Amores extraños 3/3

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—No puede ser...
Natasha se encontraba arrodillada en el suelo de una de las habitaciones del complejo perteneciente a S.H.I.E.L.D, no podía creer lo que sus sentidos le estaban diciendo. Aquel hombre alto y fornido, de cabello castaño largo hasta la altura del cuello, de ojos color verde agua y aroma excitante, era nada más y nada menos que James Barnes, su difunto omega.
—Te veo sorprendida, ¿pensaste que nunca iba a regresar?—Soltó James con veneno.
Verla así, tan hermosa y despampanante estaba haciendo estragos en su raciocinio.
Natasha cerró los ojos al escuchar su voz ronca, la cual acariciaba su cuerpo con suavidad, haciéndola temblar de dolor y emoción a partes iguales.
—Los muertos, no suelen regresar, James —sollozó, mientras gateaba hasta alcanzar la posición del soldado y abrazarse a sus piernas—Por favor, por favor, si esto es un sueño, no quiero despertar.
Bucky la miró extrañado desde su gran altura, sin duda, había algo más en toda esta locura que envolvía su separación.
—¿De que estas hablando?, yo estoy vivo, no estas abrazada a ningún fantasma.
—Imposible, tu moriste, me entregaron tu cadáver tiempo después de que desaparecieran en esa misión, estabas tan destrozado que no se te podía reconocer, pero, los análisis arrojaron que eras tu—Natasha comenzó a llorar abiertamente, recordando el dolor que había pasado cuando un grupo de hombres llegó para llevarla a reconocer los restos de James, aquel día, una parte de ella murió junto con él. —Si viniste a llevarme, hazlo, he esperado por ti todo este tiempo, oh Ángel de la muerte que vistes el manto de mi amado James.
—Nat, muñeca, me estas asustando—James se arrodilló frente a ella y tomó su rostro, sus ojos estaban opacos por la locura y el dolor—muñeca, soy yo, tócame—tomó su mano y la posó en su rostro—No sé que te pudieron decir o que treta inventaron, pero, yo no he muerto, nunca morí, estuve secuestrado, si, pero no muerto, por favor muñeca, reacciona.
Natasha lo miró extrañada por uno momentos, parpadeó rápidamente mientras recobraba la cordura y sentía al hombre debajo de sus manos. Este era James en carne y hueso, no un mero invento de su corazón destrozado, pero, a la vez, no lo era, ella recordaba cada parte de su omega a la perfección, tenía gravado todo de él a fuego en su alma.
Con manos temblorosas comenzó a tocar su rostro, su cabello y su brazo metálico.
—¿Que te han hecho?—Se abrazó a él completamente destrozada y aliviada de no haberse vuelto loca.
Ambos estuvieron abrazados un buen rato, simplemente sintiéndose el uno al otro, hasta que James se levantó y tomándola en sus brazos se sentó en la cama con ella en su regazo mientras relataba su historia.
Le contó todo, sin obviar ningún detalle, a pesar de los años y la separación, él aún se sentía seguro y amado por ella, a pesar de las circunstancias en las que se encontraban, él aún la amaba con el alma y si tuviera la oportunidad, aprendería a amar esta nueva versión de ella.
—Ahora entiendo porqué no volviste —comentó ella tras escucharlo todo—siento mucho no haberte encontrado, te busqué por todos lados cuando me enteré de que habías desaparecido, entonces, me trajeron tu cuerpo y me hundí en la miseria por haberte perdido.
—No entiendo cómo es eso posible, ¿Quien pudo hacer una cosa tan cruel contigo?
—Ahora que lo pienso, es muy probable que lo haya hecho mi padre con la ayuda de sus aliados—Natasha apretó los dientes, era una suerte que su padre ya estuviera muerto, porque de lo contrario, ella acabaría con él.
—Tu padre era una cosa sería, pero, nunca pensé que fuera a ser así de cruel contigo, muñeca—Bucky acarició la espalda desnuda de su hermosa alfa, disfrutando de la suave textura de su piel.
—Quizá tengas razón, pero nunca logró doblegarme, porque yo nunca dejé de amarte y añorarte, incluso después de que me trajeran tu supuesto cadáver, nunca dejé de buscarte.
—¿En serio? —preguntó dolorido.
—En serio, fui a todas partes, solo me faltó el infierno—le regaló una tímida sonrisa.
—¿Incluso después de Tony?—sintió como ella se tensaba bajo su toque—esta bien, muñeca, está bien, creías que había muerto, supongo que Tony pasó por algo similar con Steve y ambos necesitaban consuelo, me alegro que hayan logrado estar juntos.
—James, no es lo que crees...
— Tu cachorro es hermoso—su voz se quebró, el dolor de haber encontrado a su alfa solo para perderla de nuevo, era demasiado— a mi me hubiera gustado llevar a tus hijos, pero las cosas se dieron así.
James se levantó dejando a Natasha en el suelo.
—James, escúchame por favor, enserio no es lo que crees...
—¿Amas a Tony?
—Claro que si...
—Entonces sí es lo que creo, solo quería verte una vez más, no te preocupes que no seré un obstáculo para ti, me iré lejos y no tendrás que sufrir con mi presencia.
James no esperó una respuesta y se encaminó a la puerta, se detuvo de inmediato con la mano en la manija cuando sintió el aroma de un alfa enfado, gimió sin poder evitarlo, adoraba aquel aroma que despedía su alfa.
—Mírame—Natasha usó la voz con él y no tuvo de otra que obedecer, a él le encantaba ser dominado por ella—¿irrumpes en una fiesta con tus soldados, me secuestras, me cuentas por todo lo que pasaste para decirme que no te vas a quedar conmigo?, responde.
—No puedo quedarme contigo, tienes una familia y si rompes el lazo con Tony, ambos morirán—tembló ante su mirada de ojos color plata refulgentes en furia.
—Escucha lo que te digo, no es lo que crees, pero, eso te lo explicaré después—Natasha tomó el broche de su nuca que sostenía su vestido y lo soltó, el vestido se deslizó por su cuerpo como agua, solo llevaba una pequeña tanga negra transparente debajo de el, haciendo jadear a su omega ante la vista de su rosada feminidad y sus pechos turgentes.—Ven aquí, mi amor.
Dejó libre sus feromonas para dar más énfasis a la orden, la cual James cumplió gustoso al sentir su cuerpo suave debajo de su mano buena, sintió pesar al recordar que no era un hombre completo.
—No pienses en eso, te amo tal y como eres, siempre te he amado y siempre lo haré.
Natasha lo desvistió con premura, necesitando sentir sus cuerpos unidos.
En cuanto lo tuvo desnudo, comenzó a lamer su cuerpo, allí parados como estaban, le prestó especial atención a su brazo metálico y a la parte donde se unía con el cuerpo, ante aquello James se volvió loco y la posó en la cama, en donde le separó las piernas y enterró su rostro en su lugar predilecto.
El aroma era embriagante y enloquecedor, separó la tela para tener acceso a su rosada y jugosa feminidad, pasó la lengua y gimió al sentir aquel sabor tan delicioso y dulce, como duraznos en almíbar. Como un hambriento, James la devoró por lo que le parecieron escasos minutos hasta que comenzó a escurrir más almíbar, el cual él se tragó con gusto, siempre adoró los orgasmos que le producía a aquella mujer tan maravillosa y fascinante.
Una vez estuvo medianamente saciado con su sabor, trepó por su cuerpo, besando y lamiendo cada parte de él, bebió de sus pechos como un recién nacido mientras se hundía en lo más profundo de ella. Ambos se besaron mientras se movían al unísono, el placer de estar nuevamente unidos era demasiado para soportar, por lo que una que otra lágrima de felicidad se les escapó.
Natasha se abrazó a su amor como si la vida se le fuera en ello, arañó su espalda y mordió sus hombros y cuello, intentando marcarlo, intentando hacerlo suyo de una vez por todas. Sus dientes crecieron cuando estaba a punto de alcanzar su orgasmo, de forma sumisa y entregada, James ofreció su nuca, la cual ella aceptó y mordió justo encima de su glándula omega, provocando que ambos llegaran al ansiado orgasmo y formando su lazo por fin después de tantos años.
Los dientes del alfa se retrajeron y comenzó a lamer la herida, limpiando los rastros de sangre y haciendo más rápida la cicatrización; su alfa interior se encontraba extasiada en felicidad, al fin habían logrado reclamar a su omega y no había nada que la podría derrumbar de su pedestal, hasta que sintió su hombro mojado y a su corpulento soldado temblar en sollozos.
—James, ¿que sucede? —preguntó alarmada.
—Yo no quería esto, no quería romper tu familia, ahora Tony sufrirá por esto, tu hijo, todo por mi culpa...
—Cariño, —Natasha lo abrazó con brazos y piernas — mírame, ya te dije que no es lo que crees, Tony y yo...
Se detuvo por un momento, sus ojos se ampliaron cuando cayó en cuenta de algo que se le había escapado.
—Dime que aquel hombre que se lo llevó no tiene nada que ver con Steve.
James la miró extrañado por un momento.
—Nat, ese hombre es Steve
—¡Debemos irnos ahora!—el imperioso tono de su voz lo hizo salir de la cama.
—¿Que sucede? No pensaras que Steve le hará daño, ¿verdad?
—No lo entiendes—Natasha salió del baño buscando su vestido—Tony odia a Steve.
                                     [•••]
Tony se removía incómodo en la suave cama en la que se encontraba, sentía una presencia extraña que lo observaba con insistencia y no lo dejaba soñar con el amor perdido. Todo se sentía más real hoy en comparación con otras veces, ya que estaba saturado de su añorado aroma, pegó la nariz a la almohada y aspiró profundamente, allí estaba, el aroma de su dominante alfa.
Tony abrió los ojos de inmediato y se levantó agitado, un fuerte dolor de cabeza lo dejó aturdido por un momento mientras las imágenes suscitadas horas atrás lo embargaban. Lo habían secuestrado, otra vez, la ira llenó su sistema al percatarse de ese hecho y más cuando se tocó la oreja, el auricular no estaba allí, por lo que no podría comunicarse con su I.A.
Con un suspiro comenzó a recorrer con la mirada su nueva morada por tiempo limitado ayudado por la luz que se filtraba de la calle, las paredes eran de un tono crema desgastado, habían un par de pequeños cuadros pintados a mano colgados cerca a la puerta, había una mesa, una silla, una televisión bastante pasada de moda y una pequeña cómoda al costado de la cama en donde se encontraba, encima de la misma había un retrato, Tony lo tomó y se congeló.
Era él, de muy, muy joven, estaba solo cubierto con una sabana en las caderas, mostraba su pecho y abdomen sin ningún pudor a la cámara, la cual miraba con embeleso amor. Él recordaba aquella foto y sabia a la perfección en donde se encontraba.
—Al fin despiertas, pensé que tenía que llevarte al hospital— una voz ronca susurró con alivio desde las sombras.
Tony solo frunció el ceño, intentando calmar su corazón por estar justo en este lugar después de tanto tiempo.
—Siento lo del golpe, te prometo que sancionaré severamente a quien lo hizo—continuó el hombre mientras daba un paso hacia la luz que se colaba por la ventana mientras se quitaba la máscara, Tony lo miró por un instante, intentando recordar donde lo había visto—¿No me recuerdas?
—No suelo tener mucho contacto con idiotas que creen que es divertido secuestrarme—espetó con acidez—así que, de una vez te digo que todo lo que creas que vas a obtener de mi, olvídalo, no sabes con quien te has metido.
Aquella actitud osca y altanera volvió y aumentó un poco el calor y la excitación de Steve, aunque quería gritarle por haberlo olvidado, entonces, ante su mirada extrañada, recordó que Tony no lo había vuelto a ver después de que se lo llevaran a rastras de esta misma habitación.
—Lo siento, es lógico que no sepas quien soy, revisa el primer cajón de la cómoda, allí hay una foto de quien alguna vez fui.
—¿Sabes que? No tengo tiempo para jugar a las adivinanzas—Tony se levantó de la cama y fue directo a la puerta— tengo cosas más importantes que hacer como para jugar contigo, así que lo siento, será para otra oportunidad.
En cuanto tomó la perilla, un aroma delicioso saturó sus sentidos, agua limpia, madera, luz de sol y miel, un alfa estaba entrando en celo, el alfa detrás a él.
¿El problema? Él reconocía aquel aroma añorado, era el mismo de la cama, el mismo de la almohada y de sus recuerdos. Pero, no era posible.
—Se que lo percibes—susurró el hombre muy cerca de él—estas temblando porque tu cuerpo me reconoce, pero tu mente traidora no.
Tony se alejó cuando sintió que tocaban su mano, la corriente eléctrica que atravesó su cuerpo fue demasiado fuerte y que la excitación del hombre se sienta en el aire, no ayudaba a aclarar su mente. Entonces, giró para observarlo con detenimiento, aquel hombre media más de metro noventa de estatura, los músculos se le marcaban muy definidos bajo la ropa de militar, cabello rubio, presumía que sus ojos eran azules, que cambiaban de color de acuerdo a la estación y sus estados de animo. Su rostro duro le era extrañamente familiar, allí, donde hubo una mandíbula un poco puntiaguda fue sustituida por una cuadrada.
No podía ser. Era imposible.
—¿S-steve?...—los ojos de aquel hombre brillaron por el reconocimiento.
Tony soltó un sollozo involuntario, su omega había reconocido aquel hombre como su alfa desde que sintió su presencia, pero lo había dejado pasar, ya que solo reaccionaba así cuando Steve estaba cerca, pero, entonces, el maldito hombre dejó libres sus feromonas y la confirmación de que estaba parado frente a su único alfa le llegó muy claro, este hombre, era Steve Rogers.
Entonces, el dolor de recordar que lo había abandonado a su suerte hace tantos años atrás, opacó la felicidad de saberlo con vida.
—Tu, maldito hijo de puta.
Tony se movió rápido y le dio un puñetazo en la mandíbula del alfa, para el siguiente golpe, ya no estaba desprevenido, así que lo devolvió, Tony se cubrió por poco, pero aún así lo hizo trastabillar varios pasos hacia atrás.
—¡¿Que demonios te pasa?! —preguntó encolerizado Steve.
—¡¿Como te atreves a aparecer después de tanto tiempo?!, eres un maldito—Tony iba en pos de atacar, pero el fuerte aroma de la ira y la excitación le picaba la nariz y nublaba sus sentidos—controla tus feromonas, maldito bastardo, así no puedo regresarte al infierno donde perteneces.
—¿Al infierno yo?, pero si el único que merece el infierno eres tú, maldito traidor—Steve temblaba de rabia ante la actitud de Tony—rompiste tu promesa, dejaste que otro alfa te tomara importándote muy poco mi amor.
—¡¿Tu amor?!, tu me abandonaste a mi suerte cuando más te necesitaba, me dejaste en el infierno con una estúpida promesa de sacarme de allí y nunca volviste. Así que, el único traidor aquí eres tú.
—¿Yo?, me fui para buscar una forma de protegerte, tu promesa era lo único que me mantenía en pie y resulta que nada de eso te importó porque a primera de bastos en cuanto me fui, te casaste.
—¡Yo no te lo pedí!, lo único que quería era estar contigo y tu te fuiste, y sí, me casé, ¡¿eso te preocupa más que mi sufrimiento por ti?!, te lloré, te sufrí y le rogué a un Dios en el que no creo por ti, por volverte a ver, y cambio, ¿que recibí? traición y sufrimiento, te detesto, no sabes cuando te odio, todo esto es tu maldita culpa.
—¿Mi culpa? Tu me dejaste de lado mientras me pudría en el infierno y no fuiste a sacarme de allí, al contrario, te revolcabas con otro alfa y le parias un cachorro.
—¡Con mi hijo no te metas porque soy capaz de matarte aquí mismo! —Tony lo miró serio y mortal—¿Sacarte dices?, ¿De donde?, ¿del cementerio?, me trajeron tu cuerpo para reconocerlo, pero debido a mi estado no pude verte porque trajeron partes de ti en una maldita caja, por años, pensé en que habías tenido una muerte horrenda y que todo había sido mi culpa, luego te odié por haberme dejado y ahora resulta que estas vivo, mejor te hubieras quedado allí para no saber que en verdad me abandonaste, que en verdad Howard tenía razón y que tu solo querías divertirte conmigo, que jamás podrías amarme porque yo no lo merecía.
Tony no soportó más y rompió en llanto.
Sus palabras junto a sus lágrimas amargas estaban destrozado el alma de Steve, más aún al percatarse por primera vez de que algo brillaba en el pecho del castaño, entonces, entendió lo que había querido decir Peggy. A simple vista, Tony se veía hermoso a escalas inimaginable, pero, estaba roto. Steve se acercó de inmediato y como temió, Tony comenzó a forcejear con él para alejarlo.
—No, por favor, no me alejes, yo no te abandoné, mi amor, te lo juro, yo siempre te amé con toda el alma...
—Suéltame, maldito, eso ya no me importa, tu no me importas...
—Tony, escúchame por favor...
—No quiero escucharte, regresa al infierno de donde saliste...
Steve lo besó, cortando cualquier palabra hiriente que el castaño tuviera para con él, Tony se resistió y lo mordió con fuerza hasta probar su sangre, causando que gimiera de dolor y placer a partes iguales, ocasionando que liberara sus feromonas, que la fiebre subiera y finalmente su celo hiciera acto de presencia.
De pronto, Tony dejó de forcejear y comenzó a besarlo con pasión y lujuria, restregando su cuerpo contra el suyo, tratando de impregnarse lo más que podía de su esencia, ambos aún eran conscientes, pero de momento,  dejaron de lado su ser racional para que sus alter-egos tomaran el control y les dieran un poco de felicidad y paz.
Ambos, literalmente comenzaron a arrancarse la ropa, necesitando sentirse piel con piel después de tantos años de ausencia; Steve tomó a Tony de la cintura y lo cargo, haciendo que este lo envolviera con sus brazos y piernas sin dejar de besarlo. Lo recostó con rudeza en la desgastada pared y lo penetró de golpe, comenzando a moverse dentro y fuera de él con fuerza, los recuerdos de las veces que lo había tomado de pie porque no había podido sostenerlo como ahora, lo asaltaron, añoró aquellos tiempos, pero tenerlo aquí, contra la pared no era tan malo. Se empujó un par de veces más dentro de él hasta que sintió vaciarse entero, llenándolo a rebosar mientras sus dientes crecían y hundió sus fauces en el hombro de su omega, quien gritó como condenado cuando llegó al orgasmo.
La semilla de Tony se escurría entre sus cuerpo mientras caminaba con cuidado de no hacerse daño a causa del nudo formado, en cuanto llegó a la cama, se acostó lentamente con su pequeño debajo de él.
Lo besó lento y sensual, lamiendo lo que tenía al alcance de sus labios, embebiéndose de su aroma mezclados juntos, nunca había pensado que una barba fuera tan sexy hasta que la sintió contra su piel, Tony le estaba devolviendo los cariños y eso lo emocionaron.
Una vez el nudo comenzó a ceder, Steve comenzó a moverse lento y profundo, arrancando gemidos roncos de ambos, la pequeña cama que alguna vez habían compartido miles de veces se movía al rítmico ondular de sus caderas y no hubo sonido más hermoso que ese, claro, acompañado de los gemidos lujuriosos de Tony.
El castaño no hacia otra cosa más que gemir y restregar su mejilla contra la de Steve en sinónimo de sumisión, claro, mientras no lo estaba besando. Steve salió rápidamente de él para luego ponerlo sobre sus manos y rodillas y antes de que se quejara, se hundió nuevamente en su ser, sus pieles húmedas por el sudor y otros fluidos chocaban entre sí, recreando la mejor sinfonía de todas. Ambos estaban a punto de llegar, por lo que Steve restregó sus dientes sobre la nunca de Tony, fue allí que cayó en la cuenta de que no tenía marca alguna, su alfa rugió en victoria cuando lo mordió, proclamándolo al fin como suyo y de nadie más, aquel acto los lanzó a uno de los mejores orgasmos de sus vidas. Ambos cayeron exhaustos sobre la cama, Steve rodó un poco para no aplastar a su omega, jalándolo en el proceso, lo abrazó contra su cuerpo mientras lamía la herida.
—No hueles a ella ni llevas su marca—susurró Steve, aspirando su aroma combinados, no quería romper la magia ancestral que circulaba entre ellos.
—No, no la llevo, Natasha jamás fue mi alfa, nunca me tocó—Tony se tensó solo un poco, sintiendo las olas de dolor y sufrimiento viniendo de Steve, se aferró a sus brazos no queriendo hacerlo sufrir más.
—Pero, te casaste con ella y tuviste a su cachorro y, entiendo si tuviste que refugiarte en sus brazos para sobrellevar tu dolor—Steve lo abrazó con fuerza, no quería que Tony pensara que lo juzgaba o despreciaba.
—No es lo que crees, Steve, en efecto, me casé con Natasha y tuve un cachorro, pero, era, es tu cachorro.
                                   [•••]
Steve manejaba con la mirada atenta en la carretera, mientras en su mente se repetían una y otra vez los acontecimientos del día anterior.
Luego de que pasara la vorágine de su celo, habló largo y tendido con Tony, todo el dolor y el sufrimiento expuesto por ambos de pronto fue menos pesado al sentir el contacto de sus pieles desnudas, justo sobre aquella cama en donde habían hecho el amor por primera vez. El corazón de Steve dolió un poco más al ver lo mucho que había sufrido su pequeño niño y más al saber que lo dejó solo y embarazado.
—Un dólar por tus pensamientos —susurró Tony a su lado medio adormilado, habían tenido una noche muy agitada y apenas lo había dejado dormir, su celo lo había atacado con una fuerza descomunal y sentirse envuelto en la esencia de su omega, solo había acrecentado las ganas de hacerlo suyo una y otra vez.
—Pienso en nuestro hijo y en lo que tuviste que pasar para traerlo a este mundo tu solo.
—No estuve tan solo como planeé estarlo, Steve, cuando supe que cargaba a tu hijo, en lo único que pensaba era en ponerlo a salvo y estaba decidido a todo con tal de protegerlo, de proteger lo único que me quedaba de ti.
—Nunca me voy a perdonar por haberte dejado solo, por ser un irresponsable, por no darme cuenta de que te había dejado preñado en tu último celo—Steve presionó con fuerza el volante.
—No te atormentes más—Tony acarició su brazo, extendiendo su aroma para calmarlo un poco—al final, las cosas salieron bien, estuve rodeado de buena gente que nos ayudó.
—Natasha, entre ellos—apretó los dientes, hirviendo de celos.
—Si, estaba con ella cuando me enteré de que esperaba a tu bebé, ella fue quien me detuvo en mi huida y planeó lo de casarnos para protegernos—Tony sonrió brillante, recordando sus buenos años junto a su amiga.
—Estas enamorado de ella —susurró con dolor Steve, al parecer, según designios del destino, todo Tony le pertenecía, menos su corazón.
—¿Y quien no?, esa mujer es magnífica—Tony vio el dolor en los ojos de Steve y entendió mejor su razonamiento —pero, no es lo que crees, nadie ha amado tanto a alguien como yo te amo a ti, ni siquiera Romeo y Julieta.
Los ojos de Steve brillaron en emoción y la esperanza de recuperar a su omega creció nuevamente en él y sentir la verdad de lo dicho por su omega mediante su lazo, ayudaba mucho.
—Hemos llegado.
Steve giró por una esquina y se detuvo frente a una casa modesta, común y corriente para una comunidad conformada por familias con niños pequeños, no tuvo que preguntar cuál de ellas era la casa Stark, ya que pudo divisar a su amigo James parado bajo el porche de una de ellas.
—Gracias a Dios llegaron, pensé que tendría que desenterrar tu cadáver de alguna fosa común —exhaló aliviado James mientras abrazaba a Steve.
—Estuviste a punto, Tony golpea duro—Sonrió Steve.
—Exagerado—Tony fue el siguiente en ser abrazado por James— hombre, ¿que te hicieron?, estas enorme.
—Yo si comí mis verduras— sonrió metiéndose con el más pequeño.
—Yo también comí mis verduras, ¿de donde crees que vino mi inteligencia, de una botella?.
Los soldados se carcajearon sin sentirse ofendidos, los tres entraron a la casa con el corazón más ligero que antes.
—¡Mami!—un pequeño niño de ojos y cabello castaño corrió descontrolado para abrazar a su mami, quien se agachó para tomarlo en brazos.
—Mi niño—Tony lo abrazo y besó, para luego enterrar su nariz entre los cabellos de su bebé, aspirando su aroma y el de Steve combinados en él.
Tony giró para ver a Steve, quien se encontraba aún en la entrada de la casa con el rostro surcado en lágrimas y temblando ligeramente.
—Cariño, hay alguien que quiero presentarte —Su bebé era muy tímido, por lo que asintió con el rostro en su cuello aspirando el aroma de mami—Steve, este es Peter, Peter, él es Steve, tu papá.
Su pequeño levantó su rostro con curiosidad y olfateó el aire, intentado reconocer el aroma de quien su mami decía que era su papi.
La conexión fue instantánea, Steve sintió al instante la conexión con su cachorro llamándolo con fuerza. Con cautela de no asustarlo se acercó y estiró una de sus manos para acariciar sus cabellos, su corazón dolió cuando vio como su pequeño cachorro hacia un puchero y su labio temblaba a punto de ponerse a llorar. Sin pensar muy bien en lo que hacia lo tomó de los brazos de su omega y lo abrazó contra su pecho.
—Tranquilo, pequeño, tranquilo, tu papá...está aquí, tu papá está aquí—Sollozaba Steve con emoción.
Tony se acercó y se abrazó a ambos, había soñado siempre con este momento y tras haber perdido la esperanza, la emoción era demasiado intensa de controlar.
Le había dicho la verdad de su origen a Peter una vez que le preguntó el por qué no olía igual a su madre, su niño era muy perspicaz y se dio cuenta a muy temprana edad, por suerte, había entendido toda su explicación. La noche anterior le había pedido a Natasha que le contara sobre el regreso Steve mientras él atendía a su alfa, él hubiera querido hacerlo en persona, pero las cosas se dieron así, como todo en sus vidas.
Luego de las presentaciones de rigor, de pasar por unos cuantos días tranquilos en casa conociéndose otra vez mutuamente y tras arreglar ciertos asuntos, Steve y Tony se encontraban sentados frente a la chimenea, muy acurrucados uno contra el otro, aprovechando que Peter se había quedado dormido.
—Peter es perfecto, hermoso y tan inteligente —Susurró Steve emocionado, totalmente enamorado de su cachorro.
—Es la enésima vez que lo dices, pero tienes razón, es perfecto.—Coincidió Tony.
—No tengo duda que nuestro siguiente bebé será igual de perfecto—acarició el vientre plano de su omega.
—¿Ya puedes sentirlo?
—Es tenue, pero sí, Peter tendrá un hermanito o hermanita dentro de unos meses—Tony lo abrazó aún más—gracias.
—Cuando gustes—sonrió coqueto—es bueno que estés de vuelta, ahora te toca a ti soportarme durante mi estado, te diré que Natasha estuvo varias veces a punto de arrojarse de un puente por lo complicado que fui.
—Con gusto lo soportaré, mi amor, —Steve se estremeció ante lo descrito, pero, no le importaba, soportaría eso y más con tal de estar cerca de Tony—Solo espero que no se le haya agotado la paciencia, ya que tendrá que soportar a James si sale embarazado tras este celo.
Ambos sonrieron al recordar que sus amigos estaban en su luna de miel y que justo el celo de Bucky los había agarrado desprevenidos.
—Lo dudo, esa mujer tiene la paciencia de un santo y adora a James, tal y como yo te adoro a ti.
—Yo te amo, más que a nada, más que a todo, tu y yo, juntos hasta el final, en el cielo o en el infierno, no nos volveremos a separar.
—¿Lo juras?
—Te lo juro, mi amor.
Ambos sellaron su juramento con un beso tierno, soñando con que su felicidad sea para siempre.

One Shots Stony y MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora