E P Í L O G O

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Epílogo.

3 de febrero, 2023.

Nihal Sheider.

Alemania tenia su hermosura, me atrevo a decir que incluso a pesar del frio puedo sentir la calidez con la que se envuelve este lugar. El sol brillaba y a pesar de que no era intenso, me aviso que debía comenzar a preparar el desayuno de Alice y mío.

Me alejo del enorme ventanal del departamento y me encamino hasta la cocina. La alarma se escuchaba desde aquí y estaba seguro de que mi hermana menor esta quejándose sobre levantarse temprano.

Abro el frigorífico y busco unos huevos para prepararlos junto a un par de pan para colocarlo en la tostadora. Todo eso lo hago mientras voy a mi habitación para colocarme la camisa blanca lisa de cuello alto, me ato los cordones de los zapatos y regreso a la cocina para lavarme las manos y comenzar a preparar todo sin quemar nada.

—¡Espero que ya tengas el uniforme puesto! —grito para que pueda escucharme.

Alice aparece con su cabello mojado por la ducha que se dio y una corbata mal puesta. Comienzo a reír por su mueca de desagrado al tratar de hacerla correctamente, me acerco a ella para ayudarla.

Ya no era una niñita, era mucho mas alta y sus facciones cambiaron un poco.

—Odio el uniforme—habla haciendo una mueca cuando le coloco bien la camisa blanca—. No soy una niña, Nihal.

—Pues aprende a hacer una cortaba decente — me burlo y ella solo me empujo de manera juguetona el hombro para caminar al frigorífico y sacar un jugo de naranja. Sirve en dos vasos y camina al comedor.

—No te vayas a cansar con todo lo que me ayudas — me burlo y ella me enseña la lengua de una manera infantil.

Comenzamos nuestro desayuno, ninguno es muy hablador en las mañanas, cada uno esta en sus pensamientos y mientras observo a mi hermana me doy cuenta de que la mejor decisión que podía hacer era desaparecer de esa porquería de pueblo. Alice tiene una vida mejor aquí en Moscú, la terapia fue de mucha ayuda y hay normalidad en su vida.

No suele hablar mucho de su vida en Geerland.

A veces quiero indagar, pero luego recuerdo las pesadillas que suele tener y cualquier curiosidad muere, no voy a hacerla recordar si no lo desea. Solo la lastima y yo quiero que sea feliz.

Alice merece toda la normalidad que su hermana y yo no tuvimos.

Ningún monstruo va a corromper su alma.

La observo beber su jugo de naranja y ella me sonríe.

—Termina de alistarte para llevarte al colegio —ordeno. Ella se levanta y lava su plato y se despide de mi haciendo una seña militar riéndose en mi cara.

Típico de ella.

Me lavo los dientes, veo mi reflejo y ya no veo al adolescente con ganas de destruir todo. Ahora soy un adulto con responsabilidades, pensar en mi dejo de ser una opción cuando Alice paso a mi cargo, no me quejo, pero cualquier lado egoísta murió al tener a ella a mi lado.

Alice es mi ancla en este mundo como yo soy la suya.

Observo mi barba de días, pero lo dejo pasar, mis ojos verdes ya no se encuentran perdidos.

Suspiro dejando ir todo mal pensamiento para salir de ese pequeño cuarto e ir por mi mochila. Alice me espera sentada en el sillón con su mochila y a pesar de que trato de ayudarla ella se rehúsa. Ambos salimos del departamento y entramos al elevador para llegar hasta el estacionamiento e ir en auto.

Flores azules 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora