Noche de Brujas

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Complejo Vengadores
10:00am.
Primer día libre después de quien sabe cuanto tiempo.
—Lo tengo, hagamos una fiesta de disfraces.
Todos miraron con una ceja enarcada al miembro más joven del equipo.
—Niño, eso para ti está bien, pero, para nosotros, no creo que sea una buena idea— Comentó Rhodey serio.
—¿Disfraces?, ¿Cómo vestir ropas distintas a las nuestras?
—Exactamente eso, Thor—Loki rodó los ojos.
—Eso suena bien—Sonrió el Dios del trueno, pensando en que se podría disfrazar de aquel animal morado con panza verde que tanto le gustaba a su pequeño Fenrir mirar en aquella caja boba cuando venían a Midgard.
—Yo estoy de acuerdo con el niño, hace años que no voy a una fiesta de esas y ni se diga de disfrazarse.—Apoyó Scott muy emocionado.
—Esa es una excelente idea, podemos decirle a los agentes que nos ayuden a decorar el ambiente y que participen, será épico. — Soltó Clint ya planeando su disfraz.
Las opiniones iban y venían, tanto en favor como en contra, al final, la mayoría ganó y celebrarían la fiesta de Halloween en el complejo. Se disfrazarían y comerían dulces hasta hartarse.
—Bueno, sea lo que sea, no cuenten conmigo, tengo muchas cosas que hacer.—Soltó Tony levantándose de su asiento para irse a trabajar en el taller que habían montado para él allí mismo.
—Oh, por favor, señor Stark, no puede negarse—Se acercó Peter y lo tomó de las manos, mientras ponía cara de cachorrito.
—Lo siento niño, demasiado trabajo.
—Vamos, Tony, no seas aguafiestas, necesitas distraerte, además, tu amas las fiestas. —intentó convencerlo Natasha.
—No insistan.
—Tony, me veo en la obligación de insistir, me temo que para esas fechas su taller y los laboratorios del complejo estarán cerrados y no habrá poder humano, ni máquina que puedan tener acceso—sonrió Visión con esa sonrisa maliciosa que había aprendido de la espía rusa.
Tony se cruzó de brazos y rodó los ojos.
—Bien, decidido, haremos una gran fiesta—Aplaudió Clint— tu también estarás, ¿verdad cap?
—Por supuesto, con una condición— Todos lo miraron expectantes, era raro que su líder y amigo accediera a asistir a una fiesta de manera tan fácil y sencilla— mantendremos en secreto nuestros disfraces, para mantener el misterio y la emoción.
Todos corearon de acuerdo con lo solicitado, sintiendo de pronto que aquella noche sería memorable. [•••]
Media noche de Halloween.
La fiesta se encontraba en todo su apogeo. Las bebidas y la comida no dejaba de pasar de mano en mano, mientras las risas, los chistes y la algarabía era tangible y bienvenida. Francamente habían tenido un año bastante duro y esta fiesta era una bendición.
Y tal como habían prometido, habían mantenida en secreto sus disfraces hasta la revelación de aquella noche. Todos pensaban que Natasha, por ser la más sexy del grupo, se vestiría de acuerdo al estereotipo, pero les cerró la boca a todos al aparecer vestida del hombre lobo de Michael Jackson en el video musical Thriller, a su lado, se encontraba Bruce, vestido del monstruo de Frankenstein para no desentonar con su pareja.
Pietro, el chico veloz se vistió de tortuga, haciéndose muy tierno a la vista de todos y de su novio, Clint, quien se había disfrazado del Caballero de la Noche, defensor de Gótica, quien justamente había sido invitado por Tony y se encontraba por allí vestido de faraón egipcio junto a su esposo, vestido de sheriff del viejo Oeste.
Peter, se había convertido en un pequeño Tony Stark con barba incluida y Deadpool se había puesto un vestido rosa con botas a juego, orejas y cola de gato, con un moño también rosa en la cabeza, simulando ser Hello Kitty, todo puesto encima de su traje de batalla.
Thor se encontraba vestido del dinosaurio Barney, sosteniendo a un muy despierto Fenrir entre sus brazos, mientras que Loki, había optado por seguir siendo él, salvo por su género, ahora era Lady Loki, poniendo el toque sexy a la velada.
Otro que había optado por un vestido era Tony, quien, deprimido por su ruptura con Pepper, había planeado no asistir a la fiesta, ya que no se sentía con ganas de interactuar con personas y menos que le preguntaran sobre su separación, tratando de obtener información para hacerle daño, pero, al final, había aceptado, cansado se sumergirse en auto compasión y había optado por vestirse de la heroína de uno de sus cuentos favoritos, Alicia en el país de las maravillas.
Llevaba el típico vestido celeste con blanco del dibujo animado, salvo porque era un poco más corto que el original, se había puesto las medias blancas, las cuales eran sostenidas por un liguero del mismo color, los zapatos negros de charol con tacón número siete y hasta la cinta celeste se había atado a la cabeza. Podría estar deprimido, pero jamás dejaría de mostrar su sex appeal. Lo cual quedó demostrado ante las miradas lujuriosas que le lanzaron apenas entrar a la fiesta.
—Vaya, y pensar que incluso con un  vestido se te ve tan bien.
Tony giró al escuchar aquello, encontrándose con el doctor Strange vestido con un impecable smoking de color negro.
—Si sabes que es una fiesta de disfraces, ¿verdad?—Tony estrechó en un fuerte abrazo al Hechicero Supremo.
—Paso la mayor parte del tiempo disfrazado, déjame ser normal al menos esta noche, ¿Cómo estás anímicamente?, ya que físicamente estas de ataque.
Tony soltó una sonrisa pícara y coqueta, haciendo poses para mostrar sus largas y torneadas piernas.
—¿Eso crees?, yo no me había dado cuenta —Tony se abrazó a él con sensualidad— en cuanto a lo otro, estaré bien en cuanto encuentre algo con qué entretenerme, algo con lo que poder recordar que estoy vivo.
—Tu sabes, yo podría ayudarte con eso, si me lo permites. —Stephen posó sus manos en la estrecha cintura del genio, acercándolo más a su cuerpo. Para ninguno era secreto que se gustaban, pero, Strange nunca había  intentado nada debido a la relación que éste mantenía con la señorita Pots, pero, ahora que eso por fin se había acabado, podría intentar un acercamiento más íntimo que los lleve a enamorarse mutuamente.
—Quizá sea una buena idea, quizá…
—Doctor Strange, un hombre muy ofuscado lo está buscando en la entrada del complejo.
El mencionado suspiró soltando casi de forma dolorosa al genio, siempre era así, cada vez que intentaba un acercamiento, alguien o algo pasaba que no los dejaba ser.
—Bien, gracias, lo siento, Tony, me temo que sé quién es y que necesito pararlo antes de que algo malo suceda.
—De acuerdo, suerte con eso.
—Ten en cuenta mi oferta, quizá yo puedo ser y tener lo que necesitas.
—Lo tendré en cuenta, suerte.
Tony vio al hombre irse con paso veloz, sin usar sus famosos portales. Entonces se giró y encaró al hombre que los había interrumpido.
—¿Si? —era notablemente más alto que él, musculoso, fornido, con un aura un tanto amenazante y sexual, animal. Algo que le llamó mucho la atención, además de sus ojos color carmesí escondidos tras una máscara. Iba vestido de vampiro, por lo que su aura se le antojo a juego con el disfraz.
—Ahora que su compañía se fue, quería preguntarle si quisiera bailar conmigo.
Lo miró con una ceja enarcada, no reconocía la voz, pero su aura y su actitud lo estaban atrayendo mucho.
—Por supuesto.
El misterioso vampiro tomó su mano y lo llevó hasta la pista de baile, por lo que pudo percibir, se trataba de una canción lenta, un bolero, para ser más específicos. Tony se dejó llevar por la elegancia de aquel hombre al bailar y por la atracción que sentía por él. Era algo que nunca le había pasado, ni siquiera con Pepper, con quien había pasado varios años de su vida juntos.
—¿Te conozco?
—Usted a mi, no, sin embargo, yo se todo de usted.—Soltó el hombre con una voz sexual que lo hizo temblar.
—Eso es espeluznantemente halagador—Tony se estremeció cuando el vampiro sexy lo pegó más a su cuerpo, acariciando sus curvas, de pronto, una de sus manos acarició su rostro, posando su dedo pulgar en su labio inferior—eso es muy osado.
—Quien no arriesga, no gana, por tenerlo a usted, soy capaz de cualquier cosa.—pasó su pulgar deliberadamente lento por aquel labio carnoso, se moría por probarlo, pero él tenía que acceder primero.
—¿Cualquier cosa?—Su aliento caliente contra la yema de su dedo lo hizo temblar.
—Cualquier cosa—Se acercó solo un poco, echando su aliento frío y dulce contra el contrario, quien al mirarlo sus pupilas se delataron por el placer.
—Pues, no tendrás que hacer demasiado, ven.
Tony lo tomó de la mano y se lo llevó al baño más cercano, ya que su habitación estaba muy lejos, necesitaba probarlo ya. Para nadie era un secreto sobre su bisexualidad, pero, lo que si era un secreto era su predilección por los hombres. Nunca había hecho algo así, bueno, si, pero nunca con un hombre, ya que primero debía conocerlo para poder acostarse con él, pero, este vampiro jodidamente sexy lo había excitado en demasía, más aún si no tenía ni idea de quien era.
En cuanto llegaron al baño, lo primero que hizo Tony fue abalanzarse sobre aquel desconocido y darle un beso que a ambos los dejaría jadeando, mientras el hombre más alto lo tomaba de los muslos y lo alzaba del suelo, para luego recostarlo sobre el lavabo, mientras entre beso y beso el castaño desabrochaba los pantalones del extraño para liberar su miembro, jadeó en satisfacción al palpar lo grande y grueso que era.
El extraño también soltó un gemido de satisfacción al percatarse que el castaño llevaba puesta una tanga y que, era más especial de lo que creía. Entonces, la sed se hizo más fuerte y las ansias de tomarlo de todas las formas posibles se hizo casi incontenible, pero primero, necesitaba su consentimiento.
—Necesito tu permiso— susurró contra su oído mientras hacia aún lado el hilo de la tanga y alineaba su miembro contra la estrecha entrada.
—Lo que quieras, hazme lo que quieras—Casi gritó Tony excitado, sintiendo como aquel miembro duro y caliente de abría paso por su canal.
—No me estás entendiendo—El vampiro tomó aquel bello rostro entre sus manos una vez estuvo enterrado hasta la empuñadura en su estrecho y caliente cuerpo— dame tu permiso para beber tu sangre.
Tony le prestó atención a los colmillos que asomaban por aquellos labios carnosos pintados de negro, no sabía que le excitaban los Juegos de roles hasta que conoció a ese vampiro desconocido y sexy, entonces, salido de Dios sabe dónde, se impulsó hacia adelante y lo beso de forma candente, para después pasar sensualmente la lengua por aquellas puntas romas—aparentemente falsas—, causándole un escalofrío de placer.
—Tu, puedes hacer lo que quieras.
Aquel desconocido comenzó a moverse dentro y fuera de su cuerpo, en un movimiento salvaje y hasta rudo, desesperado, en aquella posición tocaba su próstata una y otra vez, haciéndole ver las estrellas y hasta la galaxia entera. Tony no hacia nada más que gritar de placer, mientras se abrazaba con brazos y piernas a aquel hombre. Entonces, sintió como una lengua acariciaba su cuello, para de pronto, sentir dos punzadas perforando su inmaculada piel, sintiendo como succionaban su sangre de verdad. Aquello debió de aterrarlo, pero, el orgasmo más salvaje que haya tenido nunca lo golpeo de pronto, privándolo totalmente de sus sentidos.
“Eres mío”
Fue lo último que Tony escuchó antes de que la obscuridad lo reclamara.
[•••]
Después de aquella noche, Tony tuvo sueños húmedos recurrentes con aquel desconocido. En sus sueños, cada noche aquel hombre entraba a su habitación, lo tomaba con pasión mientras bebía de su sangre.
Él lo dejaría pasar, ya que su encuentro con él había sido tan intenso que era normal el soñar con eso, pero, el problema era que todas las mañanas despertaba con los muslos húmedos, de su entrada salía un líquido espeso y blanquecino y el dolor y los morados del cuello eran muy evidentes. Lo que quería decir, que su amante nocturno se encontraba dentro del complejo, ya que, nadie podía entrar al complejo y menos  su habitación sin autorización, por muy vampiro que fueras.
Un vampiro.
Había escuchado que aquellas criaturas existían, el pequeño Peter Parker se había enfrentado con el rey de ellos una vez y casi no sale vivo de ello. Y Tony había ligado con uno de ellos, que, por si fuera poco, se encontraba medio enamorado de él, extrañando su tacto, él era el motivo por el cual se iba a dormir temprano para sentirlo dentro suyo. Ya que, mientras le hacia el amor, le susurraba palabras dulces y le hacia promesas de amor.
—Ten, bébetelo, creo que lo necesitas.
Tony miró extrañado a Steve Rogers—con quien no se llevaba para nada bien—ofreciéndole un vaso enorme con un jugo de color remolacha.
—¿Qué es? —Preguntó desconfiado, conocedor de la dieta naturista del rubio.
—Es un jugo de remolacha, zanahoria y unos pocos frutos rojos, bébelo, te ayudará.
Tony se extrañó ante esa elección de palabras, le iba a refutar, pero, un fuerte mareo lo mantuvo callado, haciéndolo olvidar momentáneamente su réplica.
—Bébelo, ahora.
Tony sintió un escalofrío, aquella voz salida de sus sueños se hizo presente en su realidad, levantó la vista para ver si aquel amante nocturno había aparecido, pero, solo se encontraban él y Steve —Quien le daba la espalda —en la cocina. Sin querer parecer alterado, tomó el vaso y se lo bebió de un solo golpe, el sabor le pareció muy familiar, pero, no lograba recordar de dónde.
—Gracias, creo que me voy a trabajar. —Tony se levantó y salió de la cocina.
Steve tomó el vaso y comenzó a lavarlo con una sonrisa discreta.
—Te noto feliz.
—Sin duda alguna, ¿le estas dando de beber los jugos luego de su entrenamiento? —preguntó el rubio a su cómplice.
—Si, tal como lo ordenaste, ni siquiera se ha dado cuenta que toma todos los días el mismo jugo para evitar que caiga en una anemia severa, pero, ¿sabes?, deberías decirle la verdad. —Natasha  se sentó frente a él, justo donde Tony había estado antes. Steve la encaró.
—Claro, eso va a salir estupendo ya me imagino lo que le diré; Tony, déjame decirte que aquel vampiro que se te acercó en la noche de Halloween era yo, y que soy yo quien todas las noches entro a tu habitación no sólo para acostarme contigo, sino también para beber tu sangre, ya que el efecto secundario del suero fue convertirme en un hemófago y necesito nutrirme con sangre humana, no lo he hecho desde que desperté del hielo porque no me llamaba la atención nadie con quien hacerlo hasta que te conocí, pero, oye, no te sientas mal, te escogí a ti porque estoy obsesionado contigo y porque el aroma de tu sangre me atrae como las drogas a un adicto. ¿Crees que se lance a mis brazos después de eso?
Ironizó Steve, derrotado y sin saber muy bien que hacer con aquella situación, si, se había enamorado de Tony desde la primera vez que lo vio, pero, también era cierto que el aroma de su sangre era lo que le había atraído primero, haciéndosele agua la boca cada vez que lo tenía cerca, haciéndole doler los colmillos por enterrarlos en las zonas en donde sabía estaría en contacto directo con las arterias. De solo recordar como la noche pasada había bebido de su ingle, lo hacía estremecerse de deseo.
—Si lo pones así, definitivamente no va a salir bien, lo que te digo es que lo intentes, a menos que quieras pasarte toda la vida amándolo a distancia y acostándote con él y bebiendo su sangre oculto en las sombras, fingiendo ser un sueño húmedo.
—Claro que no quiero, quiero que todos sepan que es mío, quiero casarme con él, quiero que sea el padre de mis hijos, lo quiero todo con él.
—Entonces habla con él, antes de que alguien se te adelante y te lo arrebate, no todos en este mundo se intimidaran con tus amenazas como lo hizo Pepper.
—Lo sé, créeme que lo sé, solo debo buscar el momento preciso para decírselo.
Steve pasó sus manos por su rostro, frustrado, sabiendo que Natasha tenia razón, recordando que, si aquella noche no se hubiera acercado a Tony, muy probablemente cierto hechicero le habría arrebatado al objeto de sus bajas pasiones.
[•••]
Una noche, Tony pasó muy elegante por la sala común, en donde los Vengadores perdían el tiempo.
—¡Hey! ¿A dónde vas tan elegante y guapo? —preguntó Natasha, dejando su juego de cartas con Clint.
—Elegante y guapo siempre he sido, mi querida agente Romanoff, en cuanto a lo otro, me encontraré con un viejo amigo, no me esperen despiertos.
Sin decir nada más, Tony se fue, dejando a Natasha, Clint y Steve atónitos, ya que, desde su ruptura con Pepper el genio no había salido para nada.
—Viernes, ¿A dónde fue y con  quien se va a encontrar?—preguntó Steve ofuscado, poniéndose de pie.
—Se fue al Hotel Four Season’s y se encontrará con el Doctor Strange, capitán.
—¿En que habitación? —los ojos de Steve se tornaron rojos, las palabras salían como gruñidos entre sus dientes apretados.
—En el pent-house, señor.
Steve no espero nada más y salió del complejo hecho una furia. Tomó su moto del garaje y manejó  a toda velocidad por la calle hasta llegar a la entrada del hotel, le importó muy poco que el ballet parking lo estuviera llamando a gritos. Entró al hotel y tomó las escaleras, no tenía tiempo de esperar al ascensor, cuando llegó al último piso, sus fosas nasales se dilataron, buscando el aroma de la sangre de su castaño, una vez lo encontró, se dirigió hacia la habitación y abrió la puerta violentamente. Las luces estaban apagadas, pero él podía ver perfectamente, por lo que pasó del recibidor hacia la habitación, encontrándola totalmente vacía.
—Al fin te atreves a dar la cara.
Steve se tensó y las luces se encendieron. Tony se encontraba junto a la puerta del recinto, vestido solo con una bata de seda negra.
—¿Dónde está él? —Preguntó Steve entre dientes, sus ojos rojos traspasando a Tony, buscando algún indicio de su encuentro con su rival.
—Ah, él no está, de hecho, a quien esperaba, era a ti—Steve se acercó a Tony y sus fosas nasales se dilataron mientras lo olía, su aroma estaba intacto, olía únicamente a él.—Señor vampiro.
—¿Cómo lo supiste?
—Me ofende tu pregunta, para que lo sepas, yo también tengo mis aliados, además, ese jugo me resultó bastante nutritivo todas esas semanas, ¿Cómo pudiste hacerme esto?
Steve tembló de miedo, la posibilidad de perderlo sin antes siquiera haber tenido la oportunidad de confesarse lo estaba matando del susto. Debía explicarse y rogar porque éste lo entendiera, aunque si lo veía desde su punto de vista, no tenía ningún perdón ni posibilidad con él.
—Yo… Lo siento, te juro que no tenía mala intención, es solo que... yo te amo… y no sabía cómo acercarme a ti, no sabía cómo…
—Shhh—Tony posó uno de sus dedos en los labios contrarios—Ya tendremos tiempo para que me expliques las cosas, ahora, tómame, Steve, tómame como solo tu puedes hacerlo.
Tony lo beso y Steve lo estrechó entre sus brazos un tanto sorprendido, pero con gusto, comenzó a quitarle la bata, no sin antes cerrar la puerta, brindándoles a ambos un poco de intimidad justo en el momento en que el capitán enterraba sus fauces en el cuello de su amado, para luego tomarlo con pasión.

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