Capítulo Dieciséis. El Señor Jordi

3K 342 9
                                    

Me puse sobre él y sintiendo los rayos de la luna acariciando mi cuerpo desnudo como el terciopelo, volvimos a unirnos.

Tú que no eras para nada romántica....

¿Y qué pasa si ahora lo soy?.

Despertamos temprano en la mañana tras habernos quedado dormidos sobre la cama de rosas. Había sido una noche cálida, sin apenas brisa en la que disfrutamos de nuestra noche de bodas bebiendo cava mientras el agua acariciaba nuestros pies.

-Buenos días, esposa.

-Buenos días, profesor.

-¿Profesor?-alzó una ceja-.

-No estoy mintiendo, ¿verdad?.

Me reí al ver su cara de desconcierto.

-Estoy feliz de que seas mi marido, profesor.

-¿Esas tenemos?.

Me cogió en brazos y comenzó a caminar hacia la orilla del agua.

-¡Rubén!. ¡No irás a tirarme al agua!.

-Por supuesto que sí, doctora. ¿Crees qué las bromas el primer día de nuestro matrimonio son fáciles de disculpar?.

A pesar de parecer enfadado, luchaba interiormente por no reírse. Lo sabía por los hoyuelos que estaban a punto de aparecer en su cara.

-¿Sabes, profesor?. No me hace falta indagar en tus pensamientos para saber que estás a punto de reírte.

-Ya queda poco para que lo haga.

-¿Cómo?.

Me tiró al agua pero su propósito de darme una ducha temprana fue quizás un poco desastre pues rodeé su cintura con mis piernas haciéndole caer a la vez que yo. Fue cuando, empapados,  estallamos en risas sin causa aparente, hasta que la barriga nos dolió o un pescador que por allí deambulaba nos echó la bronca por estar asustando a los peces.

-Si vuestra intención es quedaros aquí unos días, os sugiero que aprendáis a callaros a no ser que pretendáis hacer ayuno.

-¿Quedarnos unos días?-pregunté-.

-Sí, Helen. El señor Jordi, como muy bien te ha informado, es el dueño de una pequeña casa que está en una cala cercana a esta. Me hubiese gustado ser yo quien te sorprendiese diciéndote que pasaríamos una semana en la isla pero no siempre las cosas son como uno quiere.

-Yo también habría podido pescar más. Cosas que pasan.

Jordi, el pescador se fue echando pestes por la playa con su caña de pescar a cuestas y una cesta cargado de peces. Me preguntaba a qué venía tanto mal humor si el día parecía haberle ido bien en lo referente a la pesca.

Miré a Rubén quien tenía la misma cara de circunstancia que yo. Nuestro casero no sólo nos había echado una bronca sino que también había estropeado la sorpresa. ¿Qué pasaría por la mente de aquel hombrecillo mayor de aparente fragilidad?.

-Pretendía anunciártelo de otra forma.

-Al fin y al cabo no dejará de ser una anécdota que podremos contar a nuestros familiares cuando decidamos anunciarles nuestra boda.

-Esto será poca cosa en comparanza con ese momento teniendo en cuenta que ninguno de nuestros padres sabe siquiera que somos pareja.

-Hadid lo sospecha pero él es el que menos me preocupa de todos. No obstante, ¿por qué no me enseñas esa casita en la que pasaremos la luna de miel?. Ahora es nuestro momento.

Más que Hermanos((COMPLETA))#3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora