Capítulo Uno.Hassan Halal

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Aunque resulte rocambolesco, conocí a Hassan Halal durante un secuestro. ¿Secuestro?. Sí, tal como leéis o incluyo ya sabréis. En mi infancia, fui secuestrada por Fiona Halal, la madre de Hassan y enemiga acérrima de mis padres aunque, en honor a la verdad, he de decir que durante el tiempo que duró mi captura, en ningún momento me faltó al respeto, ni me hizo daño. Al contrario fue amable y cariñosa e incluso se alegró de verme jugar con su hijo.

En ese momento de juegos infantiles y con el miedo a la muerte y al porvenir de su hijo, Fiona Halal, decidió entregar a su hijo a mi padre sabedora de que al menos tendría una vida feliz a nuestro lado.

¿Por qué se estas cosas?. Pues porque tengo un don. Extraño para algunos, normal para mí. Soy capaz de saber que piensan las personas, de comunicarme con ellos en sueños y de ver su futuro. Mi mayor suerte es que puedo decidir cuando o no ver las cosas y los pensamientos de Hassan eran terreno vetado para mí.

Desde muy pequeña sabía que Hassan sería mi marido, que me casaría con él y tendría hijos a su lado pero el destino parecía no darme mucha tregua en ese aspecto y empezaba a pensar si no me habría confundido en mi premonición.

-¿Vas a salir hoy?.

-Sí, he quedado con Laura para ir al cine.

-Parece que os lleváis muy bien últimamente, ¿no?.

-No creo que sea una relación muy duradera. Ella está de paso aquí y volverá a España al final de año.

-Has aprendido de papá a no tener relaciones serias.

-Papá, era peor que yo. Él no quedaba con la misma mujer más de dos veces-me guiñó un ojo-. ¿Tú te quedarás en casa?.

-Estudiando como siempre. Tengo exámenes la semana que viene.

-¿No has adivinado ya que aprobarás?.

-Lo he hecho pero el destino es cambiante, Hassan y no estudiar, implica suspender.

Me revolvió el pelo para salir de la casa y yo fuí de camino a la cocina pensativa. Escuchar hablar a Hassan sobre sus cambiantes novias me producía hambre, muchísima aunque tampoco era mayor problema. En casa de los Alfasi, todo era vegano, propuesta de mi queridísimo y ancestral tío Lazard quien a sus más de cien años aún seguía manteniéndose en pie y dándonos lecciones de vida. De él había sacado mi ilusión por ser médica.

-¿No habrá un trozo de pastel de chocolate por ahí verdad?.

-Está en proceso, Helen. Tu madre se comió ayer el último trozo.

-Es Esa época del mes-se encogió mi madre de hombros-. Algo bueno tiene que tener. ¿Una copa de vino?.

-¿Está tío Lazard  enterado de esto?-alcé la ceja-.

-Desde hace años sabe que tu padre esconde el buen vino en la despensa.

-¿Ah si?.

El bueno de mi padre preparaba pacientemente la tarta-mejor que nadie por cierto- pero se sobresaltó al saber que Lazard lo había pillado en su fechoría después de casi veinticinco años sabiéndose triunfante.

-También sabe que tu primo esconde chocolate.

-¿En serio?. Nada se le escapa al viejo Lazard.

-Y más que se calla-le dije-.Estará bien esa copa de vino.

-Nunca me acostumbraré a las cosas que ves, preciosa.

-Lo sé, papá-le dí un besito en la frente-.  Sé que lo intentas. No te preocupes.

Tomé mi copa de vino y mi trozo de bizcocho recién hecho y subí escaleras arriba hasta mi cuarto para seguir estudiando y tratar de quitarme de la cabeza que Hassan estaba con Laura en el cine.

Laura era bella, agradable e inteligente y amaba profundamente a Hassan. Este último era el único motivo que me impedía llevarme bien con ella aunque me tratase como a una hermana. De todos modos, había cosas que me hacían pensar que de un modo u otro, ellos acabarían juntos. Aunque Hassan me dijese lo contrario, aunque yo misma quisiese lo contrario.

-Buenas noches, empollona.

Mi medio hermano me saludaba desde la entrada de mi habitación. Seríamos familia, confidentes incluso pero él nunca entraba sin mi permiso.

-Buenas noches, Hassan. ¿Qué tal te ha ido?.

-Bien. En realidad hace casi una hora que he llegado  a casa pero quise tratar unos asuntos con papá.

-¿Soy demasiado indiscreta si te pregunto qué clase de asuntos?.

-Nada del otro mundo. El mes que viene me iré a vivir a San Sebastián.

-¿A España?. ¿No decías que lo tuyo con Laura no era serio?.

-No lo es pero su padre es dueño de un restaurante con dos estrellas michelín y me gustaría aprender las técnicas ahora que tengo la oportunidad.

Hassan adoraba cocinar, de hecho, estaba formándose como chef en la escuela de hostelería. Sabía que era du oportunidad, que País Vasco era cuna de la innovación culinaria en el mundo pero siendo egoísta, prefería mantener cerca a Hassan.

-¿Cuánto tiempo estarás allí?.

-Un par de años.

¿Un par de años?.

Volví a centrar mi vista en mis apuntes de medicina. El principal objetivo era que no me viese llorar. Estaba tan acostumbrada a su presencia, a su compañía que la idea de tenerlo lejos se me hacía demasiado difícil de llevar.

-Vendré a verte cada mes si hace falta.

Hassan se acercó a mí y me abrazó. El contacto con él me tranquilizaba en la mayoría de los casos pero no en aquel.

-No quiero que pierdas el tiempo viniendo a verme, Hassan.

-¿Perder el tiempo?. Eres mi hermana, Helen. No hay nadie más importante para mí que tú.

Sí, era su hermana pero, aunque no fuese de sangre, él nunca sería capaz de verme como algo más y eso, después de pasarse una vida amándolo, dolía.

¿Quizás mi premonición haya sido incierta?. ¿Será capaz de amarme algún día?.

Más que Hermanos((COMPLETA))#3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora