Capítulo 33. SOY LA OSCURIDAD.

12 1 0
                                    

Nihal Sheider.

Escucho la voz de Amelie a lo lejos, saco el arma que estaba guardaba en mi pantalón y disparo al aire.

Me doy media vuelta y la observo, esta agitada y trae un conjunto deportivo.

Arián sigue en su posesión me vale el mundo, Azul parece fascinada al ver desastre y Isabela esta confundida y puedo asegurar que atemorizada.

Ella quería peligro.

Aquí lo tiene y con pase VIP.

—¿Qué estás haciendo? —pregunta con cautela.

Sonrió de lado.

—Una reunión familia preciosa, ya sabes las gemelas Hawk y el primogénito Sheider.

Ella se acerca a mí y trata de tocarme, me alejo.

—No te atrevas a tocarme Amelie al menos que desees tu muerte.

—Nihal, por favor —susurra Amelie.

Chasqueo la lengua.

—Cállate—ordenó.

Me volteo de nuevo y veo a Ayla, sonrió.

—Ven amiga—hablo, la última palabra me sabe a ácido.

Ella dudosa se acerca.

—¿Por qué mientes Amelie? —pregunto dirigiéndome a ella.

—Yo no lo hago...—susurra.

Niego.

—Sigues mintiendo—digo acercándome a ella, toco un mechón de su cabello en color rosa, y paso mi nariz por su mejilla.

—Yo...

—Déjala tranquila Nihal —escuchó a mis espaldas.

—No estoy pidiendo tu opinión —contesto mirando de reojo su anatomía.

Me alejo de Amelie y le quito el sobre a Ayla, escucho su protesta, pero lo paso por alto.

—Revisa aquello preciosa —ordenó, le entregó el sobre amarillo y ella lo abre dudosa.

Después de lo que parece horas alza la mirada, su labio inferior tiembla cuando sus ojos caen a los míos.

—Lo sabías —murmura.

Sonrió amargamente.

Me acerco a ella y sujeto su mentón con fuerza.

—Sabes lo que se sintió que tu primer amor fuera una farsa—susurro en su boca—, sabes lo que se sintió que en la persona que más confíes te use como una fachada —Me acerco a su oído —, ver como Esteban perdió su vida fue jodidamente placentero —suelto en voz baja, ella trata de alejarse, pero la agarró de las caderas —, tu sufrimiento fue aún mejor. No debiste mentir incluso a tu gemela, no eres la víctima Amelie. Nunca lo fuiste.

Me alejo de ella para observar su reacción.

—¿Cómo... pudiste? —grita acercándose a mí, me golpea el pecho y veo el fuego en su mirada.

—Debí traer palomitas—escuchó la voz de Azul.

Alzo la mirada y le guiño un ojo.

Antes de otro golpe de ella sujeto sus muñecas.

—Quiero que digas en voz alta lo que hiciste Amelie—hablo con voz fría.

—No me hagas esto—suelta con lágrimas en los ojos.

—¿Hacer qué?

—Sé que estás enojado, lleno de odio tal vez, pero puedes redimir lo que eres ahora—susurra, se acerca a mí y toca mi mejilla—, puedes ser mejor, no eres solo un asesino Nihal, eres...

Flores azules 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora