En otra Piel

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"¿Tanto es tu amor por él?
" Si"
”¿Tanto como para entregar tu inmortalidad?"
"Soy capaz de entregar eso y más"
"Bien, entonces, lo que ofreces es bien recibido, ten presente que una vez tu divinidad sea despojada de tu cuerpo, perderás absolutamente todo, tus poderes, tu fuerza, tu memoria, serás un simple mortal de los que tanto desprecias y morirás como uno"
"Aceptó todo eso, solo permítele vivir"
"Hecho está"
Tom despertó sobresaltado, como siempre que tenía aquel sueño tan raro, en el que él —o alguien muy parecido a él— negociaba con un espectro sobre la vida de alguien amado a costa de la suya propia.
Se pasó la mano por su rostro, intentando quitarse el sueño y un poco la angustia que sentía en su pecho, su rostro cubierto por una espesa barba le recordaba que tendría una batalla con su representante, ya que a ella no le gustaba que la tuviera porque lo hacía verse un poco mayor de lo que realmente es, pero, a él, por una extraña razón que no entendía, le costaba mucho deshacerse de ella.
Con un gran bostezo, salió de la cama y en cuanto puso un pie en el suelo alfombrado, un grito estridente acompañado de unos truenos rompió la tranquilidad de la mañana, él no hizo más que sonreír encantado.
—Ya estoy despierto, ya voy.
Con el corazón lleno de alegría y amor se encaminó hacia la habitación donde provenía aquel escandaloso grito, en cuanto llegó, se encontró con su pequeño bebé de poco más de seis meses, sentado en medio de su cuna, gritando con la boca muy abierta, su carita regordeta se encontraba ya toda roja por el esfuerzo.
—Hey, ya llegué, ya no llores—Se agachó y tomó a su bebé en sus brazos—Magni, asustaras a las personas de afuera, para los truenos, ya no llores bebé, mamá está aquí.
Su bebé se acurrucó en su pecho y dejó el llanto estridente para simplemente sollozar. Tom observó el cielo a través de la ventana, este poco a poco comenzaba a despejarse y los truenos dejaron de retumbar, señal inequívoca de que su bebé se había calmado.
—Bien, ese es mi muchacho, vamos a desayunar—Tom beso ambas mejillas de su bebé y este le regaló una sonrisa encantada.
En cuanto llegó a la cocina lo sentó en su silla para bebé y le entregó su plato y su pequeña cuchara, mientras le preparaba su jugo y su papilla del día, su bebé aporreaba la mesa al son de su tonada favorita.
Tom no recordaba mucho de casi nada que tenga que ver con su pasado, los doctores le habían dicho que el sufría de una pérdida de memoria parcial, que, tenía la posibilidad de recuperarla, así como tenía la posibilidad de no recuperar la memoria jamás.
En un principio, se asustó de muerte, ya que cuando llegó a manos del especialista él se encontraba embarazado y no sabía absolutamente nada más, pasó aproximadamente dos meses en el hospital hasta que su representante lo encontró; le contó todo sobre su vida, pero no supo decirle nada sobre el padre de su hijo, ya que según ella él llevaba su vida privada en extremo hermetismo. Y, en cuanto su vientre comenzó a crecer, entendió el porqué.
Su bebé era especial, muy aparte del hecho de ser su hijo. Él nunca creyó en esas cosas de magia ni fantasía, pero, entendía que ciertamente el mundo estaba manejado por poderes sobrenaturales que se ocultaban del ojo humano. Su hijo, manejaba el trueno y el clima desde que estaba en su vientre y, una vez nació, no podía hacer ningún berrinche sin causar algún desastre climático en alguna parte del mundo. Así que, entendía que su padre debía ser alguna fuerza sobrenatural que los había dejado por alguna razón que él desconocía, además, su aura divina y sus ojos azul eléctrico fuera de este mundo, le confirmaban su orígen.
Ese era el motivo por el cual se apresuraba siempre a calmarlo y mimarlo.
—¿Ya te llenaste?—Preguntó cuando su bebé comenzó a esparcir su papilla por su mejilla, regalándole una sonrisa hermosa, mostrándole su único diente que le estaba comenzando a crecer— bien, es hora de bañarte.
Tom tomó a su hijo y ambos se fueron a bañar, una vez aseados y debidamente vestidos partieron directo hacia el set de grabación de su nuevo proyecto, sin saber que aquel nuevo trabajo cambiaría radicalmente su vida.
                             [•••]
Thor, hijo de Odín se encontraba observando a la distancia a un hombre alto, de cabello rizado, corto y castaño casi rojizo, al igual que su barba, saliendo de un edificio empujando una carriola con un bebé sonriente, de cabellos dorados al igual que el sol y estaba seguro que tenía los ojos de un color azul fuera de este mundo, tan brillantes que podía capturar la luz.
Su corazón se oprimió, deseando más que nunca el poder acercarse a ellos.
—¿Sigues con la idea de recuperarlo?
Thor observó al recién llegado, lo habían encontraron otra vez y eso realmente le fastidiaba.
—Es mi hermano, mi amigo, mi amante, es el ser que más amo en los nueve reinos, es lógico que quiera recuperarlo.
—Él ahora está bien, lejos de la guerra y de la muerte que siempre tiende a rodearnos, ¿no crees que se merece una vida tranquila?
—Él se merece el mundo y no hay nada más que quiera que verlo feliz y en paz, pero, quiero que esté conmigo, yo, esta vez lo protegeré con mi vida si es necesario.
—Eso sonó un tanto egoísta.
—¿Lo dice el hombre que viajó al pasado para traer de vuelta a su adolescente esposo?.
—Buen punto—Steve Rogers sonrió afectado ante las palabras dichas por Thor —De acuerdo, tienes razón y te ayudaré en todo lo que pueda, pero, ahora tengo curiosidad por saber quién es ese bebé.
Thor tragó duro antes de responder.
—Es nuestro hijo—Steve lo miró sorprendido— él estaba embarazado cuando atacaron nuestra nave, tenía escasos meses, pero, aun así se metió en la batalla para dar tiempo a nuestro pueblo para escapar, me dio la oportunidad a mi de sobrevivir.
Gruesas lágrimas surcaban sus ojos, por lo que Steve optó por darle palmadas en su espalda. Ahora entendía la depresión severa en la que su amigo se sumergió, al punto de cambiar su físico drásticamente, cosa que también le preocupaba.
—¿Estas seguro que se enamorará de nuevo de ti?, digo, sé por tus palabras que él siempre fue un hombre muy vanidoso.
—Vanidoso, si, pero nunca fue alguien que se fijara en el aspecto físico, él me amó desde que tuvo uso de razón, incluso sabiendo que soy un idiota—Thor sonrió, echando de menos cada vez más a su amado hermano.
—Está bien, amigo, vamos a recuperar a tu esposo y a tu hijo.
Thor asintió, observando a lo lejos como el auto de su amado se alejaba de él, se juró a si mismo que esta sería la última vez que dejaba que aquello sucediera.
                            [•••]
—Señor Heddleston, el señor Stark quisiera conversar con usted.
—Por supuesto—Tom salió de su camerino y se encaminó hacia el set principal, en donde estaba grabando un spot publicitario para las Industrias Stark.
Había estado esperando ansioso por conocer al dueño de dicha empresa, ya que circulaban muchos rumores al rededor de aquel personaje, en cuanto llegó a él, su mandíbula casi cae abierta de la impresión.
—Señor Heddleston, gracias por aceptar hablar conmigo—Un joven, muy joven muchacho de cabello castaño y ojos grandes con pestañas pobladas, le extendía la mano con una sonrisa burlona.
—El gusto es mío, señor Stark—rápidamente extendió su mano para estrechar la contraria.
—Tony, solo llámame Tony, creo que es más que obvio que no tengo pinta de un señor, ya no más.
—Yo, lo siento, es de mala educación observar fijamente a las personas, pero es realmente asombrosa su apariencia, no aparenta tener más de diecisiete años.
—Si, tengo un staff de buenos cirujanos—Ambos hombres rieron—Pero, usted no se queda atrás, señor Heddleston, se le ve realmente joven.
—Solo Tom y gracias, realmente es un buen cumplido, considerando que vivo con un bebé pequeño, es un alivio siquiera no tener ojeras y más llevando la carrera que llevo.
—En efecto, los niños realmente son muy demandantes y absorbentes, pero no hay nada mejor que llegar a casa y encontrarlos allí, esperando por ti para darte su amor.
—Si, mi hijo es todo en mi mundo, es lo único que tengo, ¿tienes hijos Tony?—preguntó curioso de ver a alguien tan joven como él hablar maravillas de los niños.
—Si, mis hijos mayores, Harley y Peter ya son adolescentes con todo lo que lleva su edad y mi niña Morgan a penas y tiene seis años—Tom lo miró sorprendido, a lo que Tony rio—hay muchos misterios en este mundo, Tom, algunos son mejores dejarlos estar.
—Si, sé de lo que hablas.
Y como si no tuviera más confirmación, el cielo comenzó a nublarse y los rayos hicieron su aparición. Tom corrió como alma que lleva el diablo hasta encontrar a su bebé, a quien se le había caído su juguete mordedor favorito y estaba montando un escándalo.
—Hey, ya, bebé, ya estoy aquí—Lo tomó en sus brazos y lo acunó en su pecho, mientras los rayos comenzaban a desaparecer y el sol comenzaba a brillar de nuevo. Una de sus asistentes le devolvió el juguete previamente limpiado.—Gracias, ten, ya está—Su bebé tomó su juguete y comenzó a morderlo de inmediato, sonriéndole a mami mientras lo hacía—Dios, no sé a quien habrás salido así de melodramático, impulsivo y berrinchudo.
—Thor.
Tom giró a ver a Tony, quien se había acercado para ver a su hijo, la mención de aquel nombre le provocó escalofrío.
—¿Quien es...?
—Bien, es hora de irme, solo quería decirte que el día de hoy haré una cena en mi casa, en honor a un amigo, tienes que venir y traer a Magni contigo.
—Yo...
—No acepto un no por respuesta —Tony se acercó y tocó con un dedo la naricita del pequeño rubio—nos vemos esta noche.
Tony se retiró del lugar dejando a Tom anonadado, no sólo era su apariencia, sino también sentía que ese hombre tenía algo especial.
—Stephanie—Llamó a su asistente.
—¿Que sucede?
—¿Tu le dijiste a alguien el nombre de mi hijo?
—No le he dicho a nadie el nombre de esta preciosura—Su asistente tomó en brazos a su hijo.
—¿Que sabes de Stark? —preguntó mientras se encaminaban hacia su auto.
—¿No sabes nada de él?—ante su negativa la muchacha abrió ampliamente los ojos — Anthony Stark, aparte de ser uno de los hombres más ricos e influyentes del mundo, es un genio que, por si fuera poco, nos salvó de una amenaza alienígena y retorno a los Bipeados de donde sea que hayan estado en los últimos cinco años, que, ahora que lo pienso, es muy probable que tu hayas sido víctima de El Bip y es por eso que no recuerdas nada.
—Si, seguro es eso—Tom rodó los ojos aburrido mientras estacionaba su auto en el garaje y salía del mismo para tomar a su hijo.
Aquel cuento realmente lo tenía muy aburrido, ya que los médicos que trataban su caso de amanecía le habían salido con la misma cosa.
Su tarde transcurrió tranquila mientras cuidaba a su bebé, quien estaba más inquieto de lo que suele estarlo tras el acercamiento de aquel muchacho. Estaba tentado a no ir a aquella cena, pero, al caer la noche, una limusina anuncio su llegada para trasladarlo a la residencia Stark. Con un suspiro de resignación y debido a la educación que estaba seguro había recibido, se preparó y tomó a su bebé, para salir directo a su destino.
                             [•••]
—¿Y si no vienen?
—Vendrán, no te preocupes.
—¿Como es que estas tan seguro?
—Nadie le dice que no a Tony Stark—Tony le guiñó un ojo y le regaló su sonrisa marca registrada.
Tony de adulto era la lujuria reencarnada, Tony de joven, era inocencia y sexualidad contenida dentro de un cuerpo de carne y hueso, entendía a la perfección lo que sentía su amigo el capitán por su esposo, ya que era exactamente lo mismo que él sentía por Loki.
—El señor Heddleston y el pequeño Magni han llegado—Anuncio Viernes, poniendo aún más nervioso a Thor.
Se había aseado a conciencia y había intentado peinar esa maraña que llevaba por cabello, pero luego de tres peines rotos lo había dejado estar. Se había puesto un traje que Steve le había dado, se sentía incómodo con esos trapos encima, pero era mejor que aquella pijama perpetua que cargaba consigo.
En cuanto lo vio entrar a la estancia su respiración se detuvo, alto, delgado pero musculoso, su cabello castaño casi rojizo tenía la apariencia de a penas y estar peinado, pero, el sabía que no era así. Se notaba el esmero en su arreglo por el traje perfectamente ceñido a su cuerpo, que contrastaba mucho con la vestimenta que había elegido para su hijo; el pequeño bebé portaba unos jeans, una camiseta y una chaqueta de algodón, acompañado de unos pequeños zapatitos en forma de conejitos.
Su corazón se oprimió, ya que, inconscientemente había vestido a su hijo como solía vestirse él cuando se encontraba en Midgard. Con un susurro, recitó un conjuro básico que Loki le había enseñado y cambió sus ropas, vistiéndose igual a su pequeño hijo.
—Buenas noches.
Susurró Tom al presenciar aquel cambio frente a sus ojos, Thor quiso golpearse por su estupidez, pero, eso era algo que ya venía con él.
—Buenas noches Tom y gracias por venir—Tony se acercó con un suspiro y tomó la mano del recién llegado— Hola Magni, si que eres hermoso igual a mami, solo espero que hayas sacado su inteligencia también.
—Eso espero yo también, ya que lo revoltoso lo saco a su padre, o eso creo.
Por un momento, Thor vio el vacío en los ojos color esmeralda, como si hubieran perdido por un latido el alma.
—Eso sin duda alguna—Tony tomó entre sus brazos al pequeño revoltoso, quien lo abrazó como si lo conociera de toda la vida—si pequeño, eres adorablemente hermoso, tu me haces desear tener otro bebé.
—No me tientes, mi amor, o no me detendré por hacer tu sueño realidad.
—Ni se te ocurra Rogers, o te castro—Tony miró serio a su esposo, pero sus ojos brillaban en picardía—Tom, este es mi esposo, Steve Rogers.
El mencionado se acercó tendiéndole la mano.
—Gusto en conocerlo.
—El gusto es mío—Tom entrecerró los ojos, tenía la impresión de haber visto antes a este hombre.
—Por último, tengo que presentarte a alguien más Tom—Tony miró directamente a Thor, para luego hacerle un gesto para que avanzara, ya que se había quedado estático.
Lo único que hizo moverse fueron los ojos de Tom mirarlo fijamente, sus ojos brillaban con una luz que no había visto en muchos siglos.
—Tom, el es Thor.
Susurró Tony, quien en cuanto Thor estuvo a su altura, le tendió a su hijo de inmediato, ya que el pequeño había comenzado a removerse inquieto, llamándolo pa.
El rubio Dios del trueno tomó a su hijo entre sus brazos por primera vez se sintió todo poderoso, capaz de protegerlo con todo y contra todo, sentir sus manitas en su rostro, sus ojos azules iguales a los suyos mirarlo con alegría no tenía precio. Era su hijo, de él y de Loki, su sangre y la magia de Asgard, combinada con la esencia de Jotumheim corrían por sus venas.
Thor observó a Tom, intentando descubrir si Loki había vuelto, su rostro estaba surcado en lágrimas, pero su mirada le decía que no entendía el porqué de su reacción o la de su hijo. Todo esto era muy duro.
—La cena ya está lista—Anuncio Steve.
Todos se dirigieron al comedor, en donde Harley, Peter y Morgan los estaban esperando.
La cena transcurrió aparentemente normal, Tom observaba en silencio el interactuar de los comensales, respondía exclusivamente cuando era necesario, ya que prestaba especial atención a su hijo, quien estaba con aquel hombre llamado Thor.
A pesar de su tamaño y su aparente torpeza, se le notaba muy delicado mientras le daba de comer a su niño, totalmente encantado con él, respondiendo pacientemente a los balbuceos de su bebé,  igual como lo hacía él.
—Tom, ¿Eres de esta ciudad?
—No, pero, a ciencia cierta no estoy muy seguro de a donde pertenezco—respondió sin dejar de mirar a Thor, como si este tuviera la respuesta a la incógnita.
—¿Como es eso?— preguntó Peter curioso.
—No recuerdo nada de mi pasado, salvo de haber despertado en un hospital, embarazado de Magni hace varios meses atrás.
—¿Y el papá de Magni?—preguntó Harley más que curioso.
—Niños, ya es mucha curiosidad por hoy o nuestro invitado pensará que somos unos entrometidos—amonestó Tony, observando la intensa mirada que Tom le daba a Thor, quien sostenía a su hijo mientras le daba de comer.
Después de aquel momento tenso, la noche transcurrió tranquila, Tom, Steve y Tony se quedaron charlando en la sala, bebiendo un trago, mientras que Thor se fue a jugar con los niños, intentando encontrar una forma de acercarse al de ojos verdes.
—Es más de media noche, me temo que debo retirarme—Soltó Tom, levantándose de su asiento.
—Tienes razón, es tarde, pero, me temo que la pequeña cosita que tienes por hijo, se quedó dormido —Tony se puso en pie, si Thor no sabía cómo abordar a su marido amnésico, él lo ayudaría —Pero, ven, te llevaré a su habitación, ambos podrán descansar.
—No queremos incomodar...
—Insistimos—esta vez intervino Steve.
Tom asintió, alegre internamente de que ellos le hayan pedido quedarse; Tony lo condujo hasta la habitación en donde se encontraba dormitando su bebé y, como lo supuso, se encontró al que había estado ausente durante la velada, pero, totalmente pendiente de Magni y de él.
Al que llamaban Thor, se encontraba acostado de lado, viendo a Magni dormir a pierna suelta en medio de la cama, mientras cantaba bajito una canción de cuna, la cual hablaba de campos vastos y de castillos dorados, de caballos alados y guerreras valientes.
Aquella canción removió algo dentro de Tom, quien fue transportado a través de las memorias lejanas, en donde una mujer tan hermosa como el alba, de cabellos dorados como el sol y ojos verdes esmeralda, le cantaban la misma canción, con amor y ternura.
Tom entendió quien era aquella majestuosa mujer y sabía quien era Thor.
—Tu, eres el padre de Magni.
                               [•••]
—Es realmente hermoso y muy fuerte, sobre todo inteligente, digno hijo tuyo y mío—Susurró Thor, acariciando la mejilla de su hijo, encantado de que su contacto lo hicieran sonreír en sueños.
—Se parece mucho a ti—Susurró Tom, sintiéndose extrañamente completo por primera vez desde que despertó.
—Ciertamente, pero, se parece más a ti, tiene tu carácter y tu magia, tu esencia circula alrededor de él.
—Dudo mucho que yo haya armado berrinches capaces de provocar un cataclismo en el continente—Se rio Tom.
—Esa es mi culpa, entonces—le devolvió la sonrisa Thor.
Ambos disfrutaron de un par de minutos de agradable silencio, hasta que fue roto por la pregunta de Tom.
—¿Quien eres?
Thor lo miró muy serio a los ojos.
—Yo soy Thor, hijo de Odín, Dios del trueno, rey de Asgard y protector de los nueve reinos.
—Vaya, cuantos títulos —susurró intimidado Tom—entonces, ¿Magni es un semidiós?
—Magni se convertirá en un Dios en cuanto pruebe su valor y aparezca en él el elemento del cual podrá disponer a voluntad.
—Magni controla los truenos y, si está de mal humor puede ocasionar una tormenta tropical, ¿Eso lo hace el Dios del clima?
—Yo también hacia eso de pequeño, según relataba nuestra madre—Thor rio bajo, tratando de no despertar a su bebé—Y no, eso no lo hace el Dios del clima, además, puedo sentir la magia correr por sus venas, así que solo nos queda esperar.
Tom se le quedó mirando fijamente, no se le había escapado ninguna palabra dicha por Thor, por lo que le preguntó lo que a su criterio, era obvio.
—¿Quien soy yo?
Thor tragó duro antes de responder.
—Tu eres Loky, hijo del gigante de Hielo Laufey, hijo adoptivo de Odín, Dios de las mentiras y el engaño, legítimo rey de Jotunheim y rey de Asgard.
—Vaya, eso es bastante, pero, dices que soy rey de Asgard, si soy tu hermano adoptivo, eso me hace un príncipe.
—No, dejaste de ser un príncipe hace mucho—La intensidad de la mirada de aquel hombre calentó su cuerpo en zonas que no conocía de su existencia, por lo que dudaba que tuvieran una relación de simples hermanos, y menos si consideraba el hecho de que él había parido a su hijo.
—Tu y yo, ¿que somos?
—Eres la madre de Magni y yo soy su padre, ¿que crees que nos hace eso?—Thor pudo ver como la vieja chispa de la ira de Loki brilló en los ojos de Tom, justo como siempre que intentaba meterse con él—Tu y yo somos consortes, eres mi esposo, yo soy tu esposo, ambos nos pertenecemos mutuamente y no hay nada en esta vida o en la otra que yo no haría por ti.
Thor acarició el dorso de su mano con uno de sus dedos, tanteando el terreno, al ver que Tom no se espantaba, lo tomó de la mano completamente.
— ¿Por qué no recuerdo nada de eso?
—Yo, en verdad no lo sé, cuando sucedió el Ragnarok, tu, yo, nuestro Magni, que en ese entonces crecía dentro de ti y lo que quedaba de nuestro pueblo, veníamos con dirección a Midgard para poder establecernos, pero, entonces, fuimos atacados por un maldito bastardo y su séquito de locos, entonces tu... —Thor cerró los ojos, recordar todo aquello lo despellejaba vivo—Yo estuve a punto de morir bajo su mano, entonces tu te sacrificaste, tu impediste que acabara conmigo, entregando tu propia vida.
Ese pequeño relato había removido una angustia tremenda en el cuerpo de Tom, más aún de percatarse de que no sólo se sacrificó él mismo—si sus cálculos no le fallaban—, sino que a su pequeño bebé también. Tom miró a su hijo que aún dormía con una sonrisa y su corazón estuvo a punto de salirse de su pecho al imaginarse el no tenerlo junto a él, entonces vio a Thor llorar amargamente mientras sostenía su mano, a la vez que acercaba a Magni más a su cuerpo de manera protectora, quizá no recordara nada de él o de su historia juntos, pero, si entendía que, aquel hombre es importante.
—Debí amarte mucho para haber entregado mi vida y la vida de mi hijo a cambio de la tuya—Tom presionó su mano fuerte sobre la de Thor, intentando darle ánimos para que siguiera contándole sobre su vida.
—Cosa que yo, aun no entiendo—Thor lo miró con los ojos llenos de lágrimas—y me duele que lo hayas hecho, tu sacrificio, solo me demostró que yo era débil, que yo soy débil, tan débil que, ni en esta vida puedo dejarte ir.
—No digas eso, estoy seguro que debí de tener algo en mente cuando planeé todo aquello.
—Eso también pienso yo y me temo que no llegué a pasar la prueba, mírame, me hundí en la miseria sin ustedes.
—Está bien, todos tenemos el derecho de dejarnos caer en momentos realmente críticos, pero, lo importante es recuperarnos, gracias por encontrarnos.
—Te eché tanto de menos—Ambos juntaron sus frentes por encima de cuerpecito de su hijo.
—Está bien, ahora, estoy aquí.
La charla había sido larga, por lo que ambos se habían quedado dormidos. Muy entrada ya lo madrugada, Thor se despertó sobresaltado al no sentir la presencia de su familia alrededor, sus miedos fueron bien fundados cuando se percató que ellos no estaban en ningún lado de la casa, ambos se habían ido, dejándolo solo nuevamente.

                               [•••]
Thor había regresado a Nueva Asgard al cabo de un par de semanas de nueva búsqueda, la cual no resultó productiva ya que Tom había desaparecido junto a su hijo sin dejarle ninguna explicación. Ese era otro rasgo de Loki muy arraigado en la personalidad del actor, Thor debería detestarla, de verdad, pero no podía, quizá estuviera loco, pero él amaba todo de Loki, incluyendo sus malos hábitos.
Llevaba dos meses de ardua labor junto a su pueblo para llevar una vida sino lujosa, digna para ellos y sus futuras generaciones. Esta vez, no se tiraría a la depresión, esta vez, trabajaría duro por tener un hogar impecable, al cual Tom y Magni pudieran regresar y considerar como suyo.
—Siento mucho lo de Loki, pero, me alegra que hayas vuelto—Valkyrie le palmeó un hombro.
—Gracias.—Fue lo único que dijo Thor mientras bajaba del barco de pesca, dejando su carga en el muelle para que sus compañeros distribuyeran la mercancía entre ellos y los mercaderes que venían a comprarles pescado.
—Thor, en algún momento ellos regresaran, ten por seguro eso.
—Yo lo sé, créeme que lo sé y no te preocupes, no caeré nuevamente en ese mundo, me mantendré bien para ellos y para nuestro pueblo.
—Bien, me alegra escuchar eso, ve a casa, amigo, mañana tendremos un día más de arduo trabajo, yo me quedo a terminar.
—Gracias, Valkyrie, por todo.
Thor se dirigió a su hogar con el ánimo por los suelos, entendía la situación y sabía que Tom y Magni estaban vivos y a salvo, pero, no dejaba de dolerle que se hubieran marchado, que no se hubieran quedado con él.
—Ya estoy aquí—dijo de forma desinteresada a modo de saludo a Miek y Korg, quienes se quedaban con él desde hacía un tiempo, se quitó las botas y el overol para pesca y las dejó al lado de la puerta.
—Hey, hola Thor ¿que tal el día? —pregunto Korg con alegría.
—Como siempre—Thor se dirigió a la cocina a buscar algo de beber, iba a tomar una botella de cerveza, cuando se percató que solo había botellas de agua, gran variedad de refresco de fruta y comida, mucha comida.
—¿Donde está mi cerveza?—Susurró, estaba a punto de gritar cuando algo se abrazó a su pierna.
—Pa-pa—un bebé rubio de ojos azules lo miraba como si fuera la cosa más interesante del mundo.
—¿Ma-Magni? —Soltó casi sin aliento mientras cargaba al bebé en sus brazos para abrazarlo con cariño.
—Siento si irrumpimos así en tu casa, pero, yo no bebo y no quiero que Magni esté cerca de nada que sea nocivo para su salud, tu hacha...
—Que se llama Storm Braker
—... Y otras armas las moví a una especie de almacén que tienes fuera de aquí—continuó Tom como si no lo hubieran interrumpido, se preocupó cuando vio a Thor llorar abrazado a su hijo sin decir nada—¿Llegamos demasiado tarde?.
Thor se acercó de inmediato para abrazar a Tom con fuerza.
—No, claro que no, nunca—Tom sonrió al borde de las lágrimas.
—Oh, cierto, me olvidé decirte que llegó este famoso actor junto a su hijo—Recordó de pronto Korg—Ah, creo que ya te diste cuenta.
Thor rio de alegría mientras Tom movió la cabeza en negación.
Pasaron el resto de la tarde tranquila, sin conversar mucho sobre temas profundos debido a que la casa se encontraba llena, Valkyrie había llegado trayendo regalos para los reyes y el pequeño príncipe. Tom lo tomó con calma, ya que aún le abrumada todo el asunto de su verdadera identidad, por suerte Magni aún no entendía, por lo que estaba tranquilo.
—¿Ya tienes sueño?—Preguntó Thor a su bebé cuando lo vio bostezar, para luego acurrucarse más contra él—creo que eso es un si, bien, agradezco a todos su visita, pero, debo acostar a mi hijo y mi consorte debe descansar también.
Thor y Tom se encaminaron junto a su somnoliento bebé hasta la habitación que el Dios del trueno había preparado especialmente para él cuando regresó a Nuevo Asgard. Un vez acostado y tras darle un beso, ambos se retiraron a la que sería su habitación.
—Debo decir que me sorprende que hayas hecho una habitación para Magni, la cuna es realmente hermosa—Dijo Tom mientras se colocaba el pijama.
—Madera de roble, tallada por mis propias manos— respondió Thor desde el baño, discretamente había salido para ponerse el pijama, no quería que Tom se desilusionara con su cuerpo, ya que como actor, imaginaba que había visto infinidad de hombres y mujeres de cuerpos esculturales.
—Eso es muy lindo de tu parte, ¿Esa es una tradición o el algo tuyo?—preguntó mientras se acostaba en la gran cama cubierta con pieles.
—Técnicamente si, la tradición manda que el padre debe mandar a fabricar la cuna en donde su nuevo bebé dormirá, yo quise hacerla con mis propias manos, yo corté el árbol, tallé y barnice la madera, yo mismo tallé la inscripción con su nombre en nuestra lengua natal y grabe los símbolos de protección y fuerza.—Respondió Thor de pronto sintiéndose muy tímido, una vez listo, subió a la cama y se cubrió con las pieles, de modo que quedara frente a Tom.
—Vaya, pensé que los reyes no hacían nada más que rascarse la panza mientras bebían alcohol y comían hasta hartarse.
—Un tiempo fui así, cuando creí que todo estaba perdido, hasta que me di cuenta que si Loki, o nuestro hijo me vieran así, muy probablemente el primero me hubiera asesinado y lanzado mi cadáver al desierto para que sirviera de alimento a los carroñeros—Thor sonrió encantado, en cambio, Tom lo miró con horror.
—¿Hablas en serio? —susurró Tom con temor de ese tal Loki.
—Solo bromeo—concilió Thor, notando el miedo en su voz, debía recordar que esta era una versión más puritana de Loki y probablemente pacifista. —por cierto, ¿por qué se fueron?
—Yo tenía que dejar mis asuntos en orden si quería estar contigo y sentía que si te comentaba, tu tristeza por mi partida me haría dejarlo todo sin pensarlo siquiera, yo no podía hacer eso, hubieron personas que nos ayudaron cuando más lo necesitamos y consideré que se merecían algo mejor de mi parte, siento mucho el haber tardado tanto—Tom se atrevió a acariciar su rostro y tal como lo pensó, su mano se lleno de calor y la electricidad que desprendían sus cuerpos al tocarse, seguía allí.
—Eso ya no importa, ahora estas aquí—Thor disfrutó de su contacto, queriendo sentir más de él, pero, cohibido a pedírselo—Yo, te prometo que ni a ti, ni a Magni les faltará nada, construiré una nueva casa si esta te disgusta, haré cualquier cosa que solicites y necesites...
—Bésame—Los ojos verde agua de Tom, de pronto se tornaron de color esmeralda, provocando el asombro de Thor.
Pero, solo fue momentáneo, ya que le dio lo que quería y lo besó lento, húmedo y sensual; de pronto, la cabeza de Tom se llenó de cierta imagen erótica, en donde un hombre de piel nívea, de ojos verdes y cabello negro, montaba a Thor con una sonrisa lujuriosa. Excitado, se separó del beso, se quitó las mantas para mostrar su cuerpo desnudo, provocando que Thor hiperventilara en lujuria mientras se montaba sobre él.
—¿Estas seguro? —preguntó Thor incrédulo mientras Tom bajaba el pantalón de su pijama lo justo para dejar su miembro erecto al descubierto.
—Si, totalmente, tuve un hijo tuyo, pero, no recuerdo cómo fue y más que para saciar mi curiosidad, te deseo a ti.
Tom no le dio tiempo de responder ni de ponerse nervioso, ya que de inmediato lo comenzó a besar y frotar juntas sus respectivas erecciones, sacando de ambos gemidos roncos de placer.
No aguantando más, Tom alineó el miembro de Thor con su entrada, tenía la imperiosa necesidad de sentirlo dentro antes de morir quemado por el fuego que le recorría la sangre.
—Espera... Necesito prepararte...
—No te preocupes... No puedo esperar más... —su voz empezó en un gemido ronco y terminó en un grito gutural, Thor era realmente grande y él muy estrecho.
—Maldición...mi amor...no te muevas...—Rogó Thor al borde del orgasmo.
—No, dijiste que me darías todo, lo quiero, dámelo todo.
Con aquellas palabras, Tom comenzó a moverse como un poseso, subiendo y bajando por la erección de Thor con fuerza, por suerte, este había logrado aguantar y lo había tomado de las caderas para darle el encuentro.
Los gemidos y gruñidos, así como el chocar de los cuerpos húmedos saturó la habitación, haciendo más morbosa la situación entre ellos cuanto Tom dijo lo impensado.
—Hermano...me vengo... Más fuerte... Más duro....
Eso fue todo lo que necesitó Thor para tomar a su hermano y cambiar de posición, de modo que este quedara sobre sus manos y rodillas, haciendo la penetración más profunda cuando sus brazos cedieron por la fuerza del empuje de las caderas del Dios del trueno, provocando que su pecho quedara contra la cama.
Con un gemido ahogado, Tom llegó al tan ansiado orgasmo, juró que pudo ver el Valhalla de la mano de aquel potente Dios, tenía el cuerpo tan sensible que podía hasta sentir cómo lo llenaba con su caliente semilla, inundando todo su ser.
Ambos cayeron en la cama, exhaustos, pero saciados por tan deliciosa faena.
—Te amo, mi sol.
Los ojos de Thor se llenaron de lágrimas, Loki siempre le decía aquellas palabras después de hacer el amor. Lo acercó a su cuerpo con cuidado de no despertarlo, los cubrió a ambos con las mantas y se sumergió junto a él en un sueño profundo por primera vez en mucho tiempo.
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Thor sentía algo cálido sobre su pecho, moviéndose con vitalidad mientras unas manitos tiraban de su barba. En cuanto abrió los ojos, se encontró un pequeño y sonrojado rostro de ojos azules, brindándole una sonrisa hermosa con tres dientes, mientras balbuceaba efusivamente.
—Hola, pequeño guerrero—como saludo, obtuvo muchos balbuceos, risas y varias palmadas en su pecho— si que despiertas con mucha energía igual que tu padre, ¿que quieres decirme hombrecito?
—Dice que está feliz de verte y que tiene hambre—Balbuceo Tom tapándose aún más la cabeza con las mantas, había tenido una semana ajetreada entre su nueva vida y sus labores como actor y lo único que quería hacer era dormir, pero, su bebé necesitaba alimento—okey, ya estoy despierto.
—No, vuelve a dormir, déjame atenderlo—Thor sonrió cuando Tom solo gruñó en afirmación y se acurrucó más en la cama.
Puede que su apariencia y su memoria hayan desaparecido, pero, ese rasgo marcado de Loki aún estaba ahí, su hermano nunca le gustó madrugar y prefería dormir hasta muy tarde, algo que adquirió luego de sus arduos entrenamientos con su madre y que él amaba por sobre todas las cosas, ya que siempre que dormían juntos y Thor se levantaba con el sol, Loki  siempre lo jalaba de vuelta para estar con él un rato más.
Con ternura, le dio un beso en la cabeza por encima de las mantas y tomó a su hijo, no se atrevió a más precisamente por su pequeño, esperaría hasta la noche para demostrarle su amor, como todas y cada una de ellas.
—Bueno, pequeño, seremos solos tu y yo contra el mundo, hasta que mami despierte.
Como respuesta obtuvo una risa encantada y un abrazo, el cual Thor aceptó y devolvió gustoso.
Ambos se dirigieron a la cocina, dándose con la sorpresa de que no estaban solos.
—¿Amigos?¿que hacen aquí?.
—Hola, Thor, hola bebé—Saludó  Tony mientras tomaba a Magni en sus brazos.
—Buenos días, Thor, disculpa que hayamos irrumpido así en tu casa, pero, nos preocupamos al no saber nada de ti en estas semanas.
—Lo siento, es que, he estado ocupado con mi pueblo y, como verán, Tom y Magni volvieron y no he tenido tiempo para nada más que disfrutarlos.
—Si Thor, pero, recuerda que debes mantenernos informados sobre  tus actividades.
—¿Y se puede saber por qué el rey de Asgard debe mantenerlos informado de sus actividades a ustedes, simples mortales?
Los presentes giraron sus cabezas al escuchar aquella voz tan afilada, todos se sorprendieron de ver al mismísimo Loki frente a ellos, vistiendo un traje elegante totalmente negro.
—Diva, ya era hora que mostraras tu estirada cara por estos lares.
—Stark, pero qué joven y enano te vez, Soldado, deberías de invertir más en fórmulas para su crecimiento, o a este paso, Magni crecerá más rápido que él.
Steve rio con fuerza mientras Tony hacia un puchero por el comentario, pero estaba contento por el regreso definitivo de la Diva.
—¿Loki?—susurró Thor con voz quebrada
—¿Quien más podría ser?, ¿Esperabas a alguien más? —dijo con sarcasmo mientras abría los brazos justo a tiempo para que Thor chocara contra su cuerpo.
—¿Mi amor, en verdad eres tú?
—Si, soy yo, ahora todo está bien, ya estoy aquí.
La alegría y la algarabía por la vuelta definitiva de Loki fue compartida por todos.
Ya muy entrada la noche, Thor y Loki se encontraban acostados en su cama con Magni durmiendo en medio de ellos.
—Es realmente hermoso—susurró Loki.
—Es tu hijo—Respondió Thor con orgullo.
—Puedo ser el Dios del engaño, pero, era cierto cuando te dije que el sol volvería a brillar para nosotros, hermano, Magni y tu son mis soles y nunca dejaré que se apaguen.
—Lo sé, mi amor, lo sé—Thor juntó sus frentes sobre el cuerpo de su hijo—Te amo.
—Te amo, amado mío, rey mío.
Ambos disfrutaron de la quietud del momento, sabiendo que por delante tenían un futuro incierto, pero, cualquier cosa que éste les trajera, lo enfrentarían juntos, siempre juntos.

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