Capítulo 25. FINGIR

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20 de octubre, 2018.

Nahil Sheider.

Dejo caer los papeles en el escritorio y golpeo la mesa. La ira empieza a cosquillear por salir, trato de mantener mi estado mental en orden, pero cada vez que recuerdo lo herida que tiene Helena mis pensamientos se tornan oscuros.

Ella no debió enterarse de nada, pero el empezó a tomar sus cartas y me enseño la primera, gano la primera ronda, pero no la segunda. Me rehusó.

Después de que Azul me hablará no me importo dejar todo, solo me importaba mi hermana.

— Si me hubieras escuchado cuando quise advertirte esto no hubiera pasado.

Sus palabras en ese momento me desconcertaron.

— No entiendo.

— El asesino me advirtió de este suceso, tenía pensado matar a tu hermana.

Aprieto mis puños, el simple recuerdo altera mis nervios.

— ¿Por qué no me lo dijiste? — grite acercándome a ella. Tome su brazo con fuerza y ella hizo una mueca.

Me aparte y me dio un golpe con su puño cerrado que me desconcertó.

— Para la otra será una bala— gruño—. No es mi culpa que seas un inmaduro y no quisiste escucharme.

— Estás hablando de la vida de mi hermana como si fuera nada, todo esto no debió pasar.

Ella se cruzó de brazos.

— Tu hermana no la mía, por lo tanto no es mi responsabilidad.

Quería zarandearla, pero era Azul, así que lo evite. Después de eso me platico lo que sucedió, fue breve y lo agradecía en ese momento.

Observar a Helena con su rostro como una tela de seda blanca, sus labios secos y su mirada decepcionada me dolió tanto que quise sobar aquella parte donde se encuentra mi corazón, sin embargo, mostré mi rostro serio y me contó lo que esa escoria le dijo. Su mirada hizo temblar la mía, las uñas se enterraban en mis palmas con tanta fuerza a causa del enojo, quería estallar en ese momento y tuve que tolerar todo.

Abro mis parpados y veo los papeles desordenados, me dejo caer a la silla giratoria y doy una vuelta, observo la noche estrellada a través de mi ventana y me acerco a ella aún en la silla.

— ¿Quién eres? Y sobre todo ¿Qué buscas de nosotros?

Era estúpido preguntar al aire, pero necesitaba esas respuestas o perdería la cordura.

— Joven Nihal, la señorita Amelie lo espera en la biblioteca.

La voz de Lilia se escuchó a través de la puerta y mi cuerpo se tensó con ese simple nombre.

La gemela de Ayla no era mi persona favorita, sabía que yo era el responsable gran parte, pero ella era mi pasado y no me gustaba volver a revivir todo lo que hice.

Camino hasta la biblioteca y abro la puerta, entra a la habitación. Su cabello rubio esta corto y las puntas son de color rosa. Cuando la vi en la fiesta no la vi como ahora.

Sus pantalones eran holgados y sus tacones negros la hacían lucir más alta, su suéter rosa era grande y esta Amelie era diferente.

— Puedo ayudarte en algo—rompo el silencio pasando por su lado sentándome en la silla de cuero. Ella tomó asiento y me observo por unos segundos.

— No eres el mismo— susurro mirándome a los ojos —, eres aún peor.

Alce una ceja y dibujo una sonrisa. Con ella no era necesario ocultarme, con Amelie todo era y es distinto.

Flores azules 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora