—Bien, creo que es hora de darme un poco de cariño.
Susurró Tony Stark tras haber terminado de forma satisfactoria el nuevo implemento para su armadura. Salió de su taller con una sonrisa de suficiencia con dirección a su habitación, ¿concretamente?, a la ducha, el agua caliente lo relajó de sobremanera destensando sus agarrotados músculos luego de haber estado en una misma posición durante varias horas, o quizá días, no lo tenía muy claro.
Salió de su baño totalmente desnudo tras secarse y se acostó en su enorme cama, listo para ver una película de acción, de esas en donde el argumento carece de sentido y la gente sale desnuda y tiene mucho, pero mucho sexo sin control ni compromiso. Hoy estaba de un humor exquisito, por lo que luego de buscar durante unos quince minutos, se decidió por una en donde habían muchos hombres fuertes y musculosos junto a jóvenes carentes de bello púbico y facial y de contextura delgada, similar al de un adolescente.
Tony comenzó a reír y a lanzar palomitas de maíz a la pantalla holográfica que se desplegaba frente a él en cuanto comenzó la película, el argumento era realmente espantoso, pero, el hombre alto, de cabello rubio y musculoso que recibía al chico de la pizza era realmente atractivo.
Las cosas se volvieron realmente excitantes cuando el pequeño y delgado rubio resultó ser el dominante, a Tony realmente le excitaban esos roles, por lo que no se lo pensó mucho y tomó su juguete favorito para estas ocasiones, del cajón de su buró junto a una botella de lubricante.
Lentamente, comenzó a introducirse el objeto dentro de su orificio, ayudado por su lubricación natural al ser un doncel, mientras que con la otra mano, vertía gran cantidad de lubricante sobre su miembro erecto. Con una sincronización increíble movía sus manos al ritmo de las caderas del delgado rubio, quien penetraba con ímpetu a su amante de turno, se relamió los labios al ver el semejante armamento con el cual contaba aquel atractivo joven.
Sin habérselo propuesto, eyaculó al mismo tiempo que el tipo fornido, el cuál lo hizo sin haberse tocado ni una sola vez, solamente con el placer que le brindaba el mástil de aquel muchacho flacucho, causando envidia de la mala en Tony, deseando poder probar ese placer algún día.
El muchacho flacucho terminó eyaculando en el rostro del otro hombre, quien disfrutaba de la bebida rehidratante que le brindaban, para ese punto, Tony había conseguido unas toallitas húmedas para limpiarse, distraído de la escena que se estaba desarrollando ante sus ojos, hasta que por casualidad, levantó la mirada.
—Detente—ordenó y la imagen se congeló, el chico flacucho tenía el ceño y los labios fruncidos, en una expresión de concentración absoluta, así como... Como... Como si estuviera teniendo un orgasmo —como tal era el caso— o como si estuviera levantando peso, mucho peso.
—Jarvis, activa detección de rostros y compáralo con mis conocidos cercanos.
—De inmediato, señor.
Tony se arrodilló en su cama esperando con cierta impaciencia los resultados de la identificación, deseando realmente tener la razón en su suposición.
—Identificación completa.
Al lado de la imagen de placer del joven delgado y desgarbado, apareció un rostro que él conocía muy bien, ese ceño fruncido y expresión seria contrastaba notablemente con la expresión del joven, pero, era él, eran la misma persona, solo que en otro tiempo.
—No. Puede. Ser—Tony se cubrió la boca con una de sus manos, para luego soltar una enorme carcajada— he encontrado el Santo Grial, las minas del rey Salomón y el tesoro de los Caballeros Templarios, todo junto.
Tony se tiró en la cama y comenzó a carcajearse como un histérico, se había masturbado de manera deliciosa con el video porno de nada más y nada menos que de Steve Rogers, alias El Capitán América, quien fuera conocido como el actor porno Robert Evans, según los créditos.
Aquella noche, Tony se dispuso a averiguar todo sobre la carrera de Robert Evans, quien, tenía cerca de una treintena de videos, uno más caliente que el anterior; sin duda, había dado con la mina de oro más grande que haya podido imaginar. Entonces, un plan comenzó a formarse en su mente, no lo dañaría, ni a él ni a su reputación, pero sí que se divertiría fastidiando a aquel estirado señor perfección.
[•••]
Steve Rogers se encontraba levantando más de cien kilos por encima de su pecho con una expresión de concentración y mudo placer, provocando estragos en el cuerpo de cierto genio millonario que lo observaba con atención desde la puerta del gimnasio personal del capitán.
Al sentirse observado, dejó la barra de metal junto a las pesas a un lado y se sentó en el banquillo, tomando unos sorbos de su botella de agua mientras se secaba el sudor de la frente. Tony tuvo que componer su mejor expresión de desinterés, ya que los recuerdos de los videos vistos en esos días lo golpeaban con fuerza.
—¿Necesitas algo, Stark?
Para nadie era secreto que Steve mantenía cierta distancia con Tony, no lo trataba de mala manera, pero, procuraba mantenerse lo más alejado que podía, ya que, no le agradaba la actitud despreocupada y libertina que tenía el menor.
—La verdad es que si, más que necesitar algo, tengo curiosidad sobre un asunto—comenzó a decir mientras ingresaba del todo—me gustaría saber que hacías antes de convertirte en el salvador de América, porque, digo, todos tuvimos una vida antes de ser lo que somos hoy en día.
—Trabajaba de tiempo completo en una fábrica de dentífricos—se encogió de hombros, totalmente ajeno de qué camino tomaría su conversación.
—Vaya, eso suena aburrido.
—Bueno, no todos tenemos un pasado oscuro y retorcido, algunos simplemente fuimos alguien aburrido en nuestra vida pasada.
—Oh, ya lo creo que si, pero, me temo que no te creo cuando dices que solo fuiste un obrero de tiempo completo.
—Puedes creer lo que quieras, estas en tu derecho, ahora, si me disculpas, me retiro.
—Oh, vamos, no se sulfure capitán, solo tenía curiosidad por saber algo de su vida anterior, eso es todo.
—Realmente aprecio tu curiosidad, pero no vas a encontrar nada turbio en mi pasado, si eso es lo que buscas, buenas tardes—Steve giró sobre sus talones para irse.
—Rogers, espera, o prefieres ser llamado Evans—Steve se detuvo de inmediato, ignorando la sonrisa triunfante que mostraba Tony—Robert Evans, un lindo nombre si me lo preguntan, tiene una excelente filmografía si me permite decirlo, ésta es una de mis favoritas.
Frente a Steve apareció una pantalla holográfica, en donde aparecía él antes del suero, antes de siquiera pensar en entrar al ejército, siendo montado por un tipo fornido dentro de un granero, él se encontraba sosteniendo las nalgas del hombre mientras veía con embeleso como su miembros se perdía entre sus pliegues húmedos.
Steve giró con la expresión más mortífera que tenía, la cual, solo sus enemigos tenían permitido contemplar, más no vivían para contarlo.
—¿Que es lo que quieres? —preguntó apretando los dientes
—Nada, solo quería presenciar de cerca el rostro de la hipocresía, ¿Sabes?, sé que no te caigo bien debido a mis devaneos y libertinaje, lo cual suponía que era normal, considerando que eres la personificación de la rectitud y la pureza andante, pero, el recriminarme mis amoríos sabiendo que fuiste un actor de porno gay muy cotizado en la Industria, resulta ser un poquito hipócrita de tu parte.
Steve apretó la mandíbula, sus manos convirtiéndose en puños debido a la ira de haber sido descubierto por Tony, justo por quien menos quería que supiera su pasado.
—Mi vida personal, no te incumbe, de todos modos, ¿que hacías viendo porno gay?
—Mi vida personal no te incumbe— Tony le regaló una sonrisa encantadora —de todos modos, esta será la noticia del año en cuanto se sepa.
—No te atreverías...
—No, es muy probable que no, siempre y cuando pagues él precio.
—¿Cual es?
Tony debía tener cuidado de no mostrar su jugada, quería hacerle la vida imposible a Steve por hacérsela a él desde un principio, siempre mostrándose tan perfecto y correcto frente a todos, siempre regañándolo, siempre menospreciando sus habilidades, pero, las cosas cambiarían a partir de hoy.
—Ten sexo conmigo—Tony sonrió en cuanto vio lo colorado de rabia que se había puesto Steve, tenía los puños cerrados con fuerza, aquel signo fue su pase de salida— no es necesario que me des una respuesta ahora, piénsalo y luego me dices.
Tony se dio media vuelta y salió del gimnasio, podía sentir la mirada furiosa de Steve, pero, no le importaba, por supuesto que su plan principal es molestarlo, doblegarlo ante su voluntad, pero, si podía obtener ese cuerpo de ensueño en su cama, bien valía el sacrificio, porque vamos, está bien que no le caiga en gracia su persona, pero tampoco era ciego. Así que, si podía, sacaría todo el provecho de la situación.
[•••]
Steve se encontraba en su habitación, dibujando en su libreta de notas mientras bebía de un poco de té helado.
Hacia unos días habían salido de misión junto a su grupo, él a penas y había terminado con unos pocos rasguños, en cambio Stark, terminó hospitalizado debido a que había actuado como escudo humano por salvar a un grupo de civiles del fuego cruzado.
Por más que trataba de comprender a ese hombre, no podía, a pesar de ser hijo de quien era no lograba entenderlo; él y Howard habían sido muy buenos amigos y, a pesar de su mente prodigiosa lo había logrado leer a la perfección, a pesar de tener todo era un hombre básico y sencillo, humilde.
En comparación, Tony era egocéntrico, petulante, arrogante, chantajista, le encantaba ser el centro de atención y siempre tener la última palabra, siempre saliéndose con la suya sin importarle la opinión de los demás o lo que dijeran de él. Siempre desafiante, siempre con una respuesta y una salida ante cualquier situación.
Parecía que no le importaba la gente a su alrededor y solo le interesaba la vida libertina que llevaba, una prueba de su desfachatez y poca empatía era el estarlo chantajeando con algo que tuvo que hacer por necesidad, pero, en las ocasiones en las que salían de misión y él era el primero en entrar de cabeza a la batalla, protegiendo a los desvalidos o a los miembros de su equipo incluso con su propio cuerpo, contradecía mucho sobre la imagen que él mismo quería proyectar ante los demás.
Lo cual, dejaba a Steve con la única teoría plausible que obtuvo tras investigar la vida de Tony con la ayuda de Jarvis, así que, si quería conocer a ese hombre tan enigmático y que muy a su pesar, le gustaba, tendría que tenerlo de la forma más vulnerable posible.
—Jarvis, dile al señor Stark que acepto, que esta noche estaré en su piso.
—Como ordene, capitán.
Steve se levantó y dejó a un lado el boceto en el que estaba trabajando para entrar en la ducha.
El agua caliente destensaría sus músculos y calmaría un poco sus nervios, si bien es cierto, había iniciado en el mundo del porno gay por necesidad, pero, al cabo de un tiempo le comenzó a gustar, le gustaba dominar a hombres aparentemente duros de carácter, sentía satisfacción cuando esos hombres se venían simplemente con el placer que él les brindaba, varias veces sus compañeros actores lo elogiaban y pedían repetir la experiencia con él, muchas veces incluso le daban un extra por eso y él estaba bien con eso.
Luego llegó la oportunidad del ejército y tuvo que dejar la experiencia como eso, una experiencia más en su vida, no tuvo tiempo de ahondar en el tema del sexo con su nuevo cuerpo debido a lo de la guerra, así que, se encontraba más que nervioso de estar en la intimidad con Stark, un hombre como ese se notaba difícil de manejar, ya que se le veía cómodo con su cuerpo y exudaba sexo por los poros, incluso al caminar.
Solo esperaba no estar muy oxidado en el asunto.
¿Que si estaba molesto? Claro que lo estaba, pero, a la vez, le daba la oportunidad que había estado esperando desde que lo conoció. En cuanto terminó su baño, se puso algo ligero y se tomó un gran trago de ginebra, esta sería su mejor actuación.
—Capitán Rogers, el señor Stark lo espera en su habitación, el código de acceso del ascensor fue enviado a su teléfono.
—Gracias, Jarvis.
Steve se encaminó a la habitación del genio, no sin antes tomar una tira con diez condones y lubricante. Respiró hondo en cuanto las puertas del ascensor se abrieron, más no tubo tiempo de exhalar, ya que Tony lo esperaba en la entrada vistiendo únicamente una bata corta de seda de color rojo brillante.
Su cabello húmedo por la ducha dejaban caer pequeñas gotas de agua en su pecho, causándole unas ganas inmensas de beber de él.
—Adelante, Capitán, sígame.
Tony giró y Steve tuvo una vista de sus nalgas envueltas en seda roja, causándole un dolor testicular placentero, se imaginaba esas bien proporcionadas nalgas enfundadas en alguna lencería de encaje blanco, o azul, se moría de ganas por probar la textura de su piel.
Con una sacudida de cabeza siguió a aquel hombre tan sensual, su habitación era enorme, al igual que la cama, pensó que estaría decorada como un palacio, pero, estaba sencillamente decorada con una sola pintura, una mesita de noche y un pequeño buró en donde suponía guardaba sus objetos más personales.
—¿Quieres algo de beber?—Preguntó sensual mientras se desataba el lazo frontal de la bata y la dejaba caer al suelo.
Steve tragó duro al verlo vestido con unos bóxer ajustados en color rojo, aquella prenda se amoldaba a su figura dejando nada a la imaginación, aquello provocó que la bestia hambrienta que dormía dentro suyo se despertara salivando por encajar las fauces en tan apetecible bocado.
—No, terminemos de una vez con esto—Tony se acerco de forma sensual, contoneando sus caderas en su dirección, posó sus manos sobre su abdomen para luego ascender por el hasta su pecho, acariciándolo con avaricia para después abrazarse a su cuello, tiró de él con suavidad para darle un beso, pero, Steve lo tomó bruscamente de los cabellos, para quedarse a escasos centímetros de sus labios.
—Sin besos, no tendrás nada romántico, Stark—Steve hizo fuerza y lo puso de rodillas, pegando el rostro del castaño a su entrepierna, la cual sintió y observó ser atendida.
Tony restregaba su rostro con gran placer por aquella entrepierna más que dotada, sentía el aroma a limpio a través de la tela, cosa que hablaba bien del capitán.
Sin mucho preámbulo bajó sus pantalones y dejó libre su miembro, la boca se le hizo agua al instante de tenerlo tan cerca, era más grande de lo que podía imaginar y considerablemente gruesa, si de muy joven y escuálido tenía un pene espectacular, ahora, con el suero del súper soldado corriendo por sus venas era sin duda, un pene de otro nivel y dimensiones, pero él lo engulliría con lujuria morbosa.
Steve abrió los ojos grandes cuando Tony fue introduciéndolo en su boca centímetro a centímetro hasta llegar a lo más hondo de su boca y un poco más, los sonidos groseros de succión y lamidas eran escandalosas, dignas de una buena escena de porno. Con una mano acariciaba lo que no llegaba a tragar mientras que con la otra acariciaba sus testículos, Steve tiró la cabeza hacia atrás, las sensaciones eran demasiado placenteras, y no ayudaba la cara de vicio que Tony ponía cada vez que lo chupaba, sin poder o sin quererlo evitar, comenzó a cogerle la boca con fuerza, pero sin llegar a lastimarlo, aun sostenía su cabeza por sus cabellos castaños, así que él marcaba el ritmo.
Entonces, Tony comenzó a gemir, provocando que sus cuerdas vocales vibraran alrededor de su miembro y eso fue todo, Steve eyaculó a lo bestia dentro de su boca sin aviso alguno, por lo que Tony tiró la cabeza hacia atrás en sorpresa, manchando su rostro, cuello, hombros, pecho y abdomen.
Steve podía jurar que había visto las estrellas gracias a aquella boca prodigiosa, sus pupilas estaban dilatadas cuando abrió sus ojos, quería más, mucho más, por lo que tomó a Tony del brazo y lo levantó para luego lanzarlo prácticamente en la cama, se desnudó lo más rápido que pudo y rasgó el paquete del primer condón que usaría esa noche, mientras se lo ponía, no dejaba de ver a Tony, quien, abierto de piernas para él se comenzaba a preparar con cuatro dedos.
Steve tomó una de sus piernas y haló de él, lo puso sobre sus manos y rodillas para luego penetrarlo de un solo golpe, arrancando un gemido escandaloso del hombre debajo de él, su entrada se contraía sin cesar, prueba inequívoca de que le había provocado un orgasmo, Steve no pudo sentirse más orgulloso de sí mismo que en ese instante, por lo que casi al instante, comenzó a moler su pelvis contra el trasero del castaño, llegando diez minutos después a un nuevo orgasmo, cortesía de las bien dispuestas nalgas de Tony Stark.
A penas lo había penetrado y se había venido como un adolescente y, para este punto, Tony no podía más, el placer que Steve le provocaba era indescriptible y a la vez, era todo lo que había imaginado; grande, potente, con el toque de rudeza que a él le encantaba pero que nadie había logrado conseguir, su tacto era delicioso y aunque su temperatura era bastante baja de la normal, quemaba.
Para la séptima ronda, Tony estaba casi desmayado, los donceles
—al igual que las mujeres— eran multiorgásmicos, pero, esto ya era ridículo, por lo que, para la ronda diez, Tony ya se había desmayado teniendo justo su último orgasmo.
Steve lo sostuvo en sus brazos antes de que Tony cayera de bruces contra el suelo mientras expulsaba lo último de su orgasmo, tuvo a bien posar una de sus manos en la pared antes de caerse él también. Lo habían hecho en todas las superficies de su habitación y en todas las posiciones existentes y en las no existentes y hubiera disfrutado más de cada una de ellas si no fuera porque tenía unas ganas casi exasperantes de besarlo.
Con cuidado salió de él, lo tomó en sus brazos y lo llevó a la cama, su rostro dormido mostraba una sonrisa de satisfacción única, provocándole una sonrisa a si mismo, tomó su ropa del suelo y se vistió rápidamente.
—Esto, aun no ha acabado, Stark—susurró mientras acariciaba sus cabellos con ternura, para luego depositar un pequeño beso en sus labios.
Habían pocas cosas que Steve había querido obtener en la vida, que, por azares del destino no había podido conseguir, ahora, quería a Tony con toda las fuerzas de la lujuria que lo quemaba por dentro. Y lo conseguiría.
[•••]
Tony salía de su habitación luego de dos días, el cuerpo le dolía en las partes correctas, por lo que se encontraba más relajado que nunca.
—¿Donde demonios has estado? Fury te ha estado buscando como loco—preguntó Natasha una vez se dejó caer por la cocina.
—Hola Nat, muy buenos días para ti también—Tony la abrazó y le dio un enorme beso en la mejilla.
—Nunca creí estar vivo para ver esto, ¿Tony Stark, levantado a las nueve de la mañana, de buen humor y sin una gota de café? Increíble.
—Bueno, ¿que te puedo decir?, mi buen Legolas, siempre es bueno que un hombre tome un merecido descanso.
—¿Un merecido descanso, o alguna de tus tantas te dejó exhausto?—Preguntó Bruce mientras echaba azúcar a su café.
—Se dice el nombre del pecador más no el del pecado—Tony le guiñó un ojo y comenzó a devorar lo que Natasha le había puesto en frente, un bol con fruta picada, dos tostadas con mermelada de arándanos y un plato con huevos revueltos y tocino—Esto está delicioso.
—Debes alimentarte mejor, recuerda que hace poco saliste del Hospital y si te vuelven a herir, me encargaré de dejar tu cadáver en el desierto para que los buitres tengan aunque sea algo que roer—Comentó Natasha como quien no quiere la cosa.
—Que linda, no esperaba menos de ti.
—Buenos días—Saludo una voz profunda detrás de Tony, haciéndolo temblar de placer involuntariamente.
—Buenos días, Steve.
—Que hay cap.
Todos sus compañeros le saludaron con normalidad, mientras que él engullía su comida en silencio, sintiéndose de pronto, por primera vez en su vida, cohibido en la presencia de alguien.
¿Y como no estarlo? Ese hombre lo había tenido solo hace dos noches como una perra en celo, en todas las formas y posiciones existentes, hasta el punto de caer desmayado en medio de un orgasmo, tirando su reputación de tipo duro y casanova al tacho de la basura.
—Stark, necesito hablar contigo—Steve hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera.
Tony asintió y tomó un poco de café para pasar sus nervios, sus compañeros se le quedaron mirando con la boca abierta por la forma tan sumisa en la que había obedecido, pero él solo les rodó los ojos y salió detrás de Steve.
—Stark...
—Soy un hombre de palabra, Rogers, no diré absolutamente nada, es más, me encargué de borrar todo rastro de Robert Evans de la faz de la tierra.
—Es bueno saber que eres un hombre de palabra, porque, ahora, el que tiene las riendas de la situación, soy yo.
Tony enarcó una de sus perfectas cejas.
—¿Me estas dando a entender que me vas a chantajear con lo que pasó entre nosotros?
—Eres el genio que todos dicen, no hay duda de ello.
—Por supuesto que no la hay—Tony se cruzó de brazos —vaya, al fin mostraste ese lado oscuro y perverso tuyo, pero, es una lastima, no tienes nada con qué amenazarme.
—Tengo en video de lo que pasó entre nosotros.
—¿Un video porno mío?, oh, que tierno, es una lastima que de esos ya hay muchos en Internet —Tony se encogió de hombros y se giró para irse.
"¿Te gusta?"
"Si, oh Dios sí"
Tony giró bruscamente al escuchar su propia voz ida por el placer, Steve le mostraba el video en su teléfono móvil.
"Entonces, grita mi nombre, perra"
"Steve... Steve... Oh, Dios, Steve"
—¡Apaga eso!—Tony intentó quitárselo, pero Steve fue más rápido.
—Podrás tener videos subidos en Internet, pero, en ninguno de ellos apareces como la reina de las pasivas, disfrutando de un buen pedazo de pen...
—¡Silencio!—Tony le cubrió la boca con una de sus manos, sintiendo como su pene se endurecía y su entrada comenzaba a humedecerse ante semejante despliegue de poder, nunca creyó que lo excitara tanto escuchar a Steve hablándole sucio—No te atreverías.
—No, probablemente no, a menos que pagues el precio.
La fuerte sensación de Déjà vu lo invadió.
—¿Cuál es?
—Tengamos sexo—Tony no pudo evitar abrir la boca en sorpresa, pero Steve tuvo que mantener su rostro serio, aunque se muriera por reír encantado de haberlo sorprendido.
—Era cierto que tenías un lado muy oscuro.—Susurró Tony pasando saliva.
—Te dije que aún no te lo había mostrado, te espero esta noche en mi habitación.
Sin decir más, se fue, dejando a Tony entre sorprendido y emocionado, al parecer, a él no era el único que le había encantado lo que tuvieron y tenía ganas de repetir una vez más, y otra más, y otra, así hasta saciarse, aunque dudaba hacerlo algún día.
Tony se encaminó de inmediato a su taller para matar el tiempo mientras esperaba la llegada de la noche, se sentía ansioso, nunca había sentido nada parecido en su vida, Steve era todo un salvaje en la cama y no sabía si era gracias a sus actividades como actor porno o porque en verdad era así. Tenía curiosidad por saber cuál fue el motivo por el cual terminó en aquella industria, pero, no quería que se convirtiera en algo tan personal, solo quería unas buenas noches de sexo con aquel salvaje.
La noche había llegado y él se encontraba totalmente aseado y vestido para la ocasión, no era muy fan de la ropa interior para donceles, pero, quería impresionarlo, por lo que compró un corsé de color negro junto a unas medias de encaje y liguero.
El atuendo de infarto lo complementaba con una diminuta tanga del mismo color, estaba indeciso de ponerse o no los tacones aguja, ya que no estaba muy seguro de que si Steve sabría que aquel atuendo era para donceles o le creería un travesti, luego recordó que era muy probable que supiera de su condición, ya que habría leído su expediente.
Se colocó una bata de color negro que cubría sus pies y salió de su habitación, era una suerte que Steve tomara un piso entero solo para él, así no se toparía con miradas indeseables. En cuanto divisó su puerta, ésta fue abierta y Tony ingresó de inmediato y se quedó sin aliento.
Steve lo esperaba con solo una toalla cubriendo sus caderas, su pecho estaba impregnado de gotitas de agua que caían de su cabello húmedo por la ducha.
—¿Quieres algo de beber?—Preguntó Steve sarcástico.
—No, terminemos con esto—intentó sonar duro, pero, el temblor en su voz lo delató, por lo que de inmediato soltó la bata dejándola caer.
El jadeo que soltó Steve le hizo saber que él no era el único afectado con la presencia del otro.
Steve dejó caer su toalla, mostrando su miembro erecto con orgullo mientras se acercaba a Tony y lo tomaba del cuello para besarlo, pero, el castaño lo tomó con fuerza del cabello para detenerlo.
—Sin besos.
Steve gruñó y lo hizo girar para estamparlo con rudeza contra la pared, llevando uno de sus brazos hacia atrás, manteniendo su presa donde él quería; con su mano libre, comenzó a tantear su zona íntima, mientras respiraba con más y más dificultad al notarlo totalmente húmedo por él.
Lo probó con un dedo, luego con otro, hasta que introdujo en él cuatro dedos, preparándolo para lo que sería una agitada noche.
Steve hizo aún lado la diminuta prenda y lo fue penetrando con su miembro lentamente, disfrutando de la morbosa situación y de la estrechez de aquel hombre tan hermoso y sexy, esperó lo suficiente hasta que se acostumbrara a su tamaño para penetrarlo con todo lo que tenía.
Los tacones que llevaba puesto eran muy altos, por lo que no le daban el acceso que quería a su intimidad, entonces, lo levantó ligeramente y le quitó los zapatos con sus pies, para luego bajarlo al suelo e inclinarlo un poco, obteniendo así el acceso a su punto dulce, aquel punto en donde Tony perdía la cordura y se volvía una animal en celo.
—¿Esto es lo que querías?
—¡Si!
—¿Quieres más duro?
—¡Si!
—Pídemelo y di mi nombre, perra.
—¡Más duro Steve, más duro!
Tony comenzó a eyacular en cuanto Steve le dio una sonora nalgada, mientras lo penetraba de forma más profunda y un tanto errática, señal inequívoca de que también había llegado al orgasmo y, antes de que cayera al suelo, lo tomó en brazos.
—Esto, a penas comienza.
[•••]
Después de aquel día, Steve y Tony no habían dejado de hacerlo en cada oportunidad que tenían, ambos se justificaban en que era simplemente sexo entre dos personas adultas sin ningún tipo de compromiso o atadura— o eso querían creer— por lo que mantuvieron esa tórrida pero excitante relación bajo siete llaves, ninguna de las dos partes querían que su pequeño sexromance se hiciera público y menos bajo qué circunstancias se dio.
Hasta que, como todo en este mundo que se intenta mantener oculto, sus verdaderos sentimientos salieron a la luz una noche.
—Stark, cuanto tiempo sin verte.
—Strange, ya era hora que vinieras por aquí.
Ambos hombre se fundieron en un abrazo poco fraternal, ya que Stephen enterró su nariz en el cuello del castaño.
—Dios, en verdad amo ese aroma tuyo.
—Que galante, no esperaba menos de ti—Tony le dio un beso provocador en la comisura de sus labios, como cada vez que hacia al verlo, sin pasarse de la raya claro está.
Llevaba semanas sin probar un buen beso, ya que él y Steve mantenían esa regla de no besarse, como si fueran prostitutas complaciendo a su cliente de turno, pero él era más que eso y estaba necesitado de sus besos y caricias, Stephen sería un buen sustituto, pero, nada comparado con Steve.
—Dime, ¿que te trae por esta villa de locos?—Preguntó cómo si no deseara ser besado y sostenido en ese mismo instante por su adorado tormento.
—Necesitaba hablar con Banner sobre algunos asuntos, pero ya terminé con él, me enteré que estabas por aquí y quise invitarte a salir —El hechicero Supremo se encogió de hombros.
—Vaya, no hay nada que me encantaría más que...
Tony se quedó en silencio por unos momentos, al ver que Steve se encontraba frente a él, recargado sobre la pared, acariciando coquetamente los cabellos de una agente que recordar haber visto pero que no sabía su nombre, una rubia alta e insípida a su gusto.
Estaba a punto de declinar la oferta porque, a pesar de no mantener una relación propiamente dicha, creía que la exclusividad estaría implícita en el "acuerdo" pero, al parecer se había equivocado y Steve había estado divirtiéndose a sus espaldas.
Cosa que lo disgustó de sobremanera.
—...Acompañarte a donde tu quieras—Respondió al final, acercándose más de lo debido a Strange.
—Perfecto, ¿paso a buscarte a las ocho?.
—¿Como si fuera una damisela en apuros? No, gracias, a las siete con treinta te envío la dirección del bar en donde estaré.
—Siempre eres más de lo que puedo manejar, pero, me encanta, hasta pronto, entonces. —Stephen no se aguantó las ganas y le plantó un tremendo beso, el cual, Tony respondió con ímpetu, aunque un sabor amargo se estaba instalando en su boca.
Le regaló su mejor sonría falsa mientras el guapo hombre salía del complejo, Tony miró de reojo a Steve y a la señorita manos largas, quien no hacia otra cosa que pegarse a su cuerpo como lapa mientras que el susodicho solo sonreía sin más, mientras se acercaba al rostro de la mujer y le susurraba cosas al oído, provocado el sonrojo de la misma.
Un fuerte dolor en su pecho hizo parpadear las luces de su reactor, confirmándole lo que había estado tratando de ignorar desde la tercera vez que se acostó con él. Lo que estaba sintiendo por él no estaba para nada bien, así que, para matarlo haría lo que mejor sabía.
Miró su reloj y eran las seis de la tarde, tenia hora y media para arreglarse antes de encontrarse con su cita, así que, sin mirar en dirección de su bien dotada debilidad, salió del edificio con rumbo a su torre, en donde se preparó a conciencia para ver a Strange.
Quería sacarse del cuerpo las caricias del otro, quería arrancar de su mente sus tórridos, pero sensuales encuentros, quería demostrarse que lo que sentía, no era nada más que lujuria y que esos celos que sentía de verlo con una mujer, no eran nada más que meras alucinaciones suyas.
A las siete treinta en punto, le envió la dirección a Strange, el hotel a donde irían tenía un excelente restaurante y un bar aún mejor, no pasaría toda la noche con él, pero se divertiría al máximo, por lo que se decantó por llamar a un servicio de choferes de alquiler muy discreto para estas ocasiones.
El chofer de alquiler llegó puntual y Tony se dispuso a tomar su vehículo sin decir nada, salvo un buenas noches. Tan metido andaba en su teléfono móvil que no se dio cuenta de que el chofer no estaba yendo por la vía habitual, hasta que se dio cuenta que habían echado el seguro a las puertas.
—Buen hombre, disculpe, esta no es la ruta hacia el hotel—observó Tony levantando una ceja, mientras tocaba con suavidad la cara interna de sus muñecas. Si el chofer tenía intenciones extrañas, ya se encargaría él de hacérsela pasar muy mal.
—Tienes razón, no lo es, pero no te preocupes, pronto regresaras al camino correcto.
—¿Steve?—Tony se extrañó—que mierda, ¿paga tan poco S.H.E.I.L.D como para que tengas que hacer de taxista?
—Podría decirte que si, pero, esta tarea sólo la tomé porque se trata de ti.
—Okey, no entiendo nada de lo que dices, pero, detén el auto.
—No, tu no saldrás de aquí y menos para encontrarte con ese mago de pacotilla— expresó con voz severa.
—Con quien me encuentre o no, no es de tu incumbencia y menos cuando tu te revuelcas con quien te dé la gana, así que, o paras el maldito auto, o lo hago añicos.
Steve detuvo el auto de forma intempestiva, provocando que Tony se fuera hacia adelante y se golpeara con el asiento delantero, pasaron escasos segundos y Steve bajo del auto, abrió la puerta del pasajero para sacar al castaño con brusquedad.
—Todo tu eres de mi incumbencia, todo tu me pertenece, así que, si digo que no vas a verte con nadie, no lo harás.
Steve unió sus labios por primera vez, aquel beso era un poco violento, pero tenía el toque justo que Tony había supuesto y deseado. No les importó nada más que fundirse en ese beso tan ansiado, por lo que las manos comenzaron a tocar y la ropa a estorbar.
—El auto...
Steve no necesitó saber más, con dificultad— debido a que no querían separarse— se metieron al auto, en donde comenzaron a desvestirse, por suerte para ambos, Tony estaba lubricando abundantemente, por lo que casi no le dolió cuando Steve ingresó de golpe en él.
—Viernes...casa—Fue lo único que logró decir Tony, ya que al instante su boca fue asaltada por Steve mientras lo penetraba con fuerza.
Para cuando tuvieron el primer orgasmo, ya se encontraban en la casa del millonario, Steve lo tomó en brazos y se encaminó hasta la habitación del castaño, en donde continuaron besándose sin cesar, en donde por primera vez hicieron el amor en todo el contexto de la frase.
Tony cayó sobre Steve totalmente exhausto, luego de su quinto, o tal vez sexto orgasmo, no estaba muy seguro, pero, tampoco le importaba demasiado, estar así con Steve era todo lo que había deseado desde hacía varios meses.
—Espero y te quede claro a quien perteneces—Soltó Steve risueño, pero con el toque de posesividad justo para dar énfasis a la amenaza implícita.
Fue ahí que la mente de Tony volvió de las nubes y recordó como es que habían terminado así en primer lugar.
—Te volviste loco, tu y yo no somos nada, no tenemos una relación y ya te dije que si tu te acuestas con esa agente o con miles, yo también puedo hacerlo—dijo con voz átona, se quiso quitar del cuerpo de aquel hombre que lo había vuelto loco en tan solo unos días, pero este no se lo permitió.
—Te equivocas—dijo de pronto con voz tierna, llevando una de sus grandes manos hacia el rostro del castaño—Tu y yo, somos todo menos nada, yo jamás tocaría a nadie que no fueras tu, en cambio tu—Su voz se endureció nuevamente.
—Mientes, te vi con ella.
—Lo que viste fue premeditado, yo quería que vieras eso, quería sacarte celos a propósito, en cambio tu, ese maldito puso sus manos sobre ti y tu lo aceptaste sin más, ¿es a él a quien quieres?
Tony lo miró sorprendido y realmente aliviado de que él no tuviera nada con aquella mujer, aquel sentimiento lo aterró.
—El me besó—Tony juntó sus frentes, temblando de miedo, ya que estaba totalmente desnudo y más que vulnerable frente a él—Yo solo quería besarte a ti, solo quiero besarte a ti, en lo único que pienso es en ti las veinticuatro horas del día y tengo miedo.
—¿Miedo de qué?
—Yo nunca he estado en una relación seria Steve, incluso ésta la estoy arruinando.
—No estás arruinando nada, eso podría decirlo yo también, ya que tampoco tengo experiencia en este tema—Ambos se quedaron callados un momento, disfrutando simplemente del calor de sus cuerpos, hasta que se le ocurrió una idea—ya se, vayamos despacio.
—¿En serio? —Tony levantó una ceja, mientras contraía su entrada al rededor del miembro del icono de América, sólo para dar énfasis a su punto.
—Me refiero a que vayamos a cenar, a pasear o al cine, conozcámonos un poco más fuera de estas paredes.
—Eso suena bien, solo te pido, ten un poco de paciencia, ¿si?, me han dicho varias veces que soy un desastre y...
Steve lo interrumpió con un apasionado beso.
—No quiero que digas nada negativo sobre tu persona y menos delante de mi, tu, no tienes ni idea de lo que eres, pero yo me encargaré de demostrártelo.
—De acuerdo, por cierto, lo siento, no debí haberme aprovechado de tu pasado para extorsionarte, fue una bajeza de mi parte.
—No te preocupes, la verdad es que al descubrirme, me diste la vía perfecta para meterme dentro de tus pantalones sin mucho esfuerzo.
Tony lo miro totalmente sorprendido, desarmado por su confesión y su actitud de chico malo, contrastando totalmente con la imagen de puritano que mostraba ante los demás.
—No pongas esa cara, que bien que ese era tu objetivo—Sonrió Steve besándolo nuevamente.
—La verdad es que me sorprendí, de todas las cosas que podía encontrarme es esta vida, nunca esperé encontrarme con tus videos pornográficos, los cuales son muy excitantes, déjame decirte.
Steve sonrió de forma triste, demostrando que su teoría sobre Robert Evans era la correcta.
—Me alegra que te guste mi filmografía, por un tiempo no estuve orgulloso de mi trabajo, pero, luego pude reconciliarme con esa etapa, ya que lo hice por una buena causa, Lo hice por...
—No quiero saberlo—Tony lo abrazó y besó su cuello.
—¿Por que no?—se extrañó Steve y se sintió un tanto herido.
—Porque de seguro tuviste una razón bastante noble para hacerlo y no quiero sentir culpa por haber extorsionado por un poco de sexo salvaje a un Ángel del señor.
La carcajada ronca que Steve dejó escapar alivió un poco el ambiente.
—Solo un poco de sexo salvaje, ¿eh?, ya te daré yo un poco más.
Mierda.
Fue lo último que se le pasó por la cabeza a Tony antes de ser absorbido por más que un poco de sexo salvaje.
[•••]
Tony llegaba de una misión en solitario en el lejano oriente, por lo que no había tenido mucho tiempo de saber los último acontecimientos suscitados en la última semana.
Al llegar a la base para presentar su informe— entre otras cosas al líder de su equipo— no le pareció extraño que sus compañeros lo observaran con desaprobación ni que los demás agentes lo miren con deseo, pero, las risillas tontas y los cuchicheos que se daban al verlo pasar, eso si le pareció curioso.
—¡Stark! —gritó Fury haciendo honor a su nombre.
—Yo no fui—Tony levantó sus manos a modo de rendición.
—Esto se va a poner bueno—susurró Clint con picardía.
—Claro que fuiste tú, ya no eres una simple figura pública, ahora eres parte de un equipo encargado de la protección del mundo y como tal, debes mantener tu vida privada dentro de tu habitación.
—Yo recién llego, mi querido parchecito, por lo que no tengo idea de lo que hablas—Dijo aburrido.
—Hablo de que un vídeo tuyo no apto para menores lleva circulando por los medios más tiempo del necesario y están haciendo añicos a esta organización por eso.
—Oh, vamos, Fury, hay videos infinitos de mi en las redes, de seguro es uno antiguo.
—No es antiguo—Entró Natasha con Steve detrás de ella, quien tenía una expresión mortal en su rostro—No llevas ni ocho horas aquí y ya estas causando problemas.
Tony se devanaba los sesos intentando recordar qué había hecho antes de estar en una relación formal con Steve, pero no recordó nada y menos el haber hecho algo adúltero, al menos no sin él.
—Imposible, me he comportado como una mansa paloma en el último tiempo.
Nick Fury se hartó de eso y encendió la televisión, en donde por suerte estaban pasando un programa de chismes nocturno.
"Y lo prometido, es deuda—anunció la presentadora—aquí les pasamos el video completo de nuestro héroe favorito con su amante de turno"
La imagen de Tony, siendo arrinconado contra un auto, para luego ser besado a lo salvaje por un hombre rubio mas alto y más ancho de cuerpo que él aparecieron al instante.
Las manos de su rubio acompañante no tenían suficiente con acariciarlo por encima de la ropa, por lo que lo fue desvistiendo allí en plena calle, el video estaba un poco oscuro, por lo que no se veía el rostro de su amante, hasta que un auto—que de seguro ni cuenta se dieron —pasó por allí y los alumbró del todo.
Todos los presentes voltearon a ver a Steve—quien se había puesto al lado de Tony— con una expresión de genuina sorpresa, mientras que Tony boqueaba como un pez.
—¡¿Como en el infierno ustedes dos terminaron protagonizando un video tan subido de tono?!—exclamó Clint.
—Capitán, usted si que no deja nada a la imaginación—sonrió Bruce al ver a Tony por primera vez sin habla y totalmente sonrojado.
—Por la forma tan ruda en la que Steve mete a Tony al auto, nos deja muy claro quien es el pasivo—Sonrió con picardía Bucky.
—¿Amigo, en serio el pasivo? —preguntó Rhodey
—¡Bueno, ya!—exclamó Steve—la vida privada de mi novio y la mía, no es asunto suyo, si no hay nada más que decir, nos retiramos.
Sin decir nada más tomó a Tony y se lo llevó de allí. El castaño vio sus manos unidas y estuvo a punto de soltarse tras sentir las miradas desaprobatorias y los cuchicheos, pero Steve lo sostuvo más cerca.
Eso fue todo para que los miedos de Tony se calmaran.
Por lo que entró en confianza y se abrazó a él, metiendo una de sus manos en el bolsillo de su trasero, ambos salieron como los dos tontos enamorados que son de las instalaciones de S.H.I.E.L.D.
Al encontrar aquel vídeo porno de Steve, Tony pensó que había encontrado el Santo Grial, al final no solo encontró algo de valor incalculable, sino también, consiguió al amor de su vida y con el tiempo, el futuro padre de sus hijos.
ESTÁS LEYENDO
One Shots Stony y Más
FanfictionCompendio de One Shots de las parejas de Marvel de mi prelidección.