Capítulo 36. CAER.

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Capítulo 36

Nahil Sheider.

Abro mis parpados y observo entre la oscuridad. La ventana esta entreabierta dejando entrar el frío de Geerland. A mi lado Azul se encuentra acostada con su cuerpo desnudo y su sabana roja cubriendo su cuerpo. Me acomodo un poco y me volteo para quedar frente a ella, sus parpados cerrados y su respiración tranquila eran la clara definición de inocencia en ese momento. Paso las yemas de mis dedos por su nariz y toco cada peca, ella no se mueve y bajo por su cuello hasta llegar a su hombro.

En este momento no importaba nada, Porque había tomado una decisión. Confiar. Tome una sabía o estúpida elección de confiar en ella.

—Me da cosquillas —susurra interrumpiendo el silencio en el que nos encontrábamos.

Apoyo mi cabeza en la Palma de mi mano, mi codo apoyado en el suave colchón para darme estabilidad y la observo. Sus pestañas no eran rizadas y nunca me había fijado que sus cejas eran imperfectas.

—¿No te depilas la ceja? —pregunto interesado. Ella me observa y hace una mueca graciosa.

—Me gustan mis cejas así, lo hago cuando puedo, pero no mucho, no es mi prioridad —contesta con simpleza—, ¿a qué viene esa pregunta?

—Solo curiosidad.

—Está bien—contesta con simpleza.

Nos envolvemos en un silencio profundo, pasan los minutos y no dice nada, desde que tengo memoria los silencios me irritan hasta ponerme algo paranoico.

—Ha pasado mucho tiempo desde que Carlos murió y sigo sin saber quién es la asesina —comento. Me acomodo en la cama y observo el techo, la veo de reojo y ella hace lo mismo.

—¿Asesina?

—Bessel me confirmo que era una mujer, en la cabaña había ropa de mujer así que todo encaja. Una mujer peligrosa.

—Sólo falta saber quién es —susurra—. Sabes, aún recuerdo cuando fue el primer suicidó en Geerland.

—¿Cómo fue? —pregunto.

—Impactante, inesperado y doloroso —susurra—, joder yo que pensaba que este pueblo era tranquilo.

—Antes de irme lo era, Geerland no tenía turistas y los que venían eran pocos, así que todos nos conocíamos, claro peleas y robos no faltaban, pero eran delitos menores —recuerdo.

—Tengo sueño—comenta y la observo mientras cierra sus ojos con una sonrisa —. Buenas noches Nihal.

Buenas noches, Azul.

21 de diciembre, 2018.

Dejo la taza de café en la isla y sonrió al ver a Azul con un poco de chocolate en la comisura de su boca.

—Pareces una niña pequeña —susurro, me inclino y limpio su comisura con mi dedo—, listo.

—Lo siento por no ser demasiado elegante —comenta mientras se lleva otro bocado.

—Aja.

—Buenos días —habla Bessel entrando a la cocina.

—¿Se ha portado muy bien o porque está como si nada en esta casa? —pregunto. Azul hace una mueca.

—Padre lo ordenó.

Asiento.

—Nihal podrías acompañarme —comenta Bessel mirándome a los ojos.

—Lo siento primita, pero nosotros debemos ir a la policía.

Antes de protestar Azul agarra mi brazo y me lleva a la salida, toma del perchero su chamarra negra y salimos. El frío impacta en mi rostro y hay demasiada nieve por donde veas. La carretera está limpia, así que lo más seguro es que limpiaron en la madrugada.

Flores azules 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora