Capítulo 39. UN ÁNGEL ROTO.

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Capítulo 39

contenido explicito, violencia +17

Helina.

Tiempo atrás...

¿Por qué estaba pasando esto?

No entendía, ¿acaso era mi culpa?, ¿yo lo provocaba?

Limpio mis lágrimas con el suéter de color rojo y puntitos blancos que él me regalo la navidad pasada. Envuelvo mis piernas con ambos brazos mientras me balanceo de un lado a otro reprimiendo los sollozos, hundo mi cabeza en ese pequeño espacio de mis piernas.

Otra vez.

Hoy era mi cumpleaños número trece, se supone que debía ser un día especial, pero no lo fue.

Hoy digo basta.

Al día siguiente saco mi diario de pasta café con hojas amarillas, empiezo a observar a cada habitante de Geerland tratando de entender el comportamiento humano, guardo las lágrimas porque llorar no me sacara de este hoyo en el que estoy metida, así que empiezo a escribir.

La puerta se abre y entra Carlos con una sonrisa traviesa, lo observo detenidamente y él se acerca a mí.

—¿Podrías ayudarme? — pregunta enseñando su libreta con problemas de matemáticas.

En este momento él no sabía que realmente no estaba hablando con Helena, no con la hermana llena de sueños por cumplir.

Mi inocencia fue corrompida.

—Te ayudaré en la noche— contesto volviendo a mi libreta de apuntes.

—Pero Helena...

—Si no te gusta ve a decir a Nihal y deja de molestar —mi voz se hace dura tomándolo por sorpresa. Respiro profundo y vuelvo mi vista a él—. Tengo tarea Carlos.

—Está bien.

La puerta se cierra dejándome en silencio.

+++

Observo a todas las personas sonreírme y cantarme feliz cumpleaños. Hoy cumplía catorce años, un año después, un año en el que mi plan se ha mejorado y ha tenido los retoques necesarios, un año donde he aguantado cada lagrima, cada dolor por parte suya y he fingido redención.

La venganza es mi corona, es lo que me mantiene fuerte día a día, aun cuando en las noches caiga al suelo, siempre me levanto, alzo mi cabeza y acepto todo lo que la vida me da, porque hoy voy a joder hasta al mismísimo diablo, porque, el diablo también tiene deseos oscuros y una vez que los conoces das en el punto perfecto para debilitarlo, para... destruirlo.

++++

—Esto es para mi pequeña— comenta Kurt.

Hace tiempo deje la inocencia de lado, mis preocupaciones dejaron de ser sobre que muñeca jugaría hoy o cual de mis peluches se dormiría conmigo. Mis necesidades cambiaron, fingir que no era real pesaba en mis hombros y cada vez me consumía más, estaba cansada, demasiado, me sentía rota y nadie podría ayudarme.

Una niña tenía que soportar esto.

Tenia que hacerlo porque no tenía opción.

Sostengo las flores azules que él me entrega, su olor es exquisito y relajante.

—Gracias papá—sonrió besando su mejilla.

A lo lejos observo a Nihal mirándome con una sonrisa ladeada. La correspondo, sus días en Geerland estarían contados, porque yo me encargaría de alejarlo del caos que desataré.

Flores azules 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora