—Los Starks, somos especiales...
Comenzó a decir su padre, en aquel momento, él no lo entendía debido a que era muy pequeño, en ese momento lo único que quería era salir a jugar y probar el nuevo postre que Jarvis había cocinado especialmente para él.
Además, esa charla era más dirigida a su hermano mayor que, por ese entonces tenía dieciséis años, él aún era muy pequeñito como para recibir la gran charla de parte de su papi.
—Anthony, presta atención. —su padre lo reprendió ligeramente, conocedor del déficit de atención que su hijo menor presentaba.
—Padre, déjalo, él aún es muy pequeño para escuchar esto—su hermano mayor se levantó de su asiento y se acercó al suyo, tomándolo en brazos—quieres ir a ver televisión y comer lo que Jarvis te preparó, ¿verdad?
—Si—el pequeño asintió efusivamente.
—Bien, ve y guárdame un poco—le dio un sonoro beso en su mejilla regordeta provocando su hermosa risa, antes de soltarlo y ver como salía corriendo del despacho de su padre.
Los Starks son especiales.
No supo lo que realmente significaba esa frase hasta que le llegó a él la hora de recibir prematuramente la charla con solo once años, al descubrir a su padre siendo consolado por su madre y por Jarvis, quien, en un acto de amor y dolor, le dio un profundo beso en los labios, su padre se aferró a él como si la vida se le fuera. Y en cierto modo, así había sido.
Los seres humanos nacían con la promesa de encontrar en algún momento de sus vidas a sus destinados, sus almas gemelas. Pero, los Starks eran especiales, no solo porque los varones tengan la capacidad de engendrar vida dentro de si mismos, sino también por el hecho de tener dos destinados. Cualquiera diría que el destino había sido generoso con su familia, pero, no era así.
Vivían en constante peligro, sus mentes brillantes y sus otras características los hacían el blanco perfecto para las organizaciones criminales que querían ascender al poder. Una de esas organizaciones le habían arrebatado a los destinados de su amado hermano y, por consiguiente, a él también.
—Los Starks somos especiales—Decía su padre, mientras lo sentaba en su regazo y lo abrazaba de cerca, con las lágrimas atascadas en su garganta— el destino, nos dio la oportunidad de tener dos compañeros de vida, dos destinados, dos personas que nos amarán con fervor hasta la muerte y a cambio, nosotros nos daremos a ellas en cuerpo, mente, alma y corazón. Tal y como tu hermano se dio a sus destinados, tal como yo me entregue a María y a Jarvis, tu madre, tuvo a tu hermano y yo, te tuve a ti, tu también, algún día tendrás tus propios hijos y serás muy feliz. Recuerda que, siempre deberás amar a tus compañeros y a sus hijos por encima de todo y, por supuesto los protegerás incluso de ti mismo. Promételo.
—Lo prometo, papá.
Con el corazón pesado, le dio un abrazo a su padre y un beso en la mejilla y ambos se quedaron así, abrazados, llorando la irreparable pérdida de su hermano y sus destinados.
Tiempo después, la organización criminal, la misma que le había arrebatado a su hermano, le quitó a sus padres. El golpe fue terrible para él y mortal para Jarvis, quien, solo respiraba por protegerlo a él, hasta que se hizo lo suficientemente mayor para hacerse cargo de su vida y del patrimonio familiar. Todo esto era muy duro para él, perder a Jarvis lo sumergiría en un mundo de depresión y angustia, pero, no podía seguir viéndolo sufrir, tendría que dejarlo ir.
—Está bien, Jar, yo estaré bien, te lo juro—murmuraba al oído del hombre mientras se acurrucaba en su cama de hospital.
—No... Yo tengo que...
—Está bien, está bien, es tiempo de que veas a mamá y a papá, yo estaré bien, te lo juro, gracias por todo, te quiero, padre—le dio un beso en la frente, antes de sentir los brazos del hombre envueltos a su alrededor deslizarse de su cuerpo, sintiendo como su último aliento, transformado en un "te quiero hijo" flotaba en la habitación.
Tras el funeral del último de sus padres, al fin Tony Stark se derrumbó y con lágrimas amargas saliendo de sus ojos y con una botella de Whisky entre sus manos, se juró que él nunca pasaría por un dolor así, en aquel momento, el joven se juró que nunca amaría a nadie y menos a sus destinados. Pero lo que él no sabía, es que al destino, le importaba muy poco lo que él quisiera o jurara.
[•••]
—Señor, al parecer, un semidiós con buen gusto para vestir está atacando Berlín y el Director Fury necesita de sus habilidades.
Tony levantó una ceja y sonrió de lado, ciertamente emocionado.
—Bien Jarvis, ya sabes que hacer.
—Si, señor.
Con la ayuda de su I.A. se enfundó en el traje del Hombre de Hierro y partió hacia la diversión. En cuanto llegó, él y su nuevo equipo se hicieron cargo, demasiado fácil para su gusto, lo cual quería decir que su malvado villano tenía un As bajo la manga, deberían ir con cuidado si querían salir vivos de esta.
Entonces, una vez la adrenalina de la batalla dejó su sistema, lo sintió. Primero, tuvo una sensación extraña, luego, un cosquilleo en su vientre, su corazón comenzó a latir con fuerza mientras que su cuerpo temblaba ligeramente. Sintió que los bellos de su nuca se erizaban, señal inequívoca de que alguien había puesto sus ojos directamente en él.
Cuando giró para enfrentarse a aquella presencia, se encontró con los ojos más azules que había visto nunca, aquellos que, debido a la oscuridad de la noche y el fragor de la batalla no pudo apreciar.
No podía ser, el héroe de su infancia, su modelo a seguir, era nada más y nada menos que su pareja destinada. Una de ellas.
Lo vio acercarse y estirar una de sus manos hacía él.
—Eres tú... —Susurró emocionado Steve.
El corazón de Tony latió con fuerza y, por inercia levantó su mano en pos de coger la contraria.
Para conectar, solo bastaba con el contacto piel a piel para confirmar que era aquel a quien estaba destinado, estaban a escasos centímetros de su objetivo cuando Tony recordó su historia familiar y aquella promesa hecha hace tanto tiempo atrás. Debía protegerlo, incluso de si mismo. No debía amarlo, nuca.
—No—Tony negó y retiró su mano de inmediato, alejándose de él lo más que podía, mientras resolvían la amenaza de Loki.
Una vez solucionado ese tema y tras casi perder la vida en el intento. Cualquiera pensaría que se lanzaría directamente a los brazos de su destinado, pero no fue así. No importa cuanto luchó Steve por entablar una relación por lo menos amical con él, ya que, por el hecho de ser destinados, no quería decir que el amor iba a estar ahí al instante; como toda relación, debían cultivarla para que el amor floreciera, aunque, la atracción sexual siempre era un plus.
Tony, cegado por su promesa, se negó en banda, erigiendo un muro impenetrable entre los dos, dejando bien en claro que solo tendrían una relación laboral. ¿El problema?, los detalles que Steve tenía para con él lo estaban enamorando.
Un día, comenzaron a llegar a su oficina y a su casa distintos tipos de flores y regalos, los cuales eran sencillos, pero se notaban la dedicación con los que habían sido creados, siempre acompañados de un poema, alabando su belleza masculina.
Tony no quería caer, pero, un día, un relicario en forma de su reactor arc que llevaba en el pecho, con la foto de su familia llegó a sus manos con la frase, "No hay nada más valioso que la familia y quiero que tu y yo seamos eso, una familia tan hermosa como esta". Aquel detalle lo hizo flaquear por un momento, a punto de tirarse a sus brazos, hasta que vio la sonrisa de sus padres y la de su hermano. No, debía mantenerse firme, no podía condenar a Steve a tal destino.
—Tony, por favor, estuviste a punto de morir a manos de un terrorista y luego de Ultron, lo que yo siento por ti es verdadero, ¿Cuanto más tendremos que pasar para que te des cuenta de eso?— suplicaba Steve.
—No sé de lo que estas hablando—Tony mantenía su mirada fija en un punto a través de la ventana de la habitación de hospital que le habían asignado.
—No me vengas con eso, Stark, tu y yo somos destinados, tu eres mi otra mitad y te amo con toda el alma...
—Pues, yo no te amo, Rogers, yo no siento nada por ti, entiéndelo de una jodida vez—espetó con dureza mientras giraba el rostro para observarlo.
Steve no soportó aquella actitud, sintiendo que su corazón se rompía ante la dura mirada del hombre al que amaba.
—Entonces es cierto—susurró el soldado con tristeza—yo, no soy lo suficientemente bueno para ti, soy tan poca cosa que no eres capaz de amarme.
Tony se quería morir por el dolor que veía en el rostro de Steve, quería gritarle que todos aquellos comentarios mal intencionados de la gente y la prensa eran mentira, quería gritarle que lo amaba más que a su propia vida, pero, no dijo nada, se quedó en silencio, esperando que con eso, él se quedara con esas falsas suposiciones.
—Entiendo, no volveré a molestarte, espero y tengas una buena vida, Señor Stark.
Steve lo dejó sólo, esperó hasta que este se fuera para lanzar el grito desgarrador que pugnaba por salir de su herido pecho. Prometió protegerlo, incluso de si mismo y eso era lo que haría, aunque en el proceso, se pierda a si mismo.
[•••]
Los días y los meses pasaron en una vorágine de reuniones de trabajo y tratando de mantenerse con vida, la cual, había sido amenazada nuevamente. Se había alejado un tiempo de los Vengadores con el afán de mantenerse lejos de Steve y no delatarse ante él.
Pero, el destino los había vuelto a juntar tras un accidente en una de las misiones que él lideraba junto a su nuevo equipo.
Lo habían llamado a él para que tratara de persuadir a Steve para que firmara el acuerdo de registro de los súper humanos tras haber hecho un desastre al ayudar a su amigo James Barnes, alias El Soldado de Invierno, la versión oscura del Capitán América que Hydra había creado para azotar a la humanidad.
—Te miro y a veces siento unas ganas inmensas de romperte todos tus perfectos dientes—Soltó Tony, habían tenido la misma discusión desde hacía varios días atrás.
Entendía que no quisiera firmar los acuerdos, pero, meterse de cabeza en una lucha contra el gobierno para salvar a un criminal por más que sea su amigo y que esté bajo dominio mental, era demasiado.
Steve tuvo el descaro de sonreírle, de manera que le hacia temblar las piernas.
—Adelante, bien sabes que puedes intentarlo.
—Rogers, esto no es un juego, no se trata solamente de ti, se trata de proteger lo que hemos creado.
—¿Crees que una forma de protegerlos es revelando nuestras identidades? No lo creo.
—¡Sabes que no es solamente eso, hemos tenido esta misma discusión una semana entera!
—Y te voy a decir exactamente lo mismo, exponiendo los mismo argumentos que ya escuchaste.
Tony se cansó, cogió la carpeta con los papeles del acuerdo y los lanzó a la mesa frente a él.
—¡Firma los malditos acuerdos!
—¡No!— Steve se levantó de su asiento.
—¡¿Por qué?!
—¡Porque esta es la única manera que tengo para estar cerca de ti! —el silencio fue pesado entre ambos—porque, llevo dándote tiempo para que superes cualquier trauma que tengas con el compromiso para que finalmente me aceptes, porque llevo años amándote a distancia y si peleando contigo por algo es la única manera de entrar en tu vida, lo voy hacer.
Tony cerró los ojos ante tal declaración, dolorido porque Steve no lo hubiera olvidado, porque aún lo amara.
—Tu y yo, no podemos estar juntos, entiéndelo...
—¡No! — Steve se acercó y lo tomó por los brazos—entiéndelo tu de una vez, yo te amo, sin importar si somos destinados y, yo sé que tu también me amas, puedo sentirlo dentro de mi y lo noto en tus ojos que se llenan de lágrimas al verme, justo como ahora.
Tony cerro los ojos e intentó alejarse, pero Steve lo retuvo.
—Por favor, mi amor, por favor...
Steve se acercó con la intención de besarlo y dejar que el destino actuara, pero aquello nunca sucedió, la alarma comenzó a sonar dentro de las instalaciones del F.B.I.
Ambos salieron corriendo para encontrarse con el infierno, El Soldado del Invierno había despertado. Tony no se lo pensó dos veces y se enfrentó a él, el maldito golpeaba duro pero él también; durante la pelea, el soldado logró hacerse con una pistola e intentó disparar a quema ropa contra Tony, quien, a penas y logró cubrir su mano derecha con su armadura para coger el arma por el cañón y detener la bala que iba directo a su cabeza.
Rápidamente se la quitó y tomó la mano de metal del Soldado, doblándola hacia abajo y hacia afuera en una dolorosa llave. Por estar pendiente de su brazo metálico, olvidó el brazo de carne y hueso, el cuál se posicionó sobre su garganta, sobre su piel desnuda.
Tony gimió al reconocer la sensación que inundó su cuerpo, el cosquilleo en su vientre y su corazón acelerado no era solo por la batalla.
Lo había encontrado, su otro destinado.
El genio pudo ver como algo cambiaba en la mirada fría del Soldado, el reconocimiento y el dolor brillaron en aquellos ojos verdes mientras James Barnes volvía a la normalidad.
—Eres... Tu... Eres tú...—su mano buena viajó del cuello contrario a su rostro hermoso, el cual había magullado con sus propias manos—Lo siento, yo no quería... Yo no sabía... —Susurraba con horror.
—Está bien, está bien—intentaba calmarlo Tony, mientras se fundía en el más hermoso verde de sus ojos y se embebía de su apariencia.
El reconocimiento duró poco, ya que miembros del F.B.I y de S.H.I.E.L.D se apresuraban hacia ellos. Tony tomó su decisión—Vete.
—Ven conmigo—Susurró con terror James, temiendo no volver a verlo, lo pegó a su cuerpo para abrazarlo con fuerza.
—No puedo, debo quedarme aquí para protegerte, vete.
—No te dejaré, ven conmigo, por favor.
—Por favor, vete— tomó su rostro entre sus manos—si te atrapan te mataran y no podré hacer nada, juro que te buscaré, te doy mi palabra, pero por favor, vete.
Tony suplicó con lágrimas amargas surcando su rostro. James no soportó verlo así y lo besó en los labios de forma arrasadora, saqueando su boca como de un saqueador de tumbas se tratara, con el mismo fervor e ímpetu.
—Ven por mi, de lo contrario, yo vendré por ti. —con esa amenaza salió corriendo lejos de él y sus captores.
—Tony, que demo... —Steve llegó en ese momento para ver a su mejor amigo besando a Tony. Furioso, lo tomó del brazo y lo giró para enfrentarlo, topándose con el rostro del genio surcado en lágrimas con la expresión de dolor más desgarradora que le hubiera visto nunca a alguien.
—Mi problema no es de compromiso, mi problema son ustedes.
Steve no lo soportó y tomó su rostro entre sus manos, tratando de limpiar sus lágrimas, recordando aquella charla que había tenido con Howard hace tanto tiempo ya. Ambos gimieron cuando sus pieles estuvieron en contacto directo, reconociéndose al fin.
—Él es... —Tony asintió.
—Ve con él, protégelo, protégete tu, te prometo que yo los buscaré después.
—Júralo—Steve no se iba a perder esta oportunidad de arrancarle este juramento a Tony, sabía que era un hombre de palabra y lo que prometía, lo cumplía.
—Lo juro por lo que más amo, que eres tu—tras aquellas palabras, Tony cubrió sus labios con el propio, sintiendo por primera vez la dulzura de aquellos labios rojos.—Vete...
Murmuró una vez rompió el beso.
Steve asintió y salió corriendo detrás de James, dejando a Tony totalmente destrozado.
[•••]
Había pasado poco más de seis meses y Tony no había dado señales de querer acercarse a ellos, a pesar de la comunicación que mantenía con James. No lo culpaba, ya que, tras haber escapado con él y haber irrumpido en La Balsa para sacar a sus compañeros, la vigilancia hacia Tony había aumentado.
Por lo que, si él hiciera el simple intento de encontrarlos los atraparían y quería creer que Tony no los buscaba de forma proactiva porque quería protegerlos. Pero aún así, dolía su ausencia y más si mantenía una comunicación secreta con James y no con él; lo entendía, porque quería conocer mejor a su pareja, pero, aún así dolía el hecho de que nunca solicitó hablar con él.
—Hey
—Hey—Saludó Steve a su amigo, sin lograr evitar la amargura en su voz—¿como te fue anoche?
James lo miró por un instante antes de sentarse a su lado, lo conocía desde hace una vida y, a pesar de su separación y por todo lo que ambos habían pasado, su esencia no la habían perdido. Por lo que sabría en un instante cuando estaba molesto por algo.
—Bien, Tony suele ser muy comunicativo cuando le hablo en ruso, al parecer, le gusta—se encogió de hombros de forma desinteresada, viendo de reojo como el cuerpo de su amigo se tensaba y encajaba la mandíbula—Preguntó por ti.
—Que bueno, aunque hubiera sido mejor que quisiera hablar conmigo en vez de solo contigo.
Bingo.
—No hace otra cosa más que preguntar por ti, Steve y sí quiere hablar contigo, pero, teme que al escucharte, mande todo al diablo y venga por nosotros.
—¿En serio? —preguntó esperanzado.
—Si, siempre me dice cuanto te ama y te extraña y que quisiera desesperadamente hablar contigo, pero de momento, no puede, es más fácil hablar conmigo debido a que no me ama igual que a ti.
Steve escuchó el tono triste en la voz de su amigo, había sido tonto al creer que Tony no lo quería una vez, y ahora volvía a ser un tonto al pensar que solo quería a James.
—Ten paciencia, Tony llegará a amarte con la misma intensidad con la que me ama a mi, ni más ni menos, él dará su vida por nosotros, así como nosotros la daremos por él.—Steve tomó la mano de James en señal de confort, el soldado sonrió, ya que había logrado que su amigo entendiera que Tony los amaba a los dos por igual.
—Tienes razón, ahora dime, ¿él es un hombre de palabra?
—Vaya que si.—respondió, recordando como lo había mantenida lejos de él.
—Entonces, vendrá por nosotros en algún momento.
—Si, no en un futuro próximo, pero él vendrá—Steve creía firmemente en eso.
—Bien, no tengo que temer el no volver a verlo, cuéntame más de él.
Steve sonrió, desde que James había recuperado su memoria y había vuelto a su personalidad habitual, no hacia otra cosa que preguntar cosas sobre Tony, quería saber todo sobre su pareja destinada, quería saber todo del hombre que salvó su mente.
—Ya te lo he dicho todo, Buck.
—No todo, no me has dicho como es él en la cama—La sonrisa de Steve se borró al instante—Quiero decir, lo poco que recuerdo, es que está bien constituido y es muy fuerte, diablos, tiene una derecha bellísima, aun siento como mi cerebro anda dando tumbos dentro de mi cráneo, digo, si pelea con tanta fuerza, es muy probable que sea un salvaje en la cama, además, es muy sexy y tiene una sonrisa de ensueño por las fotos que he visto de él y no hablemos de su voz, su voz es como lujuria líquida.
—Si, él es muy sexy, con una de sus sonrisas haría temblar hasta los guardas del Palacio de Buckingham y su voz, evoca los deseos más eróticos que alguien pueda tener.
—Eso sin duda, pero dime, ¿como es él en la cama?
Steve suspiró antes de responder.
—No lo sé, Buck, no sé cómo es Tony en la cama.
—¿Como es eso posible? —se extraño el soldado.
—Él y yo no hemos tenido intimidad.
James lo miró como si le hubiera crecido una segunda cabeza.
—Hombre, eso es imposible, se conocen desde hace años y no es como si no supieran que son destinados, además, a ti nunca se te ha escapado ninguna conquista, ni antes ni después del suero.
—Lo sé, créeme que lo sé, pero, Tony nunca permitió que me acercara lo suficiente para realizar mi jugada, en cuanto se dio cuenta que éramos destinados, erigió un muro entre nosotros casi impenetrable, hasta hace unos meses que nos besamos por primera vez.
—¿Por qué?
—No lo sé, creo que tiene que ver con su familia y con el hecho de que tenga dos destinados.
Ahora que lo pensaba mejor, Tony perdió a su hermano mayor cuando los destinados de éste murieron en un accidente mientras intentaban secuestrarlos, el dolor fue tan atroz que su hermano terminó por suicidarse, años después, sus padres murieron a manos de Hydra, su otro padre aguantó con vida lo suficiente hasta que Tony se hizo mayor. Quizá, pensaba que si los aceptaba, los perdería como perdió a su familia.
—Amigo, tienes que ir por él y hacerle ver que sea lo que sea que esté pensando, no pasará, que nosotros siempre estaremos ahí para él.
—Si, debo hacerle ver que lo que le pasó a su familia, no nos pasará a nosotros.
—Correcto, ve y hazlo sentir que no está solo y que nosotros siempre estaremos con él, es más, vamos.—James se levantó y le tendió la mano, la cual Steve le tendió sin dudar.
—¿En serio?
—Claro, ese pedazo de bombón no debe estar por más tiempo solo—Le guiñó un ojo mientras se dirigían a su habitación para coger lo que necesitarían para el viaje— te dejaré yacer con él por primera vez, pero, de inmediato, lo tendré yo.
—Eres incorregible, hombre.
Steve sonrió, definitivamente era bueno tener a Bucky de vuelta.
[•••]
Tony se encontraba dándose una ducha tras un largo día de reuniones y entrevistas para tratar de solucionar en algo la situación de sus compañeros de equipo que se habían opuesto a los tratados y seguido a Steve en la batalla que se desató después. Él no había participado, Ross lo había literalmente encadenado a una silla pensando que él tenía algo que ver con el ataque del Soldado de Invierno, ya que los vio mientras ambos se besaban.
Ese beso. Tony se mordió los labios mientras secaba su cuerpo desnudo con una toalla, se dirigió a su habitación tocando su labio inferior, sintiendo el cosquilleo en ellos aún después de tantos meses. Sonrió al ver una única flor de loto flotando plácidamente en un cuenco de cristal.
Días después de que escaparan, a su puerta comenzaron a llegar variedad de flores y detalles; sencillos, quizá para alguien que lo tenía todo, pero, de gran valor sentimental para alguien que a pesar de tenerlo todo, lo sabía apreciar. Cada detalle venía con un fragmento de alguna canción bonita, de esas antiguas que se podían dedicar al amor de tu vida, y las flores, venían con una tarjeta describiendo su significado, haciendo a su corazón latir.
Luego, le llegó un teléfono móvil, con el cual pasaba horas de horas hablando con su soldado, conociéndose; sonrió al recordar que algunas de ellas eran subidas de tono, pero le encantaban.
Sentirse amado y deseado por partida doble, lo tenia en las nubes, ciertamente James y Steve eran muy parecidos en cuanto a lo de cortejar se refería. El beso con Steve también fue mágico, aun podía sentir las cosquillas en su estómago y bajo vientre tras aquel beso, dejándolo deseoso de más.
Tan distraído estaba recordando a sus destinados, que no se percató de la presencia que se alzaba detrás de él en la oscuridad de su habitación, hasta que sintió unos dedos recorrer su espalda desnuda, salpicada aún por pequeñas gotas de agua que caían de su cabello. La corriente eléctrica producida por aquel toque hizo que no entrara en modo de combate, su cuerpo reconoció el tacto al instante.
—¿Como entraste...Steve?—se encargó de marcar con intensión su nombre, ya que, quería que supiera que a pesar de solo haberse tocado una vez, podía diferenciar su toque de James.
—Por el techo, curiosamente, esa zona estaba despejada—Steve posó su mano entera en medio de su espalda, sintiendo con placer la electricidad que había entre ambos al tocarse— es asombroso, tu piel es asombrosa, ¿Tu nunca envuelves una toalla al rededor de tus caderas para cubrirte?.
Era una pregunta tonta, pero su cerebro empezó a divagar ante la vista de su perfecto trasero.
—Estoy en mi habitación, no tengo la necesidad de cubrirme —Tony tembló ligeramente cuando Steve puso en movimiento su mano, bajando por su columna hasta rozar su cadera derecha, posando un dedo ligeramente en su glúteo— Steve, por favor...
—Shhh—El mencionado lo abrazó, haciéndolo temblar aún más cuando sus manos recorrieron su pecho hasta su abdomen en un sensual movimiento—no tengas miedo, mi amor, yo te amo más que a nada, te amo por sobre todas las cosas.
—Steve...
—Y, debes saber que nada ni nadie podrá alejarme de ti, no importa lo que pase, yo siempre estaré contigo.
—No lo entiendes—Tony se giró entre sus brazos, sus ojos se ampliaron al ver la poblada barba que cubría su rostro, deseó sentirla sobre su piel con ansias— Los Stark estamos...
No pudo decir en voz alta lo que llevaba atormentándolo por tanto tiempo, debido a que los labios insistentes de Steve se apoderaron de los suyos. El beso era exigente, pero dulce, sentir aquella barba contra su piel lo había puesto a mil, tanto que, se había humedecido al instante sin necesidad de juegos precios. El calor que sentía bajo sus manos amenazaba con quemarlo vivo si no aplacaba el ardor pronto.
—Nunca pienses eso, por favor, los Stark son maravillosos, tu eres maravilloso—Steve lo pegó más a su cuerpo, posando descaradamente sus grandes manos en su trasero, arrancando un gemido necesitado de su amor— Por favor, déjame demostrarte lo especial que eres, déjame compensar a tu piel y la mía por los años que perdimos por estar separados, a cambio, te juro que James y yo siempre estaremos contigo sin importar qué. Nunca te dejaremos.
—¿Lo juras?—tembló Tony, a punto de caer.
—Te lo juro por mi vida, que eres tu.
Steve se apoderó nuevamente de sus labios, mientras, con un suspiro de derrota, Tony comenzaba a despojarlo de la ropa. Ambos soltaron un agónico gemido cuando sus pieles se tocaron, retrocedieron hasta la cama entre besos apasionados y caricias no aptas para el público, cayendo entrelazados en ella con un elegante movimiento.
Sin pensarlo dos veces, Tony se abrió para Steve; sentirlo dentro suyo le resultó igual a tocar una supernova con las manos desnudas, sintiendo como sus almas se unían en un lazo inmortal.
—Puedo sentirte—Susurró Tony mientras Steve se movía sensualmente dentro de él, el ondular de sus caderas se hacía cada vez más rápido y duro.
—Y yo a ti, mi amor—Steve susurró contra sus labios, escuchar los eróticos gemidos masculinos que dejaba salir Tony era como música celestial para sus oídos, excitándolo aún más.
—Dios, puedo sentirte —gimió Tony— puedo sentirlo a él también, está aquí.
Giró su rostro hacia el gran ventanal de su habitación, estirando una de sus manos, tratando de alcanzar aquella figura oscura que no podía ver por el reflejo de la luz de luna sobre su cuerpo.
—Si, vino por ti, ambos estamos aquí por ti. —respondió Steve emocionado, mientras se empujaba aún más rápido y más fuerte dentro de su pareja.
Tony cerró los ojos cuando una mano tomó la suya, sosteniéndolo firmemente mientras su cuerpo se perdía en el más maravilloso de los orgasmos que alguna vez alguien haya podido tener. Unió sus labios con los de Steve antes de que éste saliera de su interior con la promesa de tomarlo de nuevo aquella noche.
Por instinto, Tony se dio la vuelta en la cama, para encontrarse con James sentado en la misma, con la espalda apoyada en el cabecero, totalmente desnudo. De forma sensual, Stark se levantó y se montó sobre él, pasando lentamente sus manos por aquel magnífico cuerpo, poniéndole especial atención en su brazo metálico.
—Hola, soldado—Saludo, sintiendo la piel de su rostro libre de barba.
—Hola, Kotenok—Suspiró James casi al borde de las lágrimas ante tan magnífico espectáculo de hombre, que aún en la penumbra, podía brillar con luz propia.
—Te quitaste la barba y cortaste tu cabello—Acarició su cabello corto con reverencia— me gusta.
—Me alegra que te guste, pensé que era suficiente con que Steve tuviera pinta de vagabundo. —Sonrió cuando Tony soltó una risita, se deleitó con la suavidad de la piel de sus muslos y gimió audiblemente cuando sus dedos sostuvieron sus glúteos, palpando la semilla de Steve saliendo al exterior— esto es jodidamente sexy.
—Esta es tu oportunidad para cumplir con tus promesas hechas por teléfono, soldado.—jadeó Tony mientras se sentaba lentamente sobre la erección más que dispuesta de su pareja.
James no esperó y unió sus labios con los del amor de su vida como había soñado desde hacía meses y, tal como se lo imaginó, Tony era una bestia salvaje.
Montándolo con precisión, podía sentir el ondular no sólo de sus caderas, sino también de su cuerpo gracias a que lo sostenía de su cintura, ayudándolo a que bajara con más fuerza sobre su erección. Tony se abrazó a él como si la vida se le fuera en ello, acariciando y lamiendo sus pieles mutuamente. James lo besó cuando su cuerpo no soportó tanto placer y se dejó ir dentro de Tony, quien a si vez llegaba junto a él a su ansiado de devastador orgasmo, mientras sostenía la mano de Steve, sintiendo al fin, sus almas juntas en un lazo que ni la muerte podría romper.
[•••]
—Te amo, mi amor, eres el hombre de nuestros sueños—Susurró Steve.
—Te amo tanto, Kotenok, eres lo mejor de nuestra vida, nos basta solo una sonrisa tuya para alegrar nuestros días—Sonrió James.
—Si me amaran tanto, no me hubieran dejado.
—No lo hemos hecho, mi amor—Susurró con dolor Steve.
—Nosotros nunca te dejamos, siempre estaremos contigo—Prometió James.
—¿Papá?, ¿por qué no nos esperaste?
Tony se limpió rápidamente las lágrimas y puso su mejor sonrisa en su rostro.
—Quedamos en que vendríamos juntos.
Hoy, era el décimo quinto aniversario de la muerte de Steve y James, quienes habían perecido protegiendo a su familia de una amenaza intergaláctica. Ambos se sacrificaron sin pensarlo dos veces por su amor, por sus hijos y sus amigos, trayendo la paz al mundo una vez más. Aunque con ese acto de valentía, destruyera la vida de Tony por completo, teniendo que quedarse en tierra por sus hijos, quienes no soportarían una pérdida más.
—Lo se, pero, necesitaba un tiempo a solas, necesitaba pensar. —Respondió en tono cansado, echando de menos más que nunca a sus amados compañeros.
—¿Y en qué pensabas?—preguntó su hija, Morgan.
—En que los Stark somos especiales—sintió a su hija temblar mientras lo abrazaba, su hijo, Peter, se acercó a él también para abrazarlo, este momento era el más difícil de todos y ambos lo sabían.— somos especiales para llevar a nuestros compañeros a la tumba, esa es la maldición que pesa sobre nosotros.
Peter abrazó a su padre y hermana con fuerza, lamentando que su padre tuviera razón; ambos, al ser gemelos, estaban destinados a las mismas personas, a quienes encontraron cuando eran muy jóvenes y amaron con todo su ser, pero, a los perdieron el mismo día que perdieron a sus padres. Aquello por poco los mata a ambos de no ser por su papá, quien los ayudó y decidió quedarse con ellos en vez de seguir a sus padres, como le pasó a su tío, como le pasó a sus abuelos y a cada miembro de su familia. Ciertamente, los Stark eran especiales y, por eso, el destino les cobraba un alto precio por sus dones.
—Si tan solo me hubieran hecho caso, no hubieran perdido a Wade y a Matt.—Siguió Tony, sintiendo el dolor morder su alma.
—Quizá tengas razón— susurró Peter, besando a su padre en su canosa cabeza—pero, si te hubiéramos hecho caso de alejarnos de ellos, no tendríamos a Andrew ni a María.
—Además, —Continuó Morgan—creo que preferimos haber conocido el apasionante amor que ellos nos tuvieron, que no haberlo conocido nunca, o condenarnos a los cuatro a una vida miserable.
—Ya es miserable, ellos no están—rebatió Tony.
—Eso es mentira, ellos siempre están con nosotros—Peter tomó el rostro de su padre entre sus manos — tu puedes ver a nuestros padres en nosotros.
—Y nosotros, los vemos en nuestros hijos y los amamos con el alma, o es que, ¿tu no nos amas? —preguntó entristecida Morgan.
—Dios, ¿como dices eso?—Se horrorizó Tony —yo los amo más que a nada en mi vida, son mis hijos, sus hijos.
—Entonces, ahí lo tienes, ellos te aman, nosotros los amamos y te amamos, solo nos queda esperar hasta el momento en el que nos volvamos a encontrar, tengo fe en eso.
Tony asintió abrazado de sus hijos, sintiendo después de mucho tiempo que su dolor se aligeraba un poco. Dejó un beso en cada lápida, susurrando un te amo, sus hijos hicieron lo mismo con sus compañeros. Entonces, los tres se dirigieron de la mano a casa, en donde les esperaban el resto de su familia y los recuerdos de días más felices.
—Nunca lo olvides, te amamos por siempre. —Susurró el viento con las voces que conocían y jamás olvidarían.
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One Shots Stony y Más
Fiksi PenggemarCompendio de One Shots de las parejas de Marvel de mi prelidección.