Inesperado

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A lo largo de su vida, le había pasado de todo un poco; su padre, aparentemente no lo había querido, mientras que su madre había tenido que cargar con toda la rebeldía que su carácter conllevaba debido al desamor. Luego, había perdido a sus padres, demasiado dolido con el mundo, se sumergió en un mundo de dolor, alcohol y libertinaje.
Tiempo después, en el que pensó que su vida se había encaminado tras asumir la presidencia de las empresas de su familia y lograr grandes cosas para el país, fue traicionado vilmente por alguien en quien confío y consideró un segundo padre.
Fue golpeado y mal herido, fue secuestrado, obligado a fabricar armas para el enemigo y, por si fuera poco, ser testigo de innumerables muertes por cada negativa por su parte. No importó cuanto rogó porque alguien fuera a buscarlo, al final, se percató de su soledad y sacó fuerza de flaqueza y salió de allí. Fue un gran alivio ver  a su mejor amigo y hermano en medio del desolado desierto con un helicóptero a cuesta buscándolo, lo había estado buscando todo este tiempo, encontrándolo al fin.
Su vida siguió en constante guerra tras dar por terminado con la fabricación de armas y dedicarse exclusivamente a la tecnología, hasta que lo conoció a él; y puso su mundo de cabeza.
Vaya que lo hizo, por amor a él se convirtió en la mejor versión de sí mismo, dejando el alcohol y las mujeres por solo una pequeña oportunidad con él. Al principio, fue difícil, más aún si eran parte de los Vengadores y sus vidas estaban en constante peligro, intrigas y traiciones, tal como sucedió con la caída de S.H.I.E.L.D. Pero al final, lograron quedarse juntos pese a todos los obstáculos. Habían logrado amarse a pesar de sus profesiones y eso era lo importante.
A lo largo de su vida, le había pasado de todo un poco, pero, lo que nunca se imaginó fue que algo de semejante índole podría pasarle a él, un hombre.
—¿Está seguro de esto?— preguntó temeroso, mirando al doctor como si le hubiera salido una segunda cabeza y cuatro brazos.
—Cien por ciento seguro, usted está embarazado, señor Stark.—respondió el doctor muy sonriente.
—Eso es imposible.
—¿Por que lo sería?— preguntó el doctor extrañado.
—¡Porque soy hombre, doctor!, y los hombres no se embarazan— para este punto ya estaba aterrado.
—Ya, pero, los varones Donceles, si pueden—Tony abrió los ojos de sobremanera, realmente asustado—¿No lo sabía? —obtuvo una negativa por parte del genio—Bueno, señor Stark, es natural que usted no lo haya sabido, los padres de la época en la que usted nació, se dedicaban íntegramente a cuidar, proteger y hasta el punto de ocultarles a sus hijos varones si nacían con esa naturaleza, los Donceles fueron perseguidos desde los albores del tiempo, pero fue en la segunda Guerra Mundial en donde se cometieron múltiples atrocidades, es natural que sus padres lo hayan querido proteger, más aún si usted viene de una familia influyente.
—No puedo creerlo.
—Tengo una pregunta, ¿Sus padres le daban de beber algún medicamento o le inyectaban alguna medicina?
Tony tragó saliva antes de responder.
—Si, un...un doctor iba a casa cada tres meses a inyectarme alguna vitamina desde que cumplí quince años, cuando cumplí los veintidós, lo vi por última vez y obtuve mi última inyección, según él, con eso estaría protegido unos diez años contra la anemia severa que siempre me aquejó.
—Si, esa es una característica de los Donceles, tienen los rangos de hemoglobina más bajos que los de una mujer adulta, por lo que no sólo le inyectaban sulfato ferroso, sino que también, le inyectaban un anticonceptivo, si revisa el brazo en el que le inyectaron por última vez, sentirá una pequeña protuberancia, allí colocaron el anticonceptivo transdérmico.
Tony de tocó el brazo derecho y, en efecto, allí, debajo de su piel había una pequeña protuberancia.
—Sigo sin entender como es que estoy embarazado si estoy protegido con esto—señaló su brazo.
—Los efectos de aquel anticonceptivo duran diez años, luego de eso hay que cambiarlo por uno nuevo o, en su defecto, descansar de ello, y, por lo que intuyo, ya han pasado más de diez años y usted no cambio ni empleó otro método anticonceptivo, por lo que, su cuerpo tuvo tiempo suficiente para regresar a la normalidad y prepararse para la labor de acoger vida dentro de usted. —Tony se pasó una mano por la cara, sintiéndose de repente muy cansado—Bien, le recetaré ácido fólico y algunas vitaminas que necesitará, también le sacaré una cita para su próximo control junto a una ecografía para saber el estado de su bebé, felicidades.
Tony de levantó y tras darle un escueto gracias al doctor, se retiró de la clínica, a la cual había asistido tras sentirse muy mal en la mañana pensando que tendría alguna úlcera. Pero no era eso, estaba preñado y no tenía ni idea de que hacer o como decírselo a su esposo.
Por lo pronto, se iría a su torre a descansar un poco y a pensar en cómo abordaría aquel tema con Steve, para cuando se dio cuenta, se había quedado dormido a penas y tocar la cama.
Entre sueños, sintió como un par de manos frías, pero tiernas comenzaban a desvestirlo, para luego acariciar su piel desnuda, arrancándole gemidos de placer, con mucho cuidado y con un beso en cada pierna, estas fueron abiertas para acoger al dueño de su alma y su cuerpo. Gimió alto cuando su marido se introdujo hasta lo más hondo de su ser.
—Steve—Se abrazó a él, aspirando su aroma a jabón y agua fresca.
—Hola, mi amor, ¿me extrañaste? —Steve salió solo un poco de su cuerpo, para luego volver a entrar en él con ímpetu.
—Siempre, mi cielo.
—Y yo a ti, mi amor, y yo a ti.
Steve comenzó a moverse más deprisa y más hondo, apretando su cadera con una mano, mientras que con la otra sostenía su pierna en lo alto de su hombro. Estaba a punto de perder la razón, pero, de pronto, le vino a la cabeza la noticia de la mañana.
—Steve... Espera... Necesitamos hablar de algo... ¡AH!
—En serio, mi amor, eso quieres, ¿Hablar? —Steve alzó su otra pierna y la poso en su hombro, alzándose sobre la cama para penetrarlo más hondo, si fuera el caso.
—No, hazlo duro, mi amor.
Y así lo hizo, cada vez que alguno de los dos se ausentaba, aunque sea por un corto tiempo, el hambre que sentían el uno por él otro se desbordaba hasta convertirlos en unos salvajes irracionales. Justo como ahora, que lo único en lo que pensaban era en fundirse el uno con el otro en el acto de amor más primitivo del mundo.
Ambos llegaron al orgasmo al mismo tiempo, justo cuando Tony montaba desesperado a su marido, mientras este se agarraba a él como si la vida se le fuera en ello. Ambos cayeron rendidos en la cama después de varias horas de amarse con el cuerpo, dejando momentáneamente de lado aquella conversación pendiente.
[•••]
—Despierta, dormilón.
Tony sintió como alguien le llenaba de besos su rostro, hombros y pecho desnudo, y más al sur, justo sobre su ombligo. Soltó una risita boba, ya que aquello le causaba muchas cosquillas.
—Está bien, ya desperté—Restregó sus ojos somnoliento para enfocar la vista y ver con adoración a su esposo.
—Te traje el desayuno, sé que en los días que no he estado no te has alimentado bien—Lo reprendió mientras le alcanzaba una bandeja con un desayuno nutritivo y suficiente para un regimiento de soldados.
—Lo siento, cuando estas lejos de mí, me dejo absorber por el trabajo y pierdo la noción del tiempo—Tony acarició su rostro antes de pegar sus frentes y frotar sus narices juntos.
—Lo mismo me pasa cuando estoy lejos de ti, te echo tanto en falta que me duele el cuerpo. Te amo tanto, tanto, tu eres mi familia, mi todo.
Al escuchar la palabra familia, al castaño le vino a la mente la revelación que le había hecho el médico el día anterior.
—Será mejor que comamos, antes de que se enfríe, además, me gustaría tenerte un poquito más antes de que tengas que salir de viaje.
—Lo siento, prometo que, en cuanto regrese, nos iremos de viaje solos tu y yo.
—Esa es un excelente idea, querido esposo.
Ambos desayunaron entre risas y plática sin sentido, simplemente disfrutando el uno del otro, tras desayunar, ambos se ducharon juntos y tuvieron una nueva sesión de besos y caricias húmedas. Tony sabía que se le estaba acabando el tiempo, por lo que, después de vestirse, abordó la conversación.
—Steve, ayer tuve una cita con el médico y...
—¿Que tienes?, ¿Es el paladio de nuevo?, ¿las nanopartículas?, por favor Tony, habla.—Steve lo tomó de los brazos, se sentía asustado.
—Si no te callas no podré hablar—Tony sonrió ante su tierna preocupación—¿Me vas a dejar hablar?.
—Dime que tienes.
—¿Que sabes de los Donceles? —Tony se alejó de él, se acercó a su mesa de noche y se sirvió un trago de licor.
Steve se extrañó por la pregunta, pero igual respondió.
—Se varias cosas, cuando combatía en la guerra me tocó ayudar a varios de ellos, ya que, los malditos Nazis los secuestraban para utilizarlos como incubadoras para sus experimentos malvados.
—Que atroz, eso es terrible—Tony se horrorizó, sabía que Hydra era un cáncer, él mismo había sido perseguido por ellos y había ayudado a varios que habían caído en sus manos, la decisión que había tomado la noche anterior cobraba más fuerte— ayer, el médico me dijo que yo, soy un Doncel.
—¡¿Que?! ¿como es eso posible?
—Mis padres me lo ocultaron precisamente para protegerme, o eso quiero creer, pero, dime, ¿que sabes de su vida personal?
—Esto es, increíble, ahora entiendo por qué tu... — Steve le regalo la sonrisa más sucia de su repertorio, provocando que el genio rodara los ojos — bueno, pues, sé varias cosas, como te dije, tuve que cuidar a muchos de ellos, además, Bucky también es un Doncel, que, por cierto, está esperando a su primer...—Steve se puso pálido, cayendo en cuenta de lo que le había dicho Tony —Dime que no estas embarazado.
Aquellas palabras lo molestaron un poco, pero, era lo correcto, ninguno de los dos habló jamás del tema, dentro de sus prioridades nunca estuvo adoptar y menos tener un niño propio.
—Ese es el asunto, estoy embarazado.
Steve pasó su mano por su rostro con aparente molestia y enfado.
—Dios, no me digas eso Anthony, no puede ser cierto ¿sabes lo que significa?—Espetó con dureza—De por si, nuestros enemigos nos ven vulnerables al percatarse de que somos la debilidad del otro.
—Lo sé, el niño crecería en un ambiente no adecuado, rodeado de guerra y muerte, viviría en constante peligro, créeme que lo se y, precisamente por eso, no pienso tenerlo—Tony se bebió de un solo golpe su trago y dejó el vaso sobre su mesa de noche, tratando de que el licor se llevara aquel dolor sordo que había aparecido en su interior— estaré fuera una semana, en cuanto regrese, me  haré cargo de eso, no te preocupes. Cuídate.
Sin decir más, tomó su saco y salió de la habitación, sin darse cuenta que había dejado a su esposo en estado de shock.
[•••]
—Steve, no me quejo, pero, llevas cuatro días aquí encerrado y sin decirme nada, habla hombre antes que te parta la cara y alegaré ante un jurado que las hormonas me dominaron y por eso te asesiné.
—Lo siento, Bucky, es solo que, no sé por donde empezar.
—Pues, por el principio, hombre.
Steve suspiró cansado, desde que Tony se fue, se había pasado todos esos días en el apartamento que Bucky tenía en el centro de ayuda de Wakanda, debido a su embarazo, el rey y su esposo había pedido que se quedara en América, mientras él resolvía los estragos dejados por la guerra civil que allí se suscitó, no si antes, claro, dejarlo bien resguardado por su guardia personal, la mismísima Okoye estaba la cabeza de su cuidado.
—Tony está embarazado—decir aquello en voz alta lo asustaba mucho y lo hacia querer buscar a su marido y abrazarlo.
—¿Que? ¿Como...? Bueno, o sea, si sé cómo, pero, no es posible.
—Tony es un Doncel.
—Entonces si es posible ¿como estas?, ¿como está él?— Bucky posó su mano en el hombro de su amigo para reconfortarlo.
—Yo, estoy aún en shock y Tony, no lo sé, se fue de viaje hace cuatro días y ni siquiera me ha llamado, ni yo me he atrevido a hacerlo.
—¿Que piensan hacer?
—Tony no piensa tenerlo.
—¿Y tu que opinas?
—Estoy totalmente de acuerdo con él.
—Steve...
—Pero, estos días, he estado pensando que, sería increíble que yo pudiera sostener entre mis brazos a un pedazo de mi carne y sangre, un pedazo de la carne y sangre de Tony, que, aquel bebé se pareciera a él, con sus mismos ojos, con su color de cabello y sus largas pestañas, incluso que sea igual de engreído que él, yo lo malcriaría con la excusa de que es su hijo y tiene que ser como él, que, mientras crezca, podríamos comer hasta hartarnos mientras Tony nos riña por comer tantos dulces o por llegar llenos de lodo por jugar bajo la lluvia. Me imagino a Tony cargando en sus brazos a nuestro hijo, o con su vientre hinchado por cargarlo y se me antoja la mejor visión de la vida, pero, no puede ser.
—Steve, sé que, debido a la vida que llevamos, nunca estuvo en tus prioridades tener hijos, pero, si Dios te está dando la oportunidad, deberías aceptarlo y ser feliz.
—No, Bucky, la vida que llevamos no es adecuada para un niño, cuando saliéramos de misiones, no nos podríamos concentrar, estaríamos pendientes de qué le estaría pasando, si por nuestro descuido lo secuestran y le hacen lo mismo que a Tony, nunca me lo podría perdonar, no podría verlo a la cara por permitir que dañaran a su hijo...
—Steve, ¿se te olvida que no estarán solos?, me tienes a mi, bueno, en cuanto dé a luz, pero, me tienes, tienes a los Vengadores que no permitirán que nada les suceda a ninguno de ustedes, ¿crees que alguien se acerque a Tony sabiendo que Hulk es su niñera? No, y menos a tu hijo o hija, Wakanda también apoyaría de ser necesario, todos estaremos allí para ayudarlos y apoyarlos, no te niegues eso y no dudes de nuestra capacidad.
—No queremos ponerlos en peligro, se que esa también es su preocupación, ustedes ya formaron una familia y en parte, es gracias a su anonimato, cosa que nosotros no tenemos, además, no puedo hacer nada, Tony tomó su decisión y yo no dije nada para detenerlo, estoy más que seguro que asumió que estoy de acuerdo.
—Claro que puedes hacer algo, es tu marido y padre del bebé que lleva dentro, tienes derecho a opinar en todo esto.
—No, James, creo que es por el bien de todos que Tony termine con ese embarazo—Steve agachó la cabeza y cubrió su rostro con sus manos, sintiéndose de pronto muy viejo, su voz tembló al pronunciar semejantes palabras, su corazón dolió, haciendo su vida más miserable la visión de un niño pequeño de ojos y cabello castaños siendo cargado por su amor.
—Si no lo haces por nosotros, tus amigos y tíos del bebé, si no lo haces por ti, hazlo por Tony—Steve levantó de inmediato su rostro para ver a su amigo felizmente embarazado con atención—perder a un hijo es terrible, no todos piensan o sienten lo mismo, pero, pienso que Tony en algún momento se va a arrepentir de eso y su conciencia lo va a torturar por ello, recuerda lo culpable que se sintió por las muertes de Sokobia y cuando pasó lo de Lagos, a pesar de que él no participó en aquella misión, si Tony comete el error de abortar, se arrepentirá el resto de su vida.
Steve se sobre saltó al escuchar aquella palabra, no podía permitirlo, no podía permitir perder a su hijo y mucho menos a Tony, quien había sufrido suficiente.
—Tienes razón, no lo permitiré, es mi bebé, nuestro bebé y si Dios nos dio ese regalo, por algo ha de ser.
Con el corazón lleno de alegría y miedo a partes iguales, abrazó a su amigo y se encaminó a su casa, para esperar a su esposo.
[•••]
—Hemos llegado, jefe.
Viernes detuvo el auto en el estacionamiento de la clínica. Había llegado un día antes de lo previsto, por lo que decidió acabar con aquel problema de una vez por todas. Bajó del auto y subió al ascensor, había tenido seis días para pensar en el asunto, por lo que su decisión se había hecho más fuerte
Demasiadas guerras, demasiadas muertes, demasiadas intrigas y enemigos por todas partes, los cuales, él y su marido habían cultivado con ahínco a través de los años. No, su bebé no podría crecer jamás en un ambiente así, además, él sería un pésimo padre, no sabría cómo hacerlo y muy probablemente, él sería responsable de una muerte prematura, como ya lo estaba haciendo.
De pronto, mientras la enfermera lo acomodaba en la camilla, vestido con una bata de hospital, la visión de una niña rubia de ojos azules siendo cargada en brazos por su esposo, lo asaltó, su corazón se oprimió y no pudo evitar soltar unas lágrima ante tan bonita ilusión. En cuanto sintió las manos del doctor abriéndole las piernas, su mente y corazón hicieron corto circuito y se levantó asustado, estaba por cometer el peor error de su vida y eso que ya había cometida muchos.
—¿Señor Stark? Debe volver a la camilla—Lo amonestó el doctor.
—Lo siento... Yo... No puedo...
Sin decir nada más salió corriendo del quirófano, las personas dentro del recinto lo miraban con curiosidad. Había sido un idiota, ¿como había podido pensar en acabar con la vida de su bebé?, ¿en pensar que era lo mejor para todos?.
Hablaría con Steve y si no quería tenerlo, pues, él bastaría para ambos.
Corriendo desesperado como iba, no se percató del cuerpo con el que había chocado.
—¡Tony!
—¿Steve?
El mencionado se asustó de ver las fachas en la que se encontraba su esposo.
—¡Oh por Dios!, dime que no llegué tarde, dime que no lo hiciste— Steve abrazó a su esposo con fuerza, temiendo haber llegado demasiado tarde.
En ese momento, Tony rompió a llorar, se emocionó demasiado al saber que su esposo estaba allí para detenerlo, lo cual quería decir que también había pensado en su bebé.
—No lo hice, no pude, lo siento Steve, se que estaremos en más peligro, pero te juro que lo protegeré, yo te juro que no le pasará nada...
—Lo se, mi amor, lo sé, siento mucho el haber reaccionado así y te juro que yo también lo protegeré, a ambos, siempre estaremos juntos y mataré a cualquiera que se les acerque con intenciones de hacerles daño, te lo juro, se los juro.
—Te amo, mi amor.
—¿En que piensas, papá?
Tony salió de sus recuerdos al escuchar la voz de su hijo, Peter Rogers Stark. Sonrió al verlo hecho ya todo un adolescente, a punto de irse de casa para ir a la Universidad para forjarse un futuro.
—Solo pensaba en el día en el que supe que te esperaba.
—¿Y fue hermoso?
—Si y fue realmente una sorpresa.
—Lo sabía, sabía que eras el no deseado—Harley Rogers Stark levantó un puño en señal de victoria.
—Pues, de hecho... —Intervino Steve, trayendo consigo un cuenco enorme de palomitas de maíz, mientras cargaba a su hijo más pequeño, Jonathan Rogers Stark, acompañado de su hija Sara Mary Rogers Stark, quien llevaba consigo varias bolsas con golosinas.
—Lo sabía, yo soy la única deseada—Sonrió Sara muy altanera, era rubia de ojos azules, muy parecida a Steve, pero, los gestos y modos eran de Tony.
—Si, corazón, tu y Morgan —Tony acarició su abultado vientre— son las más deseadas.
—Oh vamos, no puede ser—se quejó Harley.
—Que falta de respeto, hombre, yo debo ser el más deseado ya que soy el mayor.
Los muchachos ayudaron a su padre y hermana a acomodar las cosas para su noche de película, sus tíos y primos estaban a punto de llegar.
—Bueno, deben entender, de ustedes ya hay tres y solo dos princesas.
—¡Tío Bucky! —Los niños fueron a abrazarlo a él y a sus primos.
—De hecho, son cuatro, Tony está esperando gemelos—Sonrió Steve mientras se sentaba al lado de su esposo y acariciaba su vientre.
—Rayos, solo con sus hijos abriremos la franquicia de mini Vengadores. —Sonrió Natasha, quien llegaba con Bruce y sus tres hijos.
—Si, bueno, precisamente por eso, Morgan y Grant serán los últimos—prometió Tony, dejándose mimar por Steve.
—Hombre, eso dijeron con Sara Mary —se quejó Clint, llegando junto a Pietro y a sus cinco hijos.
—El burro hablando de orejas —intervino Steve jocoso.
Uno a uno, sus amigos desde hacía una vida tomaron asiento y se acomodaron en sus respectivos lugares, sus vidas no habían sido color de rosa, pero, habían estado juntos para sobrellevar la carga de ser superhéroes y tener que vivir en constante peligro.
—¿Estas bien?
—Si, estoy muy bien.
—¿Te arrepientes de haberme dado tantos hijos? —preguntó Steve preocupado, ya que pensaban solamente tener a Peter, pero a él le encantó tanto tenerlo que se fue a por otro, y por otro y así llegaron a los seis.
—No, aunque no lo creas, me siento feliz, me haces feliz, tú y nuestros inesperados hijos. —Tony se acercó a su marido y lo beso con ternura.
—Gracias por todo, te amo tanto.
—Lo sé, mi amor, lo sé.
Con una gran sonrisa, ambos se dispusieron de disfrutar una noche más junto a su gran familia.

One Shots Stony y MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora