.

Abro mis ojos y parpadeo varias veces, la luz me ciega por completo así que vuelvo a cerrarlos, una vez listo observo a mí alrededor.

Me incorporo, pero una mano me detiene, miro a la persona y ella me sonríe, observo su corto cabello junto a su flequillo.

— ¿Qué hora es?

Acepto el vaso de agua que me ofrece y ella se sienta en el colchón.

— Las dos de la tarde.

Me ahogó con el agua haciéndome toser varias veces. Ella ríe por mi momento vergonzoso y yo solo niego con una sonrisa.

— Estoy mejor— aseguro. Trato de levantarme, pero me detiene haciéndome bufar.

La puerta se abre y entra una chica de cabello rizado negro hasta por debajo de los hombros, unos pantalones negros envuelven sus delgadas piernas junto a una sudadera negra, observo su rostro; nariz respingada con pecas junto a unos ojos grandes azules, es entonces que lo recuerdo.

— ¿Qué hacías tú en la cabaña?

Pregunto incorporando mi cuerpo, dejo caer mi espalda en el respaldo de la cama y ella sonríe chasqueando la lengua.

— Me presento; soy Arie Jennings Everdeen hija mayor de Alexandre Jennings.

Silencio.

— Arie ve afuera.

Observo a Azul un momento.

— ¿Cómo es que tenías una hermana mayor y no lo sabía?

Azul me miró, sus ojos oscuros me penetraron.

— No tengo porque decirte todo lo que pasa en mi vida.

— Esto es interesante— escucho decir a Arie.

— Ella está loca

— Sigo presente príncipe, puedo matarte.

— Ella estaba ahí por casualidad, solo eso Nihal tienes que creerme.

— Patético.

— ¡Cállate! y espérame afuera— grito Azul perdiendo la paciencia.

Arie solo río para abandonar el lugar.

— ¿Por qué debería creerte?

Soltó un suspiro para mirarme, se acercó tanto que mi nariz rozo con la suya, llevo mi mano hasta su cabello donde capturó mechones de su corto cabello.

— Confío en ti Nihal, ahora tú también podrías hacerlo— farfullo rozando sus suaves labios con los míos.

Resignado dije que si con un movimiento de cabeza. Ella me sonrió y me beso para irse con su hermana.

Aún estaba impactado por aquella revelación, nunca imagine que la loca que una vez observe en el manicomio era la hermana mayor de Azul, son parecidas, la única diferencia es la actitud junto a sus ojos.

Me levanto aun con el dolor de la herida y camino, observo unas llaves colgadas en la puerta y mis manos pican por obtenerlas.

Es momento.

Sujeto el objeto anhelando —que sean las que busco — y camino, observo el largo pasillo. La habitación de Arian la abro para comprobar que está vacía y en efecto lo está. Sonrió.

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